Hola, amigos. 

Hay una cosa que empaña o tuerce todo el debate político español: el exceso de emotividad. El debate político pivota en este país nuestro entre el twitter y las tertulias de televisión. La sociedad del espectáculo demanda radicalismos expresados con visceralidad, nada de reflexión serena, y es por eso que mucha información política resulta poco fiable: el bulo, también conocido por fake news, está a la orden del día y es la principal herramienta de trabajo de vivillos colocados en prensa, radio y televisión. Nosotros la semana que viene rendiremos tributo a la serenidad y la reflexión escribiendo sobre la clarividencia, amigos. O sea, la facultad de comprender y discernir claramente las cosas. A partir de lunes. 

Mientras tanto, veamos quiénes son los finalistas de la semana dedicada al título de los libros: 

Tramis 

Indeciso sobre el título de su novela, abrió el diccionario al azar. Los críticos todavía siguen elaborando teorías que conecten esa palabra con la trama.

Chavezmaya 

Comprendió que ya era un escritor superventas. En la portada de sus libros, su nombre aparecía mucho más grande que el título.

El amo

El autor tenía unos títulos tan buenos que a sus lectores no les importaba que escribiera siempre la misma novela.

Sheen Tate 

Por una vez su editor aceptó el título, pero lo invitó a sentarse con gesto serio: tenían que hablar del resto del libro.

Shington Nison 

«Vino solo». El autor esperaba que los lectores resolvieran la ambigüedad del título leyendo el libro, pero ninguno se adentraba tanto.

Olivia Harper 

Enfadado, pidió hablar con el librero. Había colocado su obra, “Éste no es un libro de autoayuda”, en la sección de Autoayuda.

Vargas 

Era la quinta vez consecutiva que toda la entrevista se centraba en defender la originalidad de su obra, “El mayordomo asesino”.

Xarel.lo

Le puso un título tan atractivo a la novela que la gente se agolpaba, durante horas, ante el escaparate de la librería.

Arranz 

Sus novelas “3” y “4” lograron tal éxito de ventas que su editor lo acabó convenciendo para que escribiera “1” y “2”.

Wanderlust 

Tenía dificultades para crear historias, pero era el mejor titulando. Su obra “Mil ochocientos títulos para tu futuro libro” fue un éxito.

Mosi 

Cuando la editorial le devolvió el original corregido, solo fue capaz de reconocer como suyo el título.

Ibra 

El futbolista estaba en un serio aprieto: quienes formaban la cola con “Mi vida” quizás le pedirían, además de la firma, una dedicatoria.

Bulme 

Mató a un alumno de su taller de escritura para obtener el texto de su novela. El título se la puso en la cárcel, tras acabar con un preso.

Celestina 

Desesperado, acudió a la pitonisa para que adivinara el título de su novela. Al día siguiente, volvió a que le predijera el primer capítulo.

Steimberg 

El escritor, autor de cuatro novelas sin título, era padre de un adolescente al que siempre llamaba hijo.

Novela 

Ella le recomendó una novela que le había gustado mucho; no se acordaba del título pero sí de que el asesino era el mayordomo.

Zapa 

Tenia un título tan hermoso y sugerente que nunca leyó aquel libro, en su vida había ya demasiadas promesas incumplidas.

Jengo 

Tras muchas cavilaciones, había dado por fin con el título perfecto para su primera novela. Ahora solo le faltaba escribirla.

La Marca Amarilla 

Leyó sólo un punto final pero el excelente título daba todo el sentido al nanorrelato.

El vizconde demediado 

Se le ocurrió un título perfecto para la novela. Y ya no logró acabar ni la primera frase porque nada de lo que escribía estaba a su altura.

Y uno, de regalo: 

Egoyo 

«Cómo superar tu egocentrismo», era el título que podía leerse en la portada, arrinconado bajo el enorme nombre del autor.

Para aparecer con nombre y apellidos si ganáis, escribid a cuenta140@elcultural.es

Saludos cordiales