La nao Victoria sobre el Guadalquivir

La primera vuelta al mundo capitaneada por Fernando de Magallanes y culminada por Juan Sebastián Elcano a bordo de la Nao Victoria en 1522 es uno de los principales reclamos del Plan Turístico de Sevilla. La ruta por los lugares que protagonizaron la hazaña, con el Guadalquivir y sus muelles como eje vertebrador, son algunos de los puntos que pasan a formar parte de la oferta cultural de la ciudad.

El Guadalquivir como protagonista de la historia de Sevilla, y en concreto su relación con la gesta naval, es el motor principal de Sevilla de la Primera Vuelta al Mundo, un nuevo destino turístico que recorre, con la dársena como eje de comunicación, los puntos que han marcado algunos de los hechos históricos de la ciudad en los que el río se convierte en el gran motor social, económico y cultural. El protagonismo histórico del Guadalquivir y su relación con Sevilla y América comienza a principios del siglo XVI con las expediciones y descubrimientos y muy especialmente a partir de 1503, año en el que se establece en Sevilla la Casa de la Contratación, organismo creado por la corona española para controlar todas las cuestiones relativas a la navegación y el comercio. Sevilla es la puerta de entrada y salida para las relaciones con el Nuevo Mundo. El Arenal, Triana, el Muelle de las Muelas, el Alcázar, Gradas de la Catedral y Torre del Oro, entre otros lugares, integran un itinerario que muestra, desde el punto de vista de Magallanes, el recorrido que debía realizar todo aquel que organizara una expedición desde la ciudad: visita a los poderes civiles y religiosos, abastecimiento de enseres, comida, reclutamiento de marineros, calafateado y construcción en las orillas de Triana... La ruta ofrece la oportunidad de mostrar a los visitantes los puntos que dieron a Sevilla el título de gran urbe en la que se forjó la gran aventura de las expediciones marítimas americanas.



Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano son las figuras más representativas de esta gesta, ya que fueron los que lideraron la armada que la llevó a cabo. Magallanes fue el gestor del proyecto, el que consiguió el favor real de Carlos V para que se formara la expedición, llamada "de la Especiería". Nombrado capitán general, partió de Sevilla al mando de las cinco naos que componían su armada en 1519. Pero no vio culminado su proyecto, ya que muere a manos de los indígenas el 27 de abril de 1521 en Mactán (Filipinas). Lo haría Elcano al mando de la nao Victoria, la única que consigue regresar a Sevilla el 8 de septiembre de 1522 tras culminar la circunnavegación del globo. De los 245 hombres que partieron del Guadalquivir sólo regresaron 18, entre ellos el piloto Francisco Albo, el maestre Miguel de Rodas, el sobresaliente Antonio Lombardo (Pigafetta) y el contramaestre Juan de Acurio."El lunes 8 de septiembre echamos anclas junto al muelle de Sevilla y disparamos toda la artillería -describe Pigafetta-. El martes saltamos todos a tierra, en camisa y descalzos, con un cirio en la mano, y fuimos a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la de Santa María de la Antigua, como lo habíamos prometido en los momentos de angustia". Juan Sebastián Elcano, tras un breve descanso en la ciudad, se trasladó a Valladolid a petición de Carlos V para dar cuenta del viaje. En reconocimiento, el rey le otorgó quinientos ducados de pensión vitalicia.



Volcada en el Guadalquivir

El hecho de que Sevilla fuera el origen de llegada de la primera vuelta al mundo la convierte en el escaparate del patrimonio cultural de una época en la que la ciudad vivía volcada a su río como puerto hacia América. La vuelta al mundo completada por la Nao Victoria puede considerarse una de las mayores hazañas marítimas de todos los tiempos. Por primera vez, el hombre consiguió circunnavegar el planeta. Se navegaron por primera vez también los grandes océanos del mundo, se demostró la redondez de la Tierra, los usos horarios y se recogieron miles de datos náuticos y cosmográficos que, en adelante, formarán parte de todos los descubrimientos geográficos y cartográficos. Tendrían que pasar más de 60 años antes de que el británico Francis Drake volviera a repetir la hazaña. La vuelta al mundo que culminó en las aguas del río Guadalquivir consiguió abrir una nueva ruta a las islas de las especias navegando hacia occidente. Se descubre el Estrecho de Magallanes, paso que une los océanos Atlántico y Pacífico; por primera vez el hombre europeo navega por las aguas que bañan el cono sur americano; se descubren los archipiélagos de Tuamotú, las islas Marianas, las Marshall, las Molucas y parte de las Filipinas. Desde entonces, se inicia una gran corriente comercial transoceánica que uniría los continentes europeo, americano y asiático.



Sevilla y el Guadalquivir se convierten de esta manera en el centro del mundo moderno occidental. En el Quinientos serían la puerta de entrada por donde se introdujeron enormes riquezas, nuevos conocimientos y productos como oro, plata, perlas, tabaco, cacao o maíz. Todo ello provocaría una revolución sin precedentes. En poco más de un siglo la ciudad experimentaría una transformación radical en todos sus estamentos convirtiéndose en una gran urbe donde recalaban comerciantes, banqueros, artistas, marinos, artesanos y mercaderes. En definitiva, la historia conoció una capital universal con una proyección como nunca antes se había visto en su milenaria trayectoria, donde de forma permanente, se dice, "latía el corazón del mundo".