Y los veinte poemas finalistas son:

Selene

Entre laberínticas pieles

amanecí sedienta

con un Minotauro caníbal de lágrimas.

Frida Roffe

Aroma a manojos de indulgencias

cuando las olas ahogan el destierro

del cíclope en busca de la muerte.

Marguerite

Se acabó la cadencia de la noche.

Una llamarada reside

en el corazón de la iguana.

Huracanblue

Tardes sin fin me forjaron

Placentas de sala a oscuras

Viviendo en permanente sesión continua

FerS

Romper el infinito

para en la grieta hallar

la raíz del horizonte.

Matriosko

Ancladas sandalias con alas

destilan lágrimas de herrumbre

en el silencio de las arenas movedizas.

Peibol

Pesadillas despeñadas de la bestia

siembran musgos de ilusiones cobalto

en la umbría límpida del abedul.

Pablo Cavero

El tiovivo silencia sus giros

El tiempo cae al sudor del vacío

La roca esculpe un manantial.

María José Viz Blanco

Aspira la raíz a ser vuelo rompiente

de hojas y ramas que la tierra guarda

en el cofre de la bruma.

Ana Marìa

Se desvanece el invierno. / La rosa de tu nombre brilla de nuevo / sobre un sombrero de ala ancha.

Sebastian Flyte

Es hora de desenterrar la hucha de oro bajo el olmo

Y recordar el vino que bebimos, las fresas que cominos

y aquellos cigarros turcos.

Iah

La bruma atraviesa a los cuerpos vacíos,

la oscuridad se hunde en las palabras

del tiempo taciturno.

Clementina Vidal

Vaho de lobo, destilas cristales

de olvido; desembocas en el fuego

sediento de un ángel vacío.

Pilar Alejos

Surca el destino la palma de sus manos.

Caminos, cicatrices de la metamorfosis

de su piel herida de futuro.

Hesicasmo Pérez

Buscando una salida a ese eterno laberinto,

enarbolando antorchas que señalan el camino,

ansiando encontrar el secreto del ave fénix.

Marta

Nube que se burla de la tiranía del horizonte,

gota que reniega de la tristeza de tu mejilla.

Siempre el eco, silencio de todas las cuerdas

Mari Carmen Pavón

Tras firmar el divorcio;

abrió la jaula del jilguero

y descansó en el bordillo de la acera.

Giulia

La vida, de pronto, es una danza de silencio y polvo

en el desván de las tardes felices

y las manzanas doradas

Blanche

El furor del crepúsculo abrasó la curva del día

con dedos de fuego

abrió en jirones su herrumbrosa seda

Silencio79

Con la crudeza de un parto

arrancas un lenguaje nuevo

y me defines.

Tema de la semana que viene: “Los cuerpos dorados”.