Luis Miñarro, Juana de Aizpuru, Agustín Fernández Mallo

Os propongo dos de esos lugares en el mundo que no podéis perderos porque están muy, pero que muy cerca. El primero es el palacio neoclásico que el arquitecto Ventura Rodriguez creó entre 1763 y 1765 en Boadilla del Monte por encargo del Infante Don Luis de Borbón, uno de los grandes mecenas del siglo XVIII, mentor y protector de Goya y Bocherini, pero maltratado por su propio hermano, el rey Carlos III, por razones dinásticas. Aunque este imponente edificio de color salmón ha sido escenario de muchos rodajes, mi interés inicial por él no fue profesional, sino escolar: un trabajo que mi hija tenía que hacer para el cole y, claro, yo también. Conocimos su historia en el libro El Palacio de Boadilla del Monte. Un rincón de la Historia de Paloma Olmedo del Rosal, presidenta heroica de la Asociación de Amigos del Palacio.



La historia novelesca, cinematográfica, dramáticamente real de un monumento concebido como templo de las Artes y las Ciencias que pierde su razón de ser por el destierro de su dueño y que, tras su muerte, sufre abandono, expolios, incendios, incautaciones, es transformado durante la Guerra Civil en puesto de mando, luego en hospital de sangre y en 1944 es residencia de niñas dependientes del Auxilio Social. Sus jardines se libraron del tajo brutal de una carretera al ser declarado en 1974 monumento histórico-artístico; pero ni esto ni convertirse en propiedad del Ayuntamiento en 1998 lo han salvado de la decadencia. Hoy, esperando con porte digno algo más que una coronación de cigüeñas, aún nos deja entrever restos de esplendor ilustrado en la impresionante cocina, las escaleras, las estancias de la planta noble y, sobre todo, en la capilla, joya del palacio. Y, en el exterior, en la fuente y las fachadas parcialmente restauradas, la última vez para la película de Milos Forman Los fantasmas de Goya.



Mi segunda propuesta no está lejos, sólo hay que cruzar Madrid o dar un rodeo por la M-40 hasta la Alameda de Osuna. Allí está "El Capricho", un jardín romántico lleno de sorpresas, que empezó a construirse por deseo de otra ilustrada, la Duquesa de Osuna, en 1787 ,dos años después de la muerte del Infante Don Luis. A este lugar encantado sí llegué por exigencias del guión, para rodar unas secuencias de Sangre de Mayo, de José Luis Garci.



Merece la pena perderse entre árboles centenarios y lilos gigantes, apuntalados como sueños de Dalí, y ver aparecer de pronto los caprichos que su dueña no llegó a ver totalmente materializados, réplicas de juguete de otras formas de vivir: una casa de labranza; una ermita con trampantojos y sepultura auténtica, la de su morador fray Arsenio; un minúsculo fortín con foso para patos; un "abejero" con vistas.



La ría, navegable y con embarcadero chinesco, dos islitas y un delicado puente, el primero construido con hierro en España, recorre el jardín hasta llegar al Casino de Baile, decorado con espejos para fiestas versallescas. Templetes, esculturas, alegorías, fuentes y un laberinto de laurel al gusto italiano. Al fondo, el palacio. Y, de vez en cuando, un respiradero que emerge de las galerías excavadas en el subsuelo durante la omnipresente Guerra Civil. O una ardilla. O un cisne negro. O un beso... El guarda echó de allí a mis padres por besarse, cuando eran novios...



Natalia Millán (Madrid, 1969) es actriz. Ha interpretado 'Anfitrión' en el Festival de Teatro de Mérida, que se podrá ver en los Jardines de Sabatini de Madrid del 17 al 19 de agosto. El 12 de septiembre vuelve con 'Cinco horas horas con Mario' al Teatro Arlequín.



Ya nos lo han contado...

  • Luis Miñarro: El templo Mahabodhi (India)
  • Juana de Aizpuru: Monasterio de las Cuevas (Sevilla)
  • Agustín Fernández Mallo: Gran Lago Salado (Utah)
  • Montserrat Soto: Km. 210 de la N-1 (Burgos)
  • Carlos Álvarez-Nóvoa: El teatro de Delfos
  • Manuel Martín Cuenca: Estadio 'El Latino' (Cuba)