Nico Munuera trabajando en su estudio

El artista presenta hoy su primera incursión en el mundo de la moda, de la mano de Purificación García

Hace un año cerró su estudió en Berlín y decidió que era hora de mirar hacia otro lado. Nico Munuera (Lorca, 1974) volvió a Valencia, donde reside y trabaja, y dio un paso más al saltar el charco y irse a México donde ha estado trabajando en un taller de grabado. Allí expone también a principios de mayo, en la galería Proyecto Paralelo, en D.F. Pero antes, presenta en Madrid su último proyecto un tanto al margen de la pintura: la colaboración con Purificación García con la que ha diseñado una de las colecciones de esta temporada. "La pintura tiene detrás todo el peso de la Historia -nos dice- y yo intento aligerar el hecho de ser pintor con este tipo de libertades".



Pregunta.- ¿En qué consiste la colaboración con Purificación García?

Respuesta.- Fue a raíz de la exposición de 2011 en La Caja Negra de Madrid. Allí presenté entonces la serie Ribbons y ahí empieza esta historia. Querían hacer una colección en colaboración con un artista y ahí estaba yo. Al principio me resultó un tanto extraño. No era un mundo que yo conociera bien. Pero todo depende de cómo se haga, supongo, y esto ha salido bien: yo he colaborado pero ellos son los que han diseñado a partir de unas propuestas de dibujos que yo he hecho específicas. Aunque ha sido un trabajo muy colaborativo, los diseñadores son ellos. He aprendido mucho de la creación más industrial.



P.- No es la primera vez que se sale del "cuadro". Junto a Nelo Vinuesa formó el colectivo Zoo&Lander con el que empezó a experimentar en vídeo, ¿cómo llega al trabajo a cuatro manos?

R.- Me gusta cuando el arte sale del estudio. También he trabajado con Carlos Domingo en instalaciones y he realizado escenografías de cortometrajes... A veces estamos demasiado metidos en el taller y son estos proyectos los que me ayudan a descansar de la pintura.



P.- Recuerdo también algún trabajo autoeditado con el bandolero Lacabra. ¿Qué le han aportado estas colaboraciones un tanto apartadas en el mundo del arte?

R.- Además de algunos catálogos más o menos convencionales hemos hecho cuatro ediciones de 30 ejemplares cada una que se salen un poco de lo habitual. También nos inventamos un juego que se llamaba "No hay", imposible de jugar y que se expuso en La Naval de Cartagena. Son trabajos imprescindibles para mí porque el hecho de estar solo en el estudio, aunque leas y veas otras cosas, a veces es duro. Trabajar con otra gente te hace escuchar, te dejas llevar, confías en el otro y aprendes. Soy muy permeable a este tipo de juegos. En este sentido no me importa nada ser o no reconocible ni estar reconocido.



P.- ¿Qué ha sido del trabajo en vídeo que parecía asomar en la exposición de La Caja Negra en 2011?

R.- He seguido trabajando en vídeo partir de entonces. Es otra forma de contar la pintura. Yo lo hago de modo muy simple, con cámaras fijas, que me permiten observar las cosas pequeñas que hay alrededor. Estoy editando ahora uno que me llevo a México, a la galería Proyecto Paralelo, de una mancha en el suelo que se va extendiendo. Es otra forma de mirar.



P.- Y ahora esta colaboración con Purificación García le acerca al mundo de la moda... ¿La pintura es demasiado cerrada, más que otras disciplinas?

R.- Creo que sí. La pintura tiene detrás todo el peso de la Historia y yo intento aligerar el hecho de ser pintor con este tipo de libertades. Todas estas colaboraciones, estos proyectos, le dan una lectura mucho más interesante a mi trabajo, tendría carencias si no fuera por esto. Yo mismo me pregunto a veces qué sentido tiene estar aquí, en la cueva, mojando una brocha en un cubo de pintura. Acercarme a otras disciplinas es un modo de sentirme en el mundo real. La pintura tiene mucho de irrealidad y de introspección.



P.- ¿Cómo se enfrenta a la pintura?

R.- De manera obsesiva pero disciplinada también. Mi trabajo sale del propio trabajo, de las horas que pasas jugueteando y buscando en la pintura, en el lienzo. Hay un enfrentamiento a veces desasosegante, cuando pasan los días y no encuentras el camino. Es un ejercicio de introspección personal.



P.- Le han definido en ocasiones como heredero del Color-Field Painting norteamericano, ¿se identifica con esto?

R.- Hay bastante de esto, claro. Aunque tengo que reconocer que no sé muy bien lo que soy. He sido un pintor tardío y mi modo de pintar es directo e intuitivo. También es cierto que no hago mucho caso de lo que dicen. No soy muy dado a hablar de lo que hago. Me produce desnudez y miedo el tener que concretar todo lo que hago con palabras, con un discurso cerrado. Cuando pinto lo que hago es pintar.



P.- Jugando con el título de una de sus exposiciones (In the mood for landscape, Rafael Ortiz, Sevilla, 2012): ¿Sigue en estado de ánimo para el paisaje?

R.- Parece ser que sí [risas]. Últimamente lo estoy. Tengo ganas de hacer un vídeo en México, pero de ese paisaje que pasa desapercibido, del paisaje de las pequeñas cosas. Pero paisaje, sí.



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