El asesino amenazado (1927) de René Magritte

Son viajes ideales, viajes soñados, pero esta vez desde la ficción. Porque viajar es también un placer cuando se hace desde las páginas de un libro, la imagen sugerente de un cuadro, una fotografía, desde la butaca de un cine. Y así, nos vamos al Nueva York de Paul Auster, al Sáhara de El paciente inglés, al Cape Cod de Edward Hopper...

Una historia de detectives. Eso es tal vez lo que nos propone el pintor belga en su cuadro El asesino amenazado, y ese es el lugar al que viajaría yo este verano, a una novela de detectives pintada en dos dimensiones. Haría el viaje si se me permitiese, eso sí, mantener mi posición favorecida como mirón inadvertido, como espectador privilegiado de un teatrillo en el que todo ha sucedido ya, en el que todo parece estar a punto de precipitarse.



Mirar este cuadro es como asistir a una partida de cartas de pie, rodeando la mesa a nuestro antojo con una cerveza en la mano y escudriñando entre el rumor del bar los naipes de cada jugador: todas y cada una de las jugadas posibles están a nuestro alcance pero la partida será indescifrable. Tenemos al frío asesino dispuesto a escapar y detenido con altivez en un instante de deleite melómano (pero ¿quién es la víctima?, ¿cuál fue el móvil?, ¿adónde pretende escapar con su maleta?), tenemos a los perseguidores (¿movidos por la justicia?, ¿acaso por la venganza?, ¿o alguien creería que han venido a charlar?), y tenemos a los testigos (¿de verdad vieron algo?, ¿hace cuánto están ahí?, ¿serán trigo limpio?). Y allí me perdería, me pasaría el verano espiando a través de la mirilla esa estancia llena de interrogantes, llena de trampas, jugando a hacer predicciones infinitas. Esperando en vano y por eso con regocijo a que se apague la luz y caigan todos en las garras del tiempo y del relato.

Licenciado en Humanidades y doctor en Teoría de la Literatura, Robert Juan-Cantavella (Almazora, 1976) fue jefe de redacción de la revista cultural Lateral y coeditor de la revista literaria online The Barcelona Review. Su labor periodística se ha ampliado también al ámbito de la crítica literaria. Asimismo, ha traducido numerosos autores. Hoy en día es también profesor de escritura creativa en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés. Con un estilo entre lo irreverente, lo humorístico y lo pulp, se le considera uno de los autores más peculiares del panorama español. Ha sido incluido en múltiples antologías y ha escrito seis libros de narrativa: Otro (2001), Proust Fiction (2005), El Dorado (2008), Asesino Cósmico (2011), Y el cielo era una bestia (2014) y La realidad (2016).