Y los veinte poemas finalistas son:

Huracanblue

El pez que nada escribiendo

Nombres sobre el temblor del agua

Colma de espinas el sueño de la rosa

Mari Carmen Pavón

Mientras el generoso pájaro canta

el salvaje campo nos habla de verdad

y yo mantengo la lealtad de la palabra

Soledad Cotesana

El tiempo se columpia

en la armonía

de los parques desiertos.

Bricolage

Asomarse al interior de una rosa

Y sorprender entre sus pétalos

El aroma espinoso de la tormenta.

Damiana Cisneros

¿Entenderás

cómo los oscuros desvanes de las nubes

huelen el zumbido de la luz?

Frida Roffe

La acuosa esfera sin fin

hogar de medusas infernales

alberga corrientes de alabastro.

Islandés

La aurora boreal acuna los fiordos

bajo mi luna de sangre

las perseidas cabalgan fugaces.

Linda Fernández

Un terremoto de palabras

se escucha en el aire hueco

de los cementerios.

lisa voraz

dialogan los destellos de las nubes

y agitan su lengua sobre la piel del lago

hasta diluir tu silueta en la raíz del vaso

Marta

No hay dolor en la cima perdida

calma su llanto la luz del viento

llueven pétalos sobre nuestra herida

La Marca Amarilla

Emergen enhiestas espigas doradas

orgullosas mártires que amamantarán

bajo el califato de la centenaria encina.

Pablo Cavero

En la duna polar un oasis de azafrán

jalea el silencio de la luna

citado por cometas astrales.

Medea

Me azotan azaleas contra la espalda

Estrangulo mis senos de marisma

Anochecida la plegaria en cicatrices de fango.

Crótalo

Fuimos búfalos en llamas devorados por el ansia,

Cabelleras desecadas en el cinto del apache,

Diligencias de metal esperando un año luz.

María José Viz Blanco

Mis manos se desatan al avistar

el sonido libre que salpica en lontananza.

La belleza barroca del paisaje.

Bradomín

El viento que me demora

no es finalidad en una piel dormida.

Es el argumento para un jardín sin hierba.

José Becerra Motriz

En el encierro está la noche

que va elevándose

como el vaquero en las montañas.

Domingo Angulo

Desde lejos, la sombra del árbol me hiere

El eco, me devuelve el grito de dolor

Dejando una huella imborrable en mi piel

Carlos Rutilo

Hay un vasto campo de ecos amarillos

en las desérticas caderas

que ahora las sombras anhelan tocar.

Juanjo Maíllo

Un sigiloso viento, huracán invisible,

robó los horizontes al alma desvalida

que transita desiertos huyendo de los muros.

Tema de la semana que viene: “Reencuentro”.