Cayetana Guillén Cuervo en el papel de Hedda Gabler

La actriz interpreta a Hedda Gabler, una de las últimas heroínas contemporáneas de Henrik Ibsen, en el Teatro María Guerrero

Los días de Cayetana Guillén Cuervo (Madrid, 1969) parecen tener más horas que las del resto. Actualmente compagina Versión española, su papel en la serie de televisión El Ministerio del Tiempo y encarna a Hedda Gabler en el teatro María Guerrero. Es la historia de una mujer inconformista en una sociedad en la que la felicidad de ellas dependía de la de los hombres. Con Hedda Gabler el dramaturgo culminaba su etapa más simbolista y ahora la llevan a los escenarios en una versión firmada por Yolanda Pallín y dirigida por Eduardo Vasco.



Pregunta.- Se mete en la piel de Hedda Gabler, ¿qué supone este papel?

Respuesta.- Es un reto muy grande porque es uno de personajes más complejos de Ibsen, dentro de que sus caracteres femeninos son conocidos precisamente por ser contradictorios. [Ibsen] Marca una época del teatro, sin ninguna duda, porque fue un revolucionario, un romántico, aunque sus actitudes no lo fueran lo era en su literatura. Es un personaje que se ha interpretado menos que Nora de Casa de muñecas precisamente por eso, por su oscuridad y complejidad y ponerte en su piel, intentar comprenderla y cargarla de razones es una aventura.



P.- El personaje, dicen, es uno de los más complejos de la historia del drama moderno. ¿Qué dificultades ha tenido para representarlo?

R.- Los actores siempre andamos buscando caminos en los que justificar a nuestros personajes y hay veces que realmente no se puede justificar las acciones cuando entran en un código, como Hedda, romántico, de transgresión constante. Hay que intentar más comprender que justificar, sin ninguna duda. Quisiera conseguir darle luz a las razones de Hedda frente a las actitudes de los otros personajes a través de su encierro, su claustrofobia y angustia para que los espectadores puedan entenderla. Hay algo que es la insatisfacción que todos podemos entender muy bien cada uno en su entorno y rincón del mundo. Es cuando en un momento dado empiezas a mirar alrededor y ves que no estás donde deseabas estar, que no has conquistado el lugar que crees que te va a hacer feliz. Entonces te empiezas a dar contra las paredes porque no tienes solución más que en tus propias decisiones. No puedes andar culpando al resto de tu infelicidad, que es lo que hace Hedda y lo que normalmente hacemos. Ante la culpa, si se puede llamar culpa, la responsabilidad es tuya y tienes que tomar decisiones para ir avanzando y, a veces, romper los esquemas que no son los establecidos. Ella no acepta el orden establecido y no la hace feliz. Es un arma en presente, lúcido e inteligente en ese orden establecido y a la hora de echar a volar destruye un poco lo que tiene alrededor y a ella misma, que es algo bastante habitual.



P.- Una actitud, por otro lado, bastante actual.

R.- Exactamente. Creo que vas culpando y haciendo daño al otro.



P.- Además muchas veces la culpa la tenemos nosotros mismos pero lo hacemos para, de alguna manera, justificarnos.

R.- Para quitarnos carga de culpa, efectivamente. Y una persona con amargura siempre está dando latigazos a los demás con su negatividad. A Hedda le pasa eso hasta que su inconformismo le explota a ella y a los demás. No es un ser hecho para conformarse y ese es su error, que intenta conformarse.



P.- Pero en realidad es muy inconformista. ¿Qué más es Hedda Gabler y qué intenta transmitirnos Ibsen a través de ella?

R.- Es inconformista, libre e inteligente. Lo que yo creo que intenta contar Ibsen es que no hay que encerrar a una mujer inteligente y lúcida, como se le encierra a lo largo de las generaciones con condicionantes sociales determinados de cada época, porque se convierte en un animal peligroso. Ibsen era un gran observador de la mujer y veía a mujeres muy capaces encerradas en unos condicionantes sociales inhabitables.



P.- Por otro lado, uno de los rasgos que caracterizan a Ibsen es el realismo. ¿Qué hay de esto en Hedda Gabler?

R.- Sí, en este caso es una de las últimas obras de su etapa más simbólica. Hay que entrar en el código romántico como espectador y como actor, si buscas solo un código realista te pierdes un poco y puedes no comprender determinadas cosas. Yo creo que hay que entrar en una metáfora de código romántico donde él suelta al personaje de Hedda y la deja anhelar ideales románticos y rincones que van más allá de la mediocridad que la rodea. Es esa búsqueda de un deseo que es más álgido y más complejo y que está por encima de lo que los demás te pueden dar.



P.- ¿Podría tratarse de un retrato de la sociedad machista en la que siempre se ha dejado a la mujer en segundo plano?

R.- Sí, es la heroína romántica más contemporánea de Ibsen y de los personajes más actuales. Fue una revolución en el XIX ahora creo que es contemporáneo, no revolucionario. Se pretendía o se esperaba que las mujeres fueran felices a través de ellos, de los trabajos de ellos o de una maternidad que ellas no deseaban pero ellos esperaban, ellas encerradas en casa esperando el fin de su jornada, el éxito y felicidad de él y la mujer como cualquier otro ser humano, si es capaz e inteligente tendrá que desarrollarse independientemente.



P.- Pero Hedda se casa con alguien a quien no quiere y decide actuar aunque nadie le hace caso. ¿Qué ocurre?

R.- Ella se deja llevar, es el análisis de que las acciones tienen consecuencias y que a veces nos vamos dejando llevar por lo que la vida nos va arrastrando y cuando te paras y te miras al espejo no te reconoces. La decisión de casarse con Jorge, que es un hombre estupendo, la ha tomado ella pero no es el hombre que puede hacerla feliz. Ella necesita admirar el talento, la brillantez a su lado. Digamos que vive intentando conformarse con el entorno pero luego recuerda quién era y revive, las alas empiezan a batir y aquello ya no vuelve a su orden.



P.- Hay quien dice que esta Hedda es la versión trágica de Nora de Casa de muñecas.

R.- Puede ser que si Nora no se hubiera ido hubiera terminado como Hedda. Hay una diferencia fundamental y es que Nora es madre y su portazo se aplaudió mucho pero hay que recordar que Nora abandonó a sus hijos. Hedda no quiere ser madre, lo cual es una de las grandes cosas que se le cuestionan, como actualmente a la mujer que decide no tener hijos. Son cuestiones que no se superan en la sociedad, si una mujer no quiere hijos se le mira con cierta extrañeza y se le carga de culpa de egoísmo. Por eso es más contemporánea, porque plantea ese tipo de cosas. Ibsen es capaz de destruir a sus personajes como individuos para salvar al ser humano, quiere arrojar luz sobre una necesidad de la mujer más imperiosa y más grande que es su libertad, independencia y capacidad de decisión aunque se equivoque. Para eso Nora abandona a sus hijos, Hedda destruye a quien tiene al lado y se acaba suicidando, etc. Son situaciones extremas para a dar a conocer situaciones cotidianas.



P.- No es la primera vez que trabaja con Eduardo Vasco. ¿Cómo es?

R.- Eduardo Vasco para mí es un pilar absoluto. Nos encontramos cuando estábamos construyendo El malentendido. Estamos levantando proyectos que son interesantes, grandes textos de la historia del teatro con una mirada contemporánea, limpia y honesta. Para mí es un regalo estar a su lado y con su equipo porque aprendo mucho.



P.- Además de actriz es la productora de la pieza y está en la televisión con El Ministerio del tiempo. ¿Por cuál de todas esas facetas se decanta?

R.- Me decanto por la interpretación, me gusta mucho más que conducir un programa. Pero ha sido mi manera de trabajar constantemente, estudié Periodismo y siempre me ha gustado mucho toda la vertiente de la comunicación en cualquier plano. Pero yo soy más feliz interpretando, ya sea en El Ministerio del Tiempo o en Hedda Gabler, pero proyectos interesantes.