¿Qué libro tiene entre manos?

El Cancionero de obras de burlas provocantes a risa. Por supuesto, ni don Marcelino Menéndez Pelayo ni yo se lo recomendamos a nadie.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

Mil cosas. Algunos se caen solos de las manos porque dan sueño, galbana o, simplemente, nada.

¿Con qué personaje literario le gustaría tomarse un café?

Dudo entre don Juan Valera y Alexandre Kojève… aunque un paseo con Plutarco de la fuente Castalia a la gruta Coricia…

¿Recuerda el primer libro que leyó?

Sí. Lo leí sin entender nada. Fue La dama de las camelias. Lo abrí por la sencilla razón de que estaba en un lugar al que supuestamente los niños no podíamos llegar.

¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?

Papel. Me suelo poner en manos del libro, que sea él quien decida cómo se distorsiona mi tiempo.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambiara su manera de ver la vida.

Mi primer viaje a Bulgaria para inaugurar un congreso de tracología. Aún humeaban las ruinas del mausoleo de Dimitrov. Volví con el proyecto de una gran exposición en CaixaForum sobre el mundo tracio que no tardó en hacerse realidad.

¿Es bueno dudar de la escuela?

Es inevitable. Se trata de una causa noble pero imperfecta. Pero si subrayamos su nobleza, la reforzamos, y si subrayamos su imperfección, la debilitamos.

¿Por qué creemos que en educación todo lo innovador es mejor?

Porque hemos decidido correr detrás del viento; porque la inflación del sentido de lo posible nos ha ido menguado el sentido de lo real; porque confiamos más en lo nuevo que en lo bueno; porque la publicidad de las grandes compañías tecnológicas es muy buena y nos hace creer que el futuro es del color de sus planes estratégicos…

¿Con las ciberclases durante la pandemia la escuela se ha convertido en el parque de atracciones por excelencia?

La escuela se convierte en un parque de atracciones cuando preocupa más mantener activos a los alumnos que el residuo que esa actividad deja al pasar.

¿Estamos abusando de las redes en la escuela por encima de nuestras posibilidades?

Vivimos un momento de reflujo. Ya nadie ve en internet una tecnología de la liberación. Nuestra vulgaridad ha parasitado las redes.

¿España suspendería un examen de “Formación del espíritu crítico”? ¿Por qué?

Porque hemos relegado los contenidos creyendo, absurdamente, que se puede pensar sobre información ausente; porque es más fácil fomentar la opinión que el razonamiento y porque, en la práctica, solemos considerar crítico aquel pensamiento que coincide con el nuestro.

¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?

Si Shostakovich o Ravel son arte contemporáneo, me emociona profundamente.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

Ya la tengo: de Hugo Pratt. Pero no rechazaría ni cualquier cosa de Basquiat ni una crátera ática de figuras rojas.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

Me importa, porque soy ambicioso, y me sirve, porque me permite descubrir hasta qué punto mis preocupaciones son compartidas.

¿Le gusta España? Denos sus razones.

Sí, porque es el complemento natural de mi personalidad y me siento más en casa en Cádiz que en Burdeos; porque no hay aventura más romántica que la de España; porque como navarro sé que Navarra no conservaría sus fueros si formase parte de otro país. Y porque hay que apropiarse del azar para no dejar que se apropie de ti.

Dénos una idea para mejorar nuestra situación cultural.

Un día de silencio colectivo –de voces y aparatos– al año.