Image: Jeff Koons: lo más de lo más

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Exposiciones

Jeff Koons: lo más de lo más

Jeff Koons

12 junio, 2015 02:00

Antigüedad 3, 2009-2011. © Jeff Koons

Museo Guggenheim. Avda. Abandoibarra, 2. Bilbao. Hasta el 27 de septiembre.

Hace unos días, Josean Arija, cocinero del Nerua, el restaurante del Guggenheim, se congratulaba de que la bilbaína fuera "la primera pinacoteca en entrar en la lista de los cien mejores restaurantes" que proclama cada año la revista especializada Restaurant. Llama la atención, desde luego, que Arija incidiera en lo de "la primera pinacoteca". Un lugar cuya primera preocupación debiera ser la difusión y conservación del arte, pero la dicha del cocinero no es sino la expresión de la transformación que ha sufrido el mundo del arte.

La situación actual es ésta y de nada sirve negarla. Pero sí reflexionar sobre ella. Y el Guggenheim trae como exposición estrella del verano, la retrospectiva de uno de los autores más adecuados para esa reflexión: Jeff Koons. Alguien a quien no podemos calificar de "controvertido", dado que su reconocimiento es general, pero sí de excesivo. Como afirma el historiador Scott Rothkopff en el catálogo publicado con motivo de la exposición, "Koons es lo más". A partir de ahí, que cada uno complete la frase con el adjetivo que más le guste.

Siempre he admirado su ironía, su punto cínico. Su capacidad de tensionar los fundamentos de la institución artística. Ahí tiene mérito

Siempre he admirado en Koons su ironía, su punto cínico. Su capacidad de tensionar los fundamentos de la institución artística. Y eso, en un mundo como el actual, curado ya de todos los espantos, tiene su mérito. Probablemente, todo empezó en la tienda de su padre, Henry Koons, en York, Pensilvania. En el catálogo aparece una foto de ella. Un salón abigarrado, con esos muebles que definen el gusto burgués americano, enmarcado en unos cortinones colgantes. Tapicería tipo chester en los muebles, una lámpara a cada lado de un rígido sofá y, sobre él, dos pequeños cuadros con una etiqueta en la parte inferior derecha que señala su precio. En la foto sólo se ven dos pequeños rectángulos blancos, pero su posición indica lo que son. Ahí, en esa foto, está todo lo que fundamenta su concepción del arte: la sociedad de masas, la idea de confort, la producción en serie, el convencionalismo... Y el precio, porque el dinero, la cotización de sus obras (es ¡el artista más caro de la historia!, no hay que olvidarlo) es uno de los elementos claves de su arte.

Koons deja pequeños a Warhol y a su admirado Dalí en este aspecto. Es consciente de las reglas que rigen el mercado y de que el arte (cierto arte) es un bien escaso y cada vez más demandado por un número creciente de coleccionistas que, además, tienen el dinero para comprarlo. De ahí a ser el artista más caro del mundo sólo hay un largo proceso especulativo y mediático en el que lo que de verdad importa es cómo de ricos son los ricos que quieren adquirir su obra.

Los tulipanes de Koons junto a la ría bilbaína

El Guggenheim plantea un recorrido cronológico por su obra, comenzando por las aspiradoras que le dieron fama mediática. Por aquel entonces, una revista de arte se planteaba cómo los coleccionistas podían pagar diez mil dólares por una aspiradora comprada por algo más de cien, y colocada en una urna de metacrilato con fluorescentes en la parte inferior. La evocación de Duchamp es inmediata y la transformación del significado del objeto, bastante clara: el valor que da la sociedad actual a lo nuevo, lo que jamás ha sido tocado. Por aquellos años, Madonna cantaba Like a Virgin.

A la serie New le sigue Equilibrium, en la que la ironía sube un peldaño más. Pelotas de baloncesto flotando en el agua de una pecera. ¿Sólo eso? Nooo. Cada una de ellas debe estar cuidadosamente colocada en un lugar concreto para cumplir con el título de la serie. Pero claro, las vibraciones de las pisadas de los visitantes hacen que se desplacen, la humedad relativa de la sala que el agua se evapore, y ésta puede verse contaminada a través del aire. Y de pronto, algo tan sencillo se convierte en un complejo problema para los conservadores del museo o la colección de turno, que tienen que revisar la obra a diario. No sólo compras una pecera con tres balones por una fortuna, sino que además te endeudas de por vida para su correcto mantenimiento. Lo mismo que Puppy, el simpático perro que guarda la casa Guggenheim desde su inauguración.

Y de ahí pasamos a Bubbles, la imagen de un Michael Jackson de delicada porcelana, con su mascota preferida. Jackson aparece en una enorme urna, como si fuera el espacio aséptico en el que le gustaba vivir. Made in Heaven, la serie que produjo con su entonces mujer, Cicciolina, es un punto más de esa tensión que crea siempre Koons en el mundo del arte: pornografía envasada como arte por mor de las instituciones, la del espacio artístico, la galería, y la del nuevo dios, el artista. Sus deliciosas esculturas, realizadas en acero inoxidable, cuidadosamente pulido, sin una raya, recorren la iconografía de una sociedad de consumo que Koons saquea sin piedad, desde sus héroes a los personajes que construyen el imaginario popular infantil y, en sus últimas obras, el del "arte clásico". La planta baja está dedicada a las obras que concluyen un periplo de 35 años, en las que el artista se interesa por el arte griego, pero sobre todo por las reproducciones de obras de arte griego clásico hechas por escultores romanos. ¿Apropiacionismo avant-la-lettre?