¡Buenos días!

Estuvieron muy cerca de ganar los siguientes poemas:

Sebastian

Cantemos la dicha del día en su cénit,

del oro eterno

que duele bajo los párpados vencidos

Me gusta mucho el tono celebratorio del poema, esa fiesta en el aire que nos toca en el “cénit” del día, con su magma interior que es “oro eterno”. Sin embargo, siempre hay un reverso “que duele bajo los párpados vencidos”. Claroscuros rotundos, elegancia serena.

Giulia

El desorden de mis cabellos ama el vuelo porque sí,

porque allá en lo alto el silencio azota

Y agosto es blanco

La sensualidad impresionista del poema se despereza sobre todo en el primer verso, gustoso en su manera de extenderse “porque sí”, antes de dar paso a versos con imágenes muy plásticas, con esa afirmación final que significa desde esa intensidad.

Vuelvelsurf

Escucho el estrépito de la sangre adolescente

el estruendo de la luz, del aire,

ese incendio que crece en tu cabello

Desde el comienzo este poema atrapa por su afirmación y por el campo de escucha que despliega, con esa concatenación de elementos atractivos que nos reclaman en la lectura, antes de llegar a ese estallido final que personaliza con inteligencia y pasión.

Pero el ganador es

Cordelia

Puedo ver de nuevo tus ojos

que eran como una carcajada azul

rompiendo en todas las playas

La personalización inicial, con su carga añadida de regreso, nos sitúa en un escenario con pasado en el que la evocación nos hace predisponernos positivamente en la lectura. Las imágenes son fantásticas, desde su sencillez, hacia una plenitud que sugiere y suena. Hay una seducción plástica y directa en ese “azul” que funda, articula y llena un mundo.

Tema de la semana: “Tornado”. Tenemos vendavales al acecho en la sombra que tiembla nuestros pasos. Tornados exteriores e interiores, casas que vuelan por encima de nosotros y nosotros volando dentro de nuestras casas, con nuestra soledad y todos los fantasmas que circulan en espirales de aire. Escribamos de esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres. Escribamos de todos esos tornados que nos cercan, que susurran a veces nuestros nombres y levantan la arena de los sueños, descubriendo lo poco que pesamos.