Dolores Redondo ha convertido el valle del Baztán en escenario de novela negra

La escritora publica La ofrenda a la tormenta (Destino) y cierra así la Trilogía del Baztán, un fenómeno editorial que ha logrado más de 400.000 lectores.

Llegó a la aventura editorial por la puerta grande. Tras un libro de ficción a modo de ensayo general publicado en una pequeña editorial, Destino se fijó en su historia: una trilogía con trama policial hilvanada con viejas leyendas y tradiciones que aún siguen vivas en el valle del Baztán, lugar donde trascurre toda la acción. La primera novela de Dolores Redondo (San Sebastián, 1969), El guardián invisible, vendió 220.000 ejemplares y en ella planteaba ya unas historias y unos personajes que han mantenido a sus más fieles lectores en vilo hasta ahora. Era enero de 2013. Y hoy, casi dos años más tarde, publica la parte final de la Trilogía del Baztán, La ofrenda a la tormenta. Entre ambas, más de 400.000 lectores, seguidores de la inspectora Amaia Salazar, de la tía Engrasi, de Jonan Etxaide, del juez Markina, del inspector Montes... Hay novela gráfica de la primera parte y ha vendido los derechos de sus libros a 32 países. Atresmedia Cine junto con la productora Nadcon (artífice de series como Millennium o The Killing) preparan la película.



Pregunta.- Aterriza por fin en las librerías la esperada La ofrenda a la tormenta, se cierra así una trilogía de dos años, más de 1.500 páginas y miles de lectores detrás. ¿Cómo se siente?

Respuesta.- Satisfecha, contenta y muy agradecida por todo lo que está ocurriendo. Te das cuenda de que hay un trabajo, no sólo el mío, también el de muchos a mí alrededor, desde prensa, mi editora, mi agente, el diseñador de las portadas..., pero hay otra parte incontrolable que es en la que manda el lector. La trilogía estaba concebida así y ahora, en esta tercera entrega, hay una nota de autora en la que cuento el germen de la historia: una noticia real sobre el asesinato de un bebé a manos de una secta en Navarra, entregada por sus propios padres, como ocurre en el libro. Además, una trilogía no puede prolongarse en el tiempo demasiado, tenía la necesidad de sacarlo así de seguido porque es una historia única que yo misma tenía la necesidad de acabar y por el compromiso con el lector.



P.- Con esta tercera creo que ha superado el récord: 100.000 ejemplares en la primera semana. ¿Le dan vértigo semejantes cifras? ¿Se imaginaba algo así hace dos años?

R.- Por supuesto que dan vértigo porque detrás de cada libro hay en ocasiones varios lectores, son cifras extraordinarias. Lo soñé, porque hay que tener sueños para que se hagan realidad, acompañados de esfuerzo y de trabajo, pero no lo imaginaba.



P.- ¿Ha acusado la fórmula? ¿Hay cierto cansancio en la forma o en fondo?

R.- No todo lo contrario, tenía un importante compromiso hacia la historia que era germen de toda la trilogía. Con el tiempo ha ido creciendo la propia historia y mi pasión. En este sentido, la tercera entrega es la más emocional, en la que me he dejado más piel y alguna lágrima que otra.



P.- Los libros han venido muy seguidos, también porque desde el principio pensó en una trilogía, ¿se arrepiente de haberle puesto punto final?

R.- No, esta historia tenía que terminar aquí. El hecho de que acabe la trilogía no significa que acabe Amaia Salazar ni los personajes. En estos años he explorado otro tipo de delitos y víctimas que me apetece abordar. Volveré con Amaia Salazar, con la que en parte me identifico, porque llevo mucho tiempo conviviendo con ella y con los que la rodean.



P.- Además alguna cosa va a quedar pendiente...

R.- Efectivamente. Y me alegra que el lector lo sienta así porque era lo que buscaba. No sólo quería contar un crimen y su resolución, también quería que el lector terminase haciendo suyos los personajes, y que supiera que ninguno es blanco ni negro, que se mueven entre las razones y las pasiones, que todos han ido creciendo y adaptándose.



P.- ¿Habrá sorpresas en este tercer libro?

R.- Como en la vida misma, hay cosas que se desbaratan. El hilo conductor es la transgresión el propio ser humano que busca alcanzar su parte divina, pero esta idea tan prometeica se prostituye cuando es capaz de sacrificar una vida para llevarla a cabo. Habrá sorpresas.



P.- La tía Engrasi, la madre, Rosario, la propia Amaia, sus hermanas... el peso del matriarcado se nota desde la primera página pero al final del segundo libro nace Ibai, un niño, hijo único, sobrino único y nieto único… ¿Es un punto de inflexión en la trilogía?

R.- Sin duda en la vida el nacimiento del primer hijo es un punto de inflexión. Aunque en realidad he querido desmitificar la llegada de un hijo, es maravilloso en su suma pero también hay momentos de desesperación. Hay momentos críticos y los hijos no vienen a solucionar nada y llegan con lo bueno y con lo malo. Llegan con los cólicos, los pañales y las noches en vela, pero también con besos y sonrisas.



P.- ¿Qué otros momentos diría que marcan la historia?

R.- Desde luego el pasado de Amaia, el hecho de que ella misma es una víctima y que esto marca su compromiso con las demás víctimas, y su capacidad para anteponer otra investigación a la suya propia. Esto es en parte un homenaje a todos esos profesionales que durante años viven investigando y sin olvidar a una víctima que ha olvidado casi todo el mundo. La historia la marcan también las pequeñas cosas que conforman nuestra vida, las pequeñas mezquindades, los pequeños secretos que son las que le dan sentido.



P.- Cuando se escribe algo así, en tres partes, supongo que es complicado encontrar el equilibrio para darle al seguidor fiel y que conoce la historia novedades y a la vez poder atrapar al que llega a ella por primera vez, ¿Cómo lo ha conseguido?

R.- Es una acción que sucede en un lugar pequeño, un tipo de investigación muy concreta que gira en torno al mismo caso y por eso es posible volver sobre ciertas ideas y ciertos personajes. El hilo conductor es la comparación de estos asesinatos con las criaturas mitológicas que pueblan el valle y también la búsqueda de Amaia sobre su pasado.



P.- Y en cuanto a dificultades, ¿qué le ha resultado más difícil en la confección de la historia?

R.- Ha sido un placer, disfruto escribiendo y es lo que más me gusta hacer. Quizá las partes que tienen que ver con encuentros sexuales, hablar de algo tan propio sin usar las palabras que se han usado; hacer que sea especial sin que resulte chabacano. Creo que he salido al menos regularmente airosa... Y era difícil.



P.- ¿Habrá libro de Dolores Redondo en 2015?

R.- No creo que haya en 2015. Ahora tengo la oportunidad de ser yo la que lleve la novela a los lectores, verles, saber lo que han sentido y ¡darles un abrazo! Así estaré una temporada ¡32 editoriales de todo el mundo son muchas! Excepto Noruega, que está a punto de publicar la segunda, los demás países van por la primera. Reino Unido, Australia, EEUU, han comprado también los derechos y llegar al lector anglosajón es extraordinario, no suelen comprar literatura en castellano así que quiero poner atención y cuidado en la promoción. Y luego está la película. Yo no voy a participar en el guión pero sí en colaborar y revisar algunos aspectos.



P.- Pero algo está escribiendo. ¿Será otra novela negra?

R.- Será novela negra pero como la que escribo. No es sólo un crimen y su investigación, es una novela negra mestiza que me permite indagar en aspectos que me interesan y en los que voy a seguir buscando: el pasado, el futuro, los proyectos...