Antonio Canales.

El Teatro Nuevo Apolo de Madrid acoge, a partir de esta tarde, 'Cuatro lunas', inspirado en Lorca

Su astro es el sol, "como buen sagitario", pero se confiesa "lunático empedernido". Antonio Canales (Sevilla, 1961), estrella perenne del firmamento flamenco, se reparte estos días el escenario con Arturo Pareja Obregón, María Toledo y Laura Gallego en Cuatro lunas, el último espectáculo de Pilar Távora, que se estrena esta tarde en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid. Tres voces y cinco representantes de la mejor palabra, música, baile y cante flamencos se adentran en el universo poético de Lorca en una obra de andalucismo integral, inspirada en las conferencias del Juego y teoría del duende, donde se suceden seguiriyas, coplas, tangos, bulerías, saetas y sevillanas. "A la salud del poeta más grande de todos los tiempos".



Pregunta.- ¿Cómo surge este proyecto a cuatro bandas?

Respuesta.- La idea es de Pilar Távora, que es una de las grandes lorquianas y andalucistas que tiene España. El espectáculo está inspirado en las conferencias que dio el propio Lorca en Argentina y en España sobre Juego y teoría del duende. Pilar se ha involucrado tanto en el proyecto que ella misma es la narradora que, en directo, va hilvanando las historias de cada uno de nosotros, cuatro formas de vivir y sentir Andalucía. Por un lado está Arturo Pareja Obregón, con la Sevilla de sus clamores y sus aires de Semana Santa. Por otro, María Toledo, que está en la línea de una Mayte Martín, de una Estrella Morente, y que se va a comer el mundo, si no lo está haciendo ya. Y, por último, contamos con esa admirable coplista, heredera de Rocío Jurado, que es Laura Gallego.



P.- ¿Qué decir de ese tal Antonio Canales?

R.- No me gusta hablar de mí en tercera persona... (Risas) Digamos que este cuarto de luna que interpreto tiene mucho que ver con mi manera de sentir ahora, desde la veteranía y la sobriedad. Estoy en un gran momento de mi carrera.



P.- Su feeling con Lorca es incuestionable. ¿Inagotable también?

R.- Lorca no se gasta nunca. La prueba está en que quisieron acabar con él y no lo consiguieron. Porque sigue aquí, entre nosotros. Es un pedazo de España como lo es el Quijote. No se puede renunciar a él, forma parte de nuestro ADN como españoles. Sólo él supo describir nuestra idiosincrasia como país, adentrándose en nuestra conciencia como quien abre una puerta y se tumba en la cama. No le diré que Lorca sienta muy bien en tiempos de crisis, porque siempre hubo crisis. Le diré que Lorca nos enseña a no ser obtusos, a no caer en la trampa de los hombres poderosos que quieren gente de encefalograma plano.



P.- ¿Qué luna es usted?

R.- Aunque soy sagitario y muy de sol, quiero pensar que mi luna es creciente, brillante y plena, una luna en su máximo influjo, en su unión con la sangre, con las pasiones. Soy muy eufórico y un lunático empedernido.



P.- ¿Cuál ha sido su mayor locura?

R.- He hecho muchas, pero tengo la sensación de que lo más fuerte está por aún por llegar. O así me consuelo yo... (Risas)



P.- No hay duda de que María Toledo y Laura Gallego son lunas nuevas. ¿Cómo ve las nuevas generaciones de flamencos?

R.- Veo que sobran ganas y talento. Y lo digo así de tajante y convencido porque se ha instalado un pensamiento de pesimismo que no hace nada bien a esa nueva generación imparable de artistas. Desengañémonos. La crisis no es mundial y el flamenco vive uno de sus momentos más dulces. Empezando por la enorme factura de nombres que están triunfando en escenarios de todo el mundo, de Bogotá a Bakú, pasando por Londres, y siguiendo por nuestra condición de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y no lo es sólo porque lo diga la Unesco, sino porque siempre está allí, a pesar de las crisis y de las guerras, adaptándose a todo. En tiempos de bonanza, el flamenco puede ser caviar y, cuando hay necesidad, se convierte de pronto en unas papas con tomate. Puede que ruja el estómago, pero el espíritu nunca pasa hambre.



P.- ¿Cómo se reparten el escenario para no llegar a "eclipsarse"?

R.- Lo importante es abrirse el pecho y sacar la pureza que uno lleva dentro. Porque un diamante no puede cortar a otro diamante.



P.- ¿Qué es lo más importante a la hora de traducir la palabra en movimiento?

R.- No hay traducción que valga. Porque la palabra de Lorca tiene su propia música. Y toda música incita al baile, a la expresividad.



P.- A todo esto, ¿se considera una persona con duende?

R.- Me considero una persona predispuesta al duende, pero no dispongo de él. Si quiere venir, le espero con los brazos abiertos. Pero no fuerzo a nadie. El arte no entiende de fórmulas ni de recetas. Puede venir de muchas maneras, y cuando menos te lo esperas. Como un orgasmo.



P.- ¿Y cuánto tiene esta crisis de coitus interruptus?

R.- Perdóneme, pero no quiero pronunciar la palabra crisis. No la niego, en absoluto, soy consciente de lo mal que lo está pasando la gente. Pero con los años he aprendido que cuando los políticos y los poderosos insisten en hablar de la misma cosa es que quieren desviar la atención sobre algo más serio.



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