Ventura Pons. Foto: Christian Maury

El cineasta vuelve con el documental Ignasi M. donde retrata desde lo más íntimo a uno de sus amigos

Cineasta de ya muy larga trayectoria, Ventura Pons (Barcelona, 1945) regresa al documental como forma de seguir haciendo cine en tiempos en que financiar proyectos más caros es más complicado que nunca. Ignasi M. es el retrato de uno de sus mejores amigos, un homosexual ya talludito, seropositivo, orgulloso padre de dos hijos y prestigioso restaurador en paro que proviene, además, de una familia de artistas. El propio Pons, muy aficionado a echarse flores y recordar sus éxitos internacionales cada dos por tres, deja caer que "algunos dicen que si Ocaña. Retrato intermitente (1977) era fotografía de una época, este documental vuelve a cumplir esa función". Como personaje contenedor de carácter dicharachero y alegre, el filme sirve a Pons para reflejar cuestiones como la familia, la homosexualidad, el SIDA, la crisis, la independencia de Cataluña... Todo ello para crear un filme "sobre la valentía" en estos tiempos complicados.



Pregunta.- ¿Cómo lleva su regreso al documental?

Respuesta.- Esta película de repente se me escapa de las manos. La presentamos en Toronto y me la están pidiendo de todo el mundo. Hemos estado en Palm Springs, en Seattle, en la Habana, Bogotá, Londres, Guadalajara, Buenos Aires... Hasta ahora en total he estado en 670 festivales, 31 retrospectivas, congresos sobre mi obra... tantas cosas, no doy abasto.



P.- ¿Por qué decide hacer un documental sobre uno de sus mejores amigos?

R.- Por lo más importante, la historia que cuentas. Estaba con otros proyectos más convencionales que necesitaban más dinero, y el año pasado se me ocurrió hacer una película sobre Ignasi. Sabía que estaba muy mal por la crisis y quería sacar su lado valiente, honesto y sincero que crea una gran empatía para hacer una película contra el miedo. Todos vivimos con muchos miedos y más desde que nos han cambiado el mundo.



P.- ¿Tenemos todos demasiado miedo?

R.- Hablo de ese miedo que hace que nos quedemos en casa y no nos comuniquemos y que es muy común en esta sociedad.



P.- Hablamos de una película contextualizada en plena crisis.

R.- Puedo hacer esta película porque llevo muchos años, cuando yo empecé trabajábamos en las trincheras, hacíamos espectáculos con nada. Yo tengo espíritu de hay que espabilarse y esta película responde a este espíritu. Nos han metido en un pozo y vamos a ver cómo salimos. Si tienes una buena idea se puede hacer una buena película con muy poco.



P.- Vemos las diferentes facetas del protagonista.

R.- Es un personaje muy polifacético y lo esencial es esa capacidad para sacar lo mejor de la gente, su calidad humana. A partir de aquí vemos aspectos que pueden resultar como sus hijos, que son hoy artistas destacados. El lado de la creación me interesaba mucho pero también la homosexualidad y el deseo de ser padre. ¿Cómo se puede formar una familia al margen de la convencional? Y vemos que es estupenda.



P.- Hay una apuesta muy clara por la independencia.

R.- Yo soy un notario en esta película y si vas a Cataluña verás que el centro social se ha trasladado no tanto a la independencia como al soberanismo, incluso entre los que quieren seguir en España. Que salga una cosa u otra, ya veremos, pero la gente quiere votar. Más que independentistas los catalanes somos demócratas. De hecho, este tema salió un poco por casualidad. La película estaba muy estructurada y preparada y eso acabó surgiendo y siempre con gran espontaneidad.



P.- ¿Concibe un documental de forma muy distinta a una película de ficción?

R.- Me han preguntado cuánto hay de verdad en el documental, y todo es verdad aunque parezca increíble. Lo esencial es al interior del personaje y que no tengan miedo a contar. En cuanto a la forma de rodar, por supuesto hay unos mecanismos narrativos, vamos descubriendo a los personajes, nos enteramos de algunos secretos... Quizá hay quien rueda y rueda y después en el montaje se pone a pensar qué hará con eso. No es mi caso.



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