Jesús López Cobos. Foto: Carlos Alba

Estrena esta tarde 'Il mondo della luna' de Haydn en el Teatro Arriaga de Bilbao.

Asegura Jesús López Cobos (Toro, 1940) que desde que no es "titular" de ninguna orquesta tiene tiempo para saldar las cuentas pendientes con Britten, releer a Ortega y Gasset y pasear por la ribera del Lago Lemán, a los pies de Los Alpes suizos. Lleva cinco años abonado al sosiego de su casa de Lausanne y dirigiendo en las mejores plazas del mundo "con la tranquilidad de la experiencia y de los años". Esta tarde, el maestro zamorano se pondrá por primera vez al frente de la Sinfónica de Navarra en el Teatro Arriaga de Bilbao para el estreno de Il mondo della luna de Haydn en un nuevo montaje de Emilio Sagi. "Me tomo las cosas con calma pero sé que nunca renunciaré a la música", confiesa a El Cultural. "Porque sería como dejar de comer o de respirar".



Pregunta.- ¿Hacía cuánto que no coincidía con su colega Sagi entre bambalinas?

Respuesta.- Lo menos diez años... desde la época del Teatro Real. La verdad es que ha sido estupendo volver a trabajar con él. Cuando me marché de Madrid, enseguida pensé en un hacer algo juntos. Me vino a la mente esta ópera tan desconocida de Haydn, que además se adapta también a las posibilidades del Teatro Arriaga y de estos tiempos de escaseces presupuestarias. Sin embargo, por encima de todas estas consideraciones tan importantes lo que más me animó a embarcarme en este proyecto fue el maravilloso libreto de Goldoni.



P.- En el texto, el dramaturgo veneciano ridiculiza como nadie los vicios de la sociedad de su época. ¿Cuánto hemos cambiado desde aquel 1777 en que se estrenó Il mondo della luna?

R.- No mucho, la verdad. Las preocupaciones y obsesiones siguen siendo prácticamente las mismas. De ahí la vigencia del mensaje de este dramma giocoso en nuestros días. A los personajes de la ópera les mueve el dinero. Cuenta la historia del padre Buonafede, que quiere a toda costa casar a sus hijas con hombres de bien. Ansiamos la luna, y eso no puede ser.



P.- ¿Es usted lunático?

R.- No en el sentido peyorativo del término. Pero sí que soy muy dado a la fantasía y a la imaginación. Diría que soy lunático porque la mente es mi mejor refugio.



P.- Por cierto, ¿dónde andaba usted el día en que Armstrong puso un pie en la Luna?

R.- De vacaciones en Collado Villalba. Lo vi por la tele en el jardín de casa. Jamás olvidaré aquel verano...



P.- ¿Qué nos puede adelantar del montaje?

R.- Emilio ha hecho un trabajo fabuloso. Consigue transportarnos a ese mundo onírico y de infinitas posibilidades que representaba la luna para la gente del siglo XVIII, pero sin que haya sobre el escenario un solo objeto de más. El montaje derrocha imaginación pero con una sorprendente economía de medios.



P.- Que España va mal lo sabemos todos. Usted, que vive en la tranquilidad de Lausanne y ve las cosas con cierta perspectiva, díganos alguna cosa buena que se perciba desde la distancia.

R.- Hay muchos aspectos destacables de España y de los españoles. Desde luego que los hay. Le diré, por ejemplo, que la crisis ha despertado en nosotros un sentimiento de solidaridad que es la envidia de los europeos. No he votado nunca en España pero confío en la capacidad de muchos de mis compatriotas por cambiar las cosas desde abajo, día a día y a base de esfuerzo.



P.- ¿Cómo ha sido este primer contacto con la Sinfónica de Navarra?

R.- Los músicos han estado en todo momento a la altura de las circunstancias. No le voy a negar que cuando llegué tenía cierta preocupación por las cuerdas, sección fundamental en las sinfonías y óperas de Haydn. Pero fue escucharles y supe que estaba en buenas manos.



P.- Resulta ineludible la pregunta sobre el "caso Mortier". ¿Se esperaba más apoyo "institucional" por parte del Teatro Real?

R.- Me esperaba una respuesta y una rectificación. Al no haber sucedido así, me he visto obligado a poner el caso en manos de los tribunales. El Juzgado ha admitido a trámite mi demanda. Ahora sólo queda esperar.



P.- Mortier, por su parte, asegura haber sido malinterpretado por el periodista del Kurier...

R.- No sólo he podido hablar con el periodista del Kurier, sino que mi conversación con él ha sido publicada en forma de entrevista al lado de una rectificación por parte del diario. Como le digo, sólo puedo esperar a que el Juzgado se pronuncie al respecto.



P.- No parece que le flaqueen las fuerzas. ¿Ha contemplado alguna vez la idea de una retirada?

R.- La verdad es que no. A mis 73 años, dirigir me resulta mucho más sencillo y satisfactorio que al principio. Renunciar a la música sería como dejar de comer o de respirar.

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