Image: Fernando Arrabal

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El Cultural

Fernando Arrabal

“Le rezo a Yo, a Yo y a Yo”

7 octubre, 2004 02:00

Fernando Arrabal, por Gusi Bejer

Fernando Arrabal (Melilla, 1932) publica su Carta de amor en el mismo volumen que otro monólogo inédito, Vuela hacia Cecilia (SGAE). Ha terminado el libreto de una ópera que, con música de Leonardo Balaba, se estrenará en el Teatro Real. Y trabaja en un encargo para el Circo del Sol. Hablamos con él de lo divino, lo humano y lo arrabalesco. ¿Será tan fiero como se pinta?

Pregunta: En la solapa del libro, en vez de su cara aparecen sus manos y sus pies. Si la cara es el espejo del alma, ¿de qué son espejo las manos?
Respuesta: Es lo más evidente del mundo, señor López: aparecen y perecen como el falo multiplicado por los dedos y los tentáculos de la imaginación.
P: ¿Y los pies?
R: ¿Intenta cabrearme con sus preguntas capciosas, señor Vega? Son los dos testículos amazacotados por la traición a la especie y a la procreación. Representan el mundo más cochino y porno como voluntad, tal y como lo describe Fussli en su cuadro La pesadilla o Schopenhauer a toda hora.
P: En el trasfondo de Carta de amor está el proceso de separación del universo protector de la infancia. Adultos ¿buscamos volver?
R: No me insulte, caballero: Yo lo que siempre he intentado hacer es salir de ella como un caballo loco. Odio mi infancia como el vino y las borracheras. Infancia en la que ni siquiera con mi primer-gran-amor (la Madre Mercedes) conocí... qué digo el orgasmo, ni tan siquiera una paja de pijo.
P: ¿Es el amor el espejismo de esa búsqueda?
R: ¡Ni mucho menos! Nada de espejismos astrofísicos o ambigöedades cuánticas. ¡No me tiente, Barrabás! El amor es únicamente la convulsión provocada por sufrimientos mostruosos.
P: Dígame pues: ¿cómo definiría usted el amor?
R: En el primer manifiesto pánico definí al amor con infinita indulgencia: "sentimiento de auto-ternura que provocan las limitaciones de nuestra propia memoria".
P: "Dime mamá, ¿por qué nada de mí te da asco?", leemos en Carta de amor. ¿Sólo nos ama quien acepta en nosotros lo más repelente?
R: Por descontado. ¡Oh Padres de la Iglesia!, capaces de castrarse por amor al amor.
P: En Vuela hacia Cecilia un hombre trata de curar a los incurables. ¿De qué no se curará nunca Fernando Arrabal?
R: De lo mismo que usted: de vivir. De sobrevivir gusaneando entre tanta relación sexual desprovista de relación afectiva.
P: ¿Idolatramos a quien nos cuida o lo identificamos con la enfermedad?
R: Yo jamás idolatré a la perra lúbrica de la sexualidad. Jamás adoraré a ese instrumentum diabolicum.
P:¿Y el teatro español ¿necesita curación?
R: Necesita librarse de la tortura, del ascetismo y de la pobreza voluntaria e intencional.
P: Presenta también una ópera sobre la Pasionaria y Picasso de la que ha dicho ya que es "un Fausto del tercer milenio". ¿Cómo?
R: Será el alma de la ópera volando hacia el cielo.
P: ¿Canta en la ducha?
R: ¿Qué le autoriza, insensato, a provocarme? Yo no me ducharé nunca. La ducha causa el cáncer: es una creación reciente de los fabricantes de cuartos de baño. Ni aun con Chomsky o con la hija gaya de Bush me ducharía nunca. Y menos aún desnudo como un obispo y cantando atrocidades como Bob Dylan.
P: ¿Arrabal es más Pasionaria o más Picasso?
R: ¡Quosque tandem! Yo soy yo y el ajedrez, única y exclusivamente. ¡Ya está bien de calumniarme impunemente!
P: ¿Con qué políticos y artistas haría una ópera?
R: Qué seres tan extraños son estos ladys and gentelmen: se les insulta, se les maltrata, se les trata como a zorras y siempre vienen babeando tras de uno. Con Hegel no colaboraré nunca, ni con Putin. Pero sí que podrían colaborar conmigo un coro de jirafas budistas, gatos salvajes, el caniche Atma o el corgie Clement.
P: ¿Qué nos puede avanzar de ese encargo en el que trabaja para el Circo del Sol?
R: Retrocedo antes de avanzar con el optimismo del que todo espera de los agujeros negros de la ciencia y de los orificios más asquerosos del ser humano que son precisamente los que más gozadas le provocan. Pues compongo la Paralipomena y la Marimorena.
P: Controvertido y premiado. ¿Cosas compatibles?
R: Oiga, respetado -aunque maleducado- periodista, a mí no me controvierte ni me ha controvertido nunca ningún premiador. "Con-trovertido y premiado" son dos accidentes incontrolables del tubo de la risa.
P: ¿Le duele España o le hace cosquillas?
R: A veces me jode tanto que hasta me llego a creer que tengo raíces, cuando en verdad tengo piernas.
P: ¿A qué santísima trinidad le reza Arrabal?
R: ¿Pero a quién quiere que rece, so reaccionario ateo? Le rezo a Yo, a Yo y a Yo: que no sólo es el tema de mi octavo largometraje, ¡sino Dios!
P: ¿Aún tiene ganas de hablar del milenarismo?
R: Según el Génesis, la tierra, al principio de la creación, conoció el tohou bohou. El tercer milenio representa efímeros pánicos de libertad, de poesía, de mecánica cuántica, de astrofísica, de amor del amor...
P: Al final, como escribe en su última obra, ¿siempre piensa uno "qué corta ha sido la tarde"?
R: Nuestra improvisación, caballero periodista, ha sido como el músculo del pene, no ha habido manera de gobernarla. ¡Y por culpa suya!