Adrian Goldsworthy. Foto: Sergio Enríquez.

El historiador británico acaba de publicar en España 'Antonio y Cleopatra' (La Esfera de los Libros)

Adrian Goldsworthy vuelve a una de las grandes historias de amor de todos los tiempos: la que protagonizaron un caudillo romano, Marco Antonio, y una reina egipcia, Cleopatra. Una relación en la que el cálculo político y los sentimientos (e instintos) puros jugaban una partida de ajedrez. Al final la partida acabó con los dos derrotados a manos de Octavio en la Batalla de Actium. Ambos acabaron suicidándose. Eso sí, Cleopatra una semana después que Marco Antonio. Un tiempo que empleó para camelarse al nuevo mandamás en Roma. Pero, esta vez, sus encantos no le sirvieron. El historiador regresa al mito basándose exclusivamente en fuentes antiguas: Plutarco y Dión Casio en particular. La monarca oriental sigue brillando en esta biografía entrecruzada. Pero el presunto héroe militar romano cae de su pedestal glorioso: "En realidad no pasó tanto tiempo en los campos de batalla".



Pregunta.- ¿Quién ha deformado más las figuras de Cleopatra y Marco Antonio, Shakespeare o Hollywood?

Respuesta.- Sorprende cuando lees la versión de Shakespeare lo parecida que es a la narración que dio Plutarco de la historia de ambos. Hay pasajes que son prácticamente iguales. Aunque luego hizo un gran trabajo para dotar de profundidad psicológica a los personajes y recrear el contexto. Y hoy día es imposible pensar en Cleopatra y Marco Antonio sin tener en la cabeza a Elizabeth Taylor y Richard Burton. Pero sus personajes son simplificaciones para el ojo contemporáneo. Las ropas que vestían, por ejemplo, eran de dos milenios antes.



P.- ¿Cuáles son las fuentes más fiables para reconstruir la verdad histórica? Usted se ha basado en las más antiguas únicamente, ¿no?

R.- Plutarco escribió un siglo después de los hechos. Pero las fuentes de información de que disponemos han distorsionado mucho la realidad, porque son fuentes interesadas. Por ejemplo, podemos leer los escritos de Cicerón, contemporáneo de ambos, pero que odiaba a Marco Antonio. Lo que cuenta está marcado por esa animadversión y por eso la figura de este caudillo militar sale muy mal parada. Hay que leer las fuentes como los periódicos de hoy, con cautela, porque todos tienen intereses políticos y personales, y eso se refleja en su manera de contar las cosas.



P.-¿Cómo ves a Angelina Jolie encarnando a la reina egipcia? ¿Era realmente tan atractiva?

R.- Tengo mis dudas. Su interpretación de la madre de Alejandro Magno ya fue, cuando menos, muy extraña. No creo que sea muy realista lo que hagan ahora con Cleopatra. Hollywood suele incidir en los tópicos y construye los personajes a partir de arquetipos. Aunque una mujer como Angelina Jolie sí da bien la medida de cómo fue Cleopatra en cuanto a su carisma y sus encantos personales.



P.- Plutarco decía que su principal arma de seducción era su "voz musical"...

R.- Sí, hay gente que deduce a partir de esta frase que el historiador griego decía que no era bella físicamente. Pero lo que realmente afirma es que, más allá de lo físico, Cleopatra tenía diversas cualidades que la hacían muy atractiva a los ojos de los hombres. Era una mujer con un gran sentido del humor, gran conversadora, una gran actriz, capaz de ser vulgar o refinada según el momento.



P.-¿Qué tenía más peso en su relación con Marco Antonio: lo pragmático o lo romántico?

R.- En un principio lo pragmático. Ambos se necesitaban. Ella no podía reinar en Egipto sin el apoyo de Roma, de ahí su relación con César y luego con Marco Antonio. Y a estos les venía muy bien tener a Cleopatra de su lado, porque eso facilitaba la exportación de del trigo y los recursos egipcios. Pero luego yo no dudo que su amor fue genuino, con sentimientos sinceros, aunque Cleopatra tardó una semana en quitarse la vida tras el suicidio de Marco Antonio. En ese tiempo intentó negociar con Octavio para mantener sus privilegios a pesar de la derrota en la batalla de Actium. Fue un romance en el que siempre se combinó lo romántico y lo pragmático.



P.-¿Cuál es la principal aportación de este libro a una historia tantas veces contada?

R.- He intentado ponerles dentro de un contexto. Cleopatra ha alcanzado más fama pero el verdaderamente poderoso era Marco Antonio. Roma controlaba el mundo, y Egipto era tan sólo una provincia entre sus dominios. Ella no podía rebelarse contra Roma porque dependía de ella para gobernar en su país. Quizá lo más novedoso sea el retrato de Marco Antonio. Desmonto la imagen de héroe militar que él mismo se preocupó de acuñar. No fue el caudillo glorioso que se cree. Esa es la imagen asentada en el inconsciente colectivo pero también en el ámbito académico, donde tampoco se ha puesto en cuestión. En realidad, no pasó tanto tiempo en los campos de batalla ni rodeado de sus soldados.



P.-¿Y piensa seguir escribiendo sobre el periodo romano y sobre sus figuras más relevantes?

R.- Me gustaría completar una trilogía. Escribí la biografía de Julio César. Ahora la de Marco Antonio y Cleopatra. Y me gustaría terminar centrándome en la figura de Augusto, con el que Roma pasó de ser una república a un imperio. Ese paso es crucial y sus consecuencias se prolongan hasta hoy.



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