Sergio Peris-Mencheta en Lluvia constante. Foto: Sergio Enríquez-Nistal

El actor estrena Lluvia constante en los Teatros del Canal bajo la dirección de David Serrano y en compañía de Roberto Álamo.

Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 1975) aparca por un tiempo la dirección de escena para protagonizar junto a Roberto Álamo y bajo las órdenes de David Serrano, Lluvia constante, un texto de Keith Huff que, desde que se estreno en 2007, no ha parado de recibir halagos de la crítica allí donde se ha montado (en Broadway por ejemplo, con Hugh Jackman y Daniel Craig en los papeles principales). Ahora llega a los Teatros del Canal este thriller negro, hermanado con series como True Detective o The Wire, de cuya trama es mejor revelar lo menos posible pues guarda no pocas sorpresas y giros que dejarán al espectador pegado a la butaca.



Pregunta.- Han presentado la obra el pasado sábado en el Teatro Palacio Valdés y ahora desembarcan en los Teatros del Canal. ¿Cómo fue la experiencia del estreno?

Respuesta.- Muy potente. El público de Avilés me encanta porque ha sido muy bien educado, tienen casi todos los estrenos de la cartelera a lo largo del año. En esto ha sido imprescindible la figura de Antonio Ripoll, que sigue siendo en la sombra el programador tanto del Centro Niemeyer como del Teatro Palacio Valdés y que ha acostumbrado a los avilesinos a ver teatro. Respecto al estreno teníamos nuestros reparos porque es una obra dura con muy pocas concesiones. No hay casi comedia, la hay pero muy al principio. Al fin y al cabo estamos hablando de una tragedia. Pero nos sorprendió la grata respuesta del público porque la pretensión tanto de David como de Roberto como la mía propia es hacer teatro muy directo.



P.- El texto de Keith Huff ha recibido críticas magníficas desde su presentación en 2007. ¿Qué le pareció cuando lo leyó por primera vez?

R.- Lo primero que me llamó la atención es que era muy cinematográfico para ser teatro. También que se tratara de un cuento, no de una obra al uso sino de una historia que cuentan dos personas. En el fondo interpretan a más de 20 personajes, relatan la historia de un montón de gente y lo hacen cada uno desde su propio punto de vista. Hay tres momentos que como lector me dieron la vuelta al corazón, algo poco habitual. Si como lector ya ocurría esto, era de suponer que encima del escenario funcionaría aún mejor. En cualquier caso es una obra poco común en el sentido teatral con un ojo puesto también en referentes televisivos como True Detective, The Wire o The Shield.



P.- David Serrano ha comparado la obra, en cuanto ha impacto dramático, con textos de Tenesse Williams y Arthur Miller. ¿Va camino de clásico?

R.- El hecho de que sea una obra tan potente que se pueda montar con tan solo dos actores y dos sillas en el escenario, porque realmente no hace falta más, va a permitir que, en los tiempos que corren, se represente fácilmente. Los clásicos solo se pueden detectar cuando ha pasado cierto tiempo pero a día de hoy es una obra que coincide con la manera de escuchar, de entender y de oír en la que nos han educado. Es rápida, directa, cambia a un ritmo que no te deja respiro casi como si estuvieras zapeando. Creo que esto es muy de nuestra época.



P.- El texto tiene elementos clásicos del thriller más negro de Hollywood, un género en el que la puesta en escena tiene un peso muy importante. ¿Cuál ha sido la apuesta en este apartado para vuestra versión?

R.- Es una obra que se puede hacer de varias maneras. En la versión argentina la escenografía era compleja: había un coche y bastantes elementos como si fuera una especie de garaje... Nosotros tenemos algo de escenografía, nos situamos en una sala de interrogatorios. Pero lo que hicieron Hugh Jackman y Daniel Craig en Broadway fue vaciar totalmente el espacio escénico: dos sillas, dos actores y punto y final. Creo mucho en el teatro así, a medio camino entre la novela y la película. De hecho, cuanto más cerca de la novela esté el teatro más interesante me parece.



P.- ¿A qué se refiere con esto?

R.- La novela uno se la imagina entera. Por mucho detalles que dé el autor al final tú compones la cara del protagonista, te imaginas como va vestido, recreas los lugares que visita... En la película te lo dan todo mascado, por eso muchas veces una adaptación te decepciona. Tú tienes una película ideal en la cabeza y ademas es tuya. El teatro está a medio camino pero cuanto más cerca esté de la novela, cuanto más permita al espectador que imagine, más interesante me parece. Además, de esta manera, el público está más activo y siente como parte de él lo que ocurre sobre el escenario. Y esa ha sido la apuesta con Lluvia constante y es mi apuesta para el teatro desde siempre.



P.- Además es muy conveniente con las estrecheces de la actualidad...

R.- Sí, casa perfectamente con los tiempos que vivimos. No es momento de hacer grandes cambios de escenografía ni grandes alardes sobre escena porque no hay dinero. Pero si lo hubiera creo que esta obra seguiría contando más de esta manera.



P.- Forma pareja de policía con Roberto Álamo. ¿Cómo es la relación entre ambos personajes?

R.- Son dos amigos de toda la vida que se conocen desde antes de ser policías. El personaje de Roberto es pasivo, déspota, egoísta... Un tipo que de alguna manera ha triunfado en la vida: tiene una mujer estupenda, una casa estupenda, un coche estupendo, dos hijos, un perro... Y parece feliz. Mi personaje es mas adaptable, más de perfil bajo. Atraviesa una profunda depresión, es alcohólico y profundamente infeliz. Lo que vamos a ir descubriendo a medida que avanza la función es que ni uno es tan infeliz ni tan perfil bajo, ni el otro es tan feliz ni tan perfil alto. De alguna manera el espectador se puede identificar con cualquiera de los dos porque el viaje que hace cada uno de ellos se cruza. Me parece que es una historia bastante sugerente en ese sentido porque no son personajes planos.



P.- ¿Cuál es el referente de esta pareja de policías?

R.- En la propia obra hablamos de Starsky y Hutch porque es la pareja de policías por antonomasia pero yo los relaciono más con series como The Shield, True Detective e incluso Breaking Bad. Hay algo en la obra de Walter White, esa vida que llega al límite, aunque no creo que se pueda hablar de referente porque la obra es anterior a la serie. Pero hay un aroma similar, los personajes están abocados a lo irremediable.



P.- El género negro está de moda tanto en el cine como en la literatura. ¿Por qué cree que conecta tan bien con el público?

R.- Siento que es algo que tiene que ver con el hecho de intentar de hablar de lo que pasa. Para mí el teatro tiene dos tareas principales, entretener y reflejar. El que a mí me interesa es el que tiene de las dos. No quiero hacer una moraleja con cada cosa porque se corre el riesgo de aburrir. Hace falta entretener para abrir el corazón del espectador y que le llegue el mensaje de lo que se está contando. El teatro interesante es el que te deja un poso y que deja al espectador un tema encima de la mesa con el que poder discutir.



P.- Tras el éxito que ha logrado ejerciendo la dirección de escena, ¿cómo afronta limitarse a la actuación? ¿Es liberador o puede llegar a ser frustrante?

R.- Muy liberador aunque cada vez veo más incompatible hacer solo una de las dos cosas. Ambas facetas se alimentan la una de la otra y cuando llevas mucho tiempo dirigiendo te mueres por actuar y cuando llevas mucho tiempo actuando te mueres por dirigir. Además disfruto mucho más como actor desde que dirijo. Prácticamente empece a actuar y dirigir a la vez pero en este país hay miedo al polifacetismo. Parece que está mal visto, que es como meterse donde no le llaman. No necesito el sueño americano para completar mi felicidad pero si tener la posibilidad de poder ganarme la vida haciendo las dos cosas y reunirme con gente que me motive.



P.- ¿Qué le parece el romance que están viviendo el cine español y la taquilla?

R.- Hay un talento innegable entre nuestros creadores cinematográficos y entre la gente de cine. El asunto es que han coincidido tres o cuatro estrenos en el último año como 8 apellidos vascos, La isla mínima, El niño, Torrente y probablemente se sume Magical Girl... Ojalá esto no sirva para justificar esa subida de 13 puntos del IVA porque han hecho mucho daño al sector. No tenemos que confiarnos y tenemos que seguir luchando por lo que es justo: equipararnos a los IVAs de nuestro entorno europeo.