Garri Kasparov, durante un foto en 2025

Garri Kasparov, durante un foto en 2025 Europa Press

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Rusia dicta una orden de detención contra Garri Kasparov, leyenda del ajedrez y opositor de Vladimir Putin

El campeón del mundo habría realizado declaraciones que, a ojos de la justicia rusa, avalarían o promoverían actos calificados de terroristas.

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Rusia ha dado un nuevo paso en su cruzada contra Garri Kasparov, leyenda del ajedrez y uno de los opositores más visibles al régimen de Vladimir Putin.

Un tribunal ruso ha ordenado su detención en ausencia, una figura que, en la práctica, consolida su estatus de 'enemigo del Estado' y refuerza el arsenal legal que el Kremlin usa contra la disidencia en el exilio.

Según la información difundida por la agencia ANSA, la decisión ha sido adoptada por un tribunal de Moscú en el marco de un proceso por "justificación pública del terrorismo" a través de internet, encuadrado en el artículo 205.2 del Código Penal ruso.

Los investigadores sostienen que Kasparov habría realizado declaraciones y publicaciones que, a ojos de la justicia rusa, avalarían o promoverían actos calificados de terroristas.

El movimiento no llega de improviso. En los últimos años, Moscú ha ido elevando el grado de hostilidad legal hacia el excampeón del mundo: primero fue etiquetado como 'agente extranjero'; después, incluido en los registros oficiales de "extremistas y terroristas", lo que supuso el bloqueo de activos en Rusia y su equiparación formal con organizaciones violentas.

El ajedrecista Garri Kasparov

El ajedrecista Garri Kasparov

Ahora, la orden de detención en ausencia culmina ese recorrido y permite, en teoría, reclamar su arresto si entra en territorio ruso o en países dispuestos a ejecutar las peticiones de Moscú.

Enemigo de Putin

Kasparov, que vive exiliado desde 2013 y reside principalmente en Estados Unidos, se ha convertido en una de las voces más duras contra Putin y contra la invasión de Ucrania.

Ha acusado al presidente ruso de ser un "criminal de guerra" y ha pedido abiertamente la derrota militar de Rusia y un cambio de régimen en Moscú. Además, participa en plataformas opositoras en el exilio como el Comité Rusia contra la Guerra, junto a figuras como Mijaíl Jodorkovski o Vladímir Kara-Murza, también perseguidas penalmente.

Para el Kremlin, este núcleo de opositores en el exterior resulta útil como ejemplo intimidatorio. Las causas por terrorismo o extremismo contra ellos envían un doble mensaje: dentro del país, que la oposición organizada se castiga con el máximo rigor; fuera, que quienes critican al régimen no son disidentes legítimos, sino supuestos delincuentes peligrosos.

En términos prácticos, la orden de detención tiene un efecto limitado mientras Kasparov evite Estados aliados de Moscú o proclives a colaborar con sus demandas.

Pero en el plano simbólico y político es una nueva vuelta de tuerca: Rusia recurre de nuevo al lenguaje del terrorismo para perseguir la disidencia pacífica, diluyendo la frontera entre seguridad y represión.

El caso Kasparov se suma a una lista cada vez más larga de periodistas, activistas y exiliados rusos encausados por "justificación del terrorismo" o "extremismo" a raíz de comentarios sobre la guerra o críticas al poder.

Es la fotografía de una Rusia en la que el Código Penal se ha convertido en pieza central de la maquinaria de control político.