Image: Adrià Julià

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Arte

Adrià Julià

"En Los Ángeles el arte está relegado a intereses estrictamente económicos"

19 noviembre, 2010 01:00

Adrià Julià

Es uno de los artistas españoles con más proyección internacional. Instalado en Los Ángeles, Adrià Julià ha hecho de las realidades imaginarias su sello distintivo. El próximo jueves inaugurará La Ruina del Habla en la galería Soledad Lorenzo de Madrid.

Se fue a Berlín antes de terminar la carrera de Bellas Artes en Barcelona y, tras cinco años allí, una beca lo llevó a Los Ángeles, su lugar de residencia desde hace una década. Aunque las muchas citas y proyectos de Adrià Julià (Barcelona, 1974) lo llevan a viajar continuamente. Desde Nueva York cuenta que deja unos meses la costa oeste para instalarse en Holanda, invitado a una residencia para artistas y donde ya tiene ideas en espera: "Continuaré el proyecto que empecé hace más de un año en Corea del Sur sobre una de las películas más caras de la historia de Hollywood que fracasó comercialmente. Recreaba la llegada del ejército americano a la bahía de Inchon con Laurence Olivier como general MacArthur. Mi intención es presentarlo en septiembre de 2011 en una exposición en Dublín".

Brasil es otra de las ciudades señaladas en el mapa profesional de Julià: "Además estoy trabajando sobre Límite, una película brasileña que rodó Mario Peixoto en 1931 con sólo 19 años. Me interesan todo tipo de mitologías y ficciones alrededor de esta producción, que el propio Peixoto creó durante años. Una de las más sorprendentes es la crítica publicada por el propio director en el principal periódico de São Paulo, pero con la firma de Sergei Eisenstein".

Escala en Madrid
Ese mismo interés por las lecturas secundarias que rozan la inventiva lo vemos en su último trabajo, Ruinas del Habla, que presenta en Madrid. También Brasil es el escenario de los dos vídeos que engloban el proyecto. El primero, reúne a un grupo de teatro universitario, varios historiadores y un descendiente de una familia de colonos con narraciones ligadas al intento de construir un falansterio, esa comunidad rural autosuficiente que sería el modelo de las futuras comunas hippies. El segundo filme, basado en un estudio de 2006, recoge fotografías de la fauna cercana a las localización de dicha colonia fourierista, con una cámara activada por sensor de movimiento. Aunque la idea es fotografiar los animales de la región, el resultado es la acumulación de fotografías de paisaje, con apenas animales.

El espacio de los actores
Además, una performance, con el inquietante título de El Capital, la Niña y la Política Aplicada del Apetito -nueva versión de la que realizó en la última Bienal de São Paulo- inaugurará, el próximo jueves 25, la exposición. "El proyecto trata de los efectos que tuvieron los proyectos de colonización del siglo XIX llevados a cabo por grupos de seguidores de Charles Fourier y su falansterio. La performance repara en una escena concreta de la película y tendrá lugar en varios espacios de la galería. Me interesa la relación del espacio físico ocupado por los actores y los espectadores con el cinematográfico", explica Julià.

-De hecho, siempre utiliza el lenguaje del cine...
-Me interesa el cine de una forma tridimensional, no como el 3D de Avatar, sino todo lo que conlleva la construcción de una imagen: el recorte de la escena, el encuadre y la posición de la cámara y su relación con el personaje, el objeto, el paisaje y el sonido. Ese momento es real, pero produce una ficción que, a su vez, ocasiona otra experiencia real, tanto individual como colectiva.

Ficciones documentadas
Todas las imágenes de sus vídeos y fotografías parten de una objetividad documental, pero pronto devienen un escenario artificial lleno de rituales metódicos, de un enigma casi perturbador. "Son ficciones documentadas", clarifica el artista. Puros ejercicios de tanteo entre realidad y ficción. Su acercamiento a la imagen del falansterio constata su afán por los lugares singulares, muchas veces vinculados al ocio, al sueño americano: "Trabajo con la memoria y las historias como herramientas que transforman las experiencias de un lugar. El sueño americano es un modelo que sigue mutando para mantener su capacidad de fascinación. También es un producto de gran impacto, que hay que abordar desde sus marcadas raíces europeas. No nos podemos desvincular de él".

-La sociedad ideal que deseaban Fourier y sus seguidores, basada en la cooperación y la libre circulación de las pasiones, nunca consiguió establecerse en rincón alguno. ¿Es su trabajo un canto a la utopía?
-Más que la utopía, me interesa cómo las palabras escritas por Fourier llevaron a diferentes grupos a aventurarse, a empezar algo nuevo. Sus experiencias se convirtieron en novelas, obras de teatro, libros de historia... Es un canto al poder de esas palabras, a las representaciones que activan otras acciones.

Noticias desde L.A. -Dicen de Los Ángeles que es la ciudad con más artistas y oportunidades. ¿Es así?¿O la crisis ha acabado con ese mito?
-Los Ángeles está en una situación muy crítica por la crisis del mercado inmobiliario. Creo que se ha llegado a la crisis del "plan maestro", la fórmula mágica que lo solucione todo. Me refiero a las grandes soluciones reduccionistas. Las ciudades cerradas, planeadas hasta el detalle, se están cayendo a pedazos, porque estar dentro ya no es sinónimo de privilegio, no es posible aislarse.

-Este año, participó del desembarco de L.A. en ARCO como "artistas de Los Ángeles" y acaba de recibir de California Community Foundation un premio por su trabajo en el contexto artístico de la ciudad. Ya es casi de allí... ¿Cómo ve el arte español desde esa distancia?
-El panorama está mal, el del arte y el de otras disciplinas, dentro y fuera de España. Aunque queda mucho por hacer, sorprenden ideas que surgen de España y que pasan desapercibidas. En Los Ángeles, el apoyo público es casi inexistente y eso deja al arte relegado al sector privado y a intereses estrictamente económicos.