Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre las colas o, lo que es lo mismo, las hileras de personas que esperan su turno.

Y el ganador de la semana pasada, dedicada a la memoria, ha sido...: 

Círculos Concéntricos 

Saludó amablemente al nuevo inquilino, sin percatarse de que tenía ante sí a su primer amor, ese al que nunca había olvidado.

Una vida condicionada por la memoria de un amor imposible, falaz, contada en una línea y media. Un amor que se ha idealizado y por eso es inolvidable, porque no es verdad, el amor que se perdió y no fue y marcó para los restos la existencia de la persona protagonista. La idealización supone tergiversar la realidad y por tanto adornar la memoria con la mentira sustancial de la belleza eterna, intocable, sin conflicto. Después de los finales felices de las películas queda la vejez que no vemos, la convivencia compleja que no nos contarán, todos los conflictos solubles e irresolubles que vendrán. Y por eso la persona protagonista no puede reconocer a su primer amor, porque le resulta imposible ver la realidad, prefiere la coartada de lo imposible y ha llenado su memoria con una fantasía dolorosa pero también exculpatoria. El relato tiene además la dosis suficiente de ironía, gracias a ese adverbio, amablemente, que le da una pátina de alegre cotidianidad al texto.

Enhorabuena, Nuria Rubio, por el relato, sobresaliente, y por el premio. 

Otros micros, también muy buenos, pudieron haber ganado: 

Hilario 

Su marido tenía Alzheimer, pero en la cama seguía llamándola por el nombre de la otra.

Torivino

Al cumplir los ochenta empezó a recordar cada día de su vida desde el primero con detalle. Cuando llegó al primer día de colegio falleció.

Saludos cordiales