Alberto Castrillo-Ferrer

El director vuelve a los escenarios madrileños con su sátira política Feelgood tras un año de gira por toda España

Alberto Castrillo-Ferrer (Zaragoza, 1972) a penas se baja de las tablas. El director aragonés lleva en los últimos tiempos un ritmo de trabajo frenético. Además de ser profesor de interpretación en la Universidad Antonio de Nebrija y de la Compañía teatral El Gato Negro su actividad como realizador escénico no cesa. Tras dirigir Los Menudillos del Sol de York (2014) y Cabaré de Caricia y Puntapié ha vuelto a Madrid con su obra Feelgood, una adaptación de la sátira política del inglés Alistair Beaton. Justo hace un año la obra se estrenó en las naves del Matadero y ahora, tras una gira por todo el país y con más de 20.000 espectadores, ha vuelto a la capital esta vez al teatro Infanta Isabel.



Pregunta.- ¿Qué ha cambiado en el teatro desde la primera y la segunda presentación de la obra? 

Respuesta.- Ahora se conocen más las reacciones del público que siempre es lo más impredecible cuando estrenas algo. Cambiamos algunas cosillas para mantenerla fresca pero sobre todo lo que se ve es que como comedia se le ve más segura con más aplomo.



P.- Tras la gira por todo el país. ¿Se puede afirmar que al público le gusta la sátira políticamente incorrecta?

R.-  Yo creo que sí. El que se hable de lo que ocurre hoy en día le da un plus, una conexión que a lo mejor no tendríamos si hablásemos de cosas más parciales o atemporales. Estamos viviendo una situación social con mucha marejada, muy sorprendente y el teatro lo refleja. Es normal que haya obras sobre una de las cosas que más nos está perturbando en la actualidad: la mala política. Con Feelgood nos pasa que parece que la realidad se va adaptando a nuestra obra, ocurren una serie de peripecias en ella que luego vemos en los periódicos, parece como premonitorio.



P.-  La obra original se desarrolla en Reino Unido. ¿Ha sido fácil adaptarla a la realidad española? 

R.- Hemos quitado los localismos y tampoco hemos puesto cosas locales nuestras. La obra podría ocurrir en cualquier parte, de hecho se está haciendo también en Italia y está funcionando muy bien. En Reino Unido se estrenó en 2001 y 13 años más tarde sigue plenamente vigente y en otro país. El teatro no tiene que dar lecciones sino que tiene que hacer preguntas. Los nombres pueden ser españoles o ingleses: Marta, Max, Alex no te planteas donde puede ser, no ves al español de turno o una cosa alejada americana o inglesa. Lo que intentamos es que no sea importante donde está pasando si no lo que está pasando, que pasa en todas partes.



P.- El autor de la obra es además de dramaturgo, analista político por lo que habla con conocimiento de causa ¿Es  Feelgood una obra realista?

R.- Yo creo que si él dice que ha suavizado muchas cosas, ha visto cosas peores. Y se nota, nos damos cuenta que detrás de los personajes está la voz del escritor y que habla de un tema que conoce muy bien. Ha escrito discursos de Gordon Brown. Lo que más me gusta de él es que tiene muy buena mecánica teatral porque escribir sobre cosas que pasan hoy en día es muy fácil , hay muchos analistas, escribir teatro es muy difícil. Alister Beaton une ambas cosas, el buen teatro con el tema de fondo.



P.- ¿Cómo se documentó a la hora de poner en escena una obra tan actual? R.- Vimos series que tratan muy bien este tema como House of cards, El ala oeste de la Casa Blanca. Leímos mucho periódico. Se trata de intentar meterte un poquito en ese mundo. Y por supuesto los clásicos como Otelo o Ricardo iii que hablan del poder y cómo alcanzar lo que se quiere por caminos oscuros.



P.- Feelgood fue una obra autofinanciada en un principio ¿Cómo director cree que el Plan Platea está funcionando?

R.- Está funcionando bien. La cuestión es quien abusa y quien lo usa para programar en lugar de fomentar un tipo de teatro, crear públicos e intentar traer gente por su calidad. Si lo usas para traer teatro comercial eso está mal porque volveremos a lo mismo, en el momento que no tengas subvención volverás a no tener público. Me parece que no hay que caer en la repetición, ha habido sitios que han creado público y que siguen funcionando. Las herramientas bien utilizadas son buenas y si no son nefastas. 



P.-  ¿Qué le dice a sus alumnos de la actual crisis que vive el sector?

R.- No es mi labor. Les tengo que hablar de algo más universal. No les tengo que contar las penas de hoy en día porque a lo mejor no son las mismas que dentro de unos años. Hay un lugar donde hay que poder soñar y ese lugar está en la escuela o los libros a los que acudimos. Lees a tu escritor o director favorito que no me cuenta sus penas particulares, si el banco le ha rechazado un crédito o no.



P.- ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

R.- Seguimos con la gira de Feelgood hasta final de año y en noviembre hago una adaptación de un texto de Bertol Bretch que se va llamar Rapsodia Canalla..



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