Javi Ribelles, con la camiseta del Alcorcón, saluda a la afición de Unionistas de Salamanca, su exequipo.

Javi Ribelles, con la camiseta del Alcorcón, saluda a la afición de Unionistas de Salamanca, su exequipo. UNIONISTAS DE SALAMANCA

Fútbol REPORTAJE

Javi Ribelles, el hombre al que Messi llamó 'boludo' y su adiós al fútbol para ser médico: "No compensa"

El centrocampista tomó la decisión de colgar las botas a sus 31 años y en el mejor momento de su carrera tras lograr un ascenso a Segunda División con el Alcorcón.

3 octubre, 2023 02:15

En este fútbol moderno en el que lo que se predica son los retiros dorados bañados de billetes en países árabes o en Estados Unidos, apenas se ve un atisbo para el romanticismo o incluso para la coherencia. Entre los que acaparan todos los focos, ya casi nadie acude a su club de toda la vida para decir adiós al fútbol, o simplemente cuelga las botas al ver que no da para más, pero rascando un poco más abajo todavía hay historias que reconcilian a cualquiera con el deporte rey.

Una de ellas es la de Javi Ribelles. El futbolista valenciano dijo adiós recientemente a su carrera en activo como futbolista y lo hizo después de ascender con el Alcorcón a Segunda División la pasada temporada. A sus 31 años y seguramente en el mejor momento de su trayectoria deportiva, el centrocampista declinó seguir con aquello que había hecho desde los 5 años para lanzarse de lleno a su otra profesión, la de la medicina.

No ha sido un paso sencillo para él, y sabe que más pronto que tarde le volverá el 'mono' del fútbol, pero está convencido de que ha hecho lo correcto y no se arrepiente lo más mínimo. Su sueño de niño, el de jugar al fútbol, en realidad ya está cumplido, así que ahora quiere centrarse en su pasión de adulto, la que le lleva por un camino muy diferente, el de ser médico estético.

Javier Ribelles, jugando con Unionistas de Salamanca.

Javier Ribelles, jugando con Unionistas de Salamanca. UNIONISTAS DE SALAMANCA

El hombre que un día enfadó al mismísimo Leo Messi en un partido amistoso de pretemporada sabe que gana en calidad de vida. Tendrá ahora tiempo para disfrutar con su familia los fines de semana y vivirá más tranquilo con su nuevo trabajo. Después de pasar por muchas categorías, lo deja en lo alto tras lograr un ascenso al fútbol profesional y con un recuerdo especial de equipos por los que pasó como el Nástic de Tarragona o Unionistas de Salamanca.

Un cambio para mejor

Javier Ribelles está convencido de que esta retirada prematura es un paso adelante en su vida personal. Con 31 años todavía tenía gasolina y, tras conseguir un ascenso a Segunda División con el Alcorcón desde luego que ofertas tenía encima de la mesa. Sin embargo, este cambio voluntario de vida de momento lo lleva a las mil maravillas.

"Está claro que me va a doler dejar el fútbol, aunque ahora no me duele porque estoy viviendo lo que no he vivido en mis 31 años. El fútbol es muy bonito pero no tienes fines de semana libres, no te puedes organizar, te cambian los entrenamientos, no puedes salir a cenar, ir a bodas de amigos... Te limita y no tienes un fin de semana hasta que no llega el verano o las Navidades", confiesa Ribelles sobre la vida de un futbolista. 

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Celebra, por lo tanto, lo que está experimentando en su nueva vida: "Ahora estoy disfrutando de mi familia, de los fines de semana y sobre todo de otros proyectos personales. No echo de menos el fútbol porque tengo muchos planes, pero sé que eso va a llegar", asume en su entrevista con EL ESPAÑOL.

El momento de tomar una decisión de este calado, Ribelles lo vivió de esta manera: "No es fácil porque es lo que has vivido desde los 5 años, es un estilo de vida. Venía de ascender y pensé: '¿Por qué no me quedo recién ascendido y ya está?'".

Ahora, va a pasar de moverse entre balones y rivales que tratan de quitarle la pelota a convivir con elementos como el ácido hialurónico o el bótox en su nueva faceta de médico estético.

Su nueva profesión

Al igual que desde muy pequeño le picó el gusanillo del fútbol, Ribelles siempre tuvo claro que debía seguir estudiando y la medicina le llamó a su rebaño. "Empecé a estudiar medicina porque es lo que quería hacer de pequeño y porque tampoco sabía dónde iba a llegar como jugador", dice demostrando que siempre tuvo la cabeza bien amueblada.

Hizo el MIR durante dos años pero él vio que su carrera deportiva iba en progresión, así que retrasó el momento de dedicarse a la medicina en cuerpo y alma para seguir jugando al fútbol. "Hice algún máster pero hablando con algún compañero de medicina estética vi que lo podía alternar con el fútbol", dice de estas dos labores que ha compaginado durante los últimos años.

Ribelles, en un entrenamiento con el Alcorcón.

Ribelles, en un entrenamiento con el Alcorcón. AD ALCORCÓN

"Nunca dejé los estudios porque el fútbol es muy volátil, hay decisiones personales, de entrenadores, lesiones... y nunca sabes cuando se puede truncar todo. Ha llegado un momento en el que veo con todo el dolor de mi corazón que no compensa", cuenta sobre la decisión de cambiar de oficio. 

Con trabajo en clínicas de Madrid y de Tarragona, la vida de Ribelles estaba cada vez más enfocada a elegir el camino de la medicina en lugar del deporte y eso es precisamente lo que sucedió este año. El excentrocampista ha fijado en Madrid su lugar de residencia habitual y moverse a otro lugar no era algo que entrara ya en sus planes.

"Deportivamente no tenía ese proyecto en Madrid. Sí tenía ofertas interesantes de otros lugares, pero no en Madrid que es donde tengo a mi mujer y he hecho mi campamento base con la medicina estética. No me compensaba irme fuera, quizás sí a nivel deportivo, porque tenía ofertas atractivas, pero no a nivel de familia, de tiempo libre e incluso económico. Tener que abandonar mis proyectos en Madrid o en Tarragona no compensaba", asume. 

Un gran centrocampista

Este exjugador valenciano ha dejado un grato recuerdo por los equipos por los que ha ido pasando a lo largo de su carrera deportiva. Está muy orgulloso de haber recorrido en su crecimiento muchas categorías regionales y, de hecho, el colofón de su carrera deportiva llegó la pasada campaña con el ascenso a Segunda División en las filas del Alcorcón.

Un centrocampista excelso, con un gran sentido de la posición en cada centímetro del terreno de juego, pegajoso para los rivales cuando su equipo no tenía el balón y un constructor con criterio con el cuero pegado a sus pies. Pasó por los equipos de Paterna y por otros tantos de la Comunidad Valenciana como el Alcoyano o el filial del Levante.

Dio el salto a Unionistas de Salamanca para jugar en Segunda División B con el equipo salmantino, lugar donde deslumbró antes de marcharse al Nástic de Tarragona. Su última parada fue el Alcorcón y ese ascenso a Segunda: "Me quedo con el último ascenso. También con toda la estancia en el Nástic, y estuve muy a gusto en Salamanca sobre todo con la afición porque aquello era un fútbol diferente. Son cosas bonitas con las que te quedas", recuerda.

Para él se queda además el recuerdo de haberse enfrentado al Fútbol Club Barcelona siendo jugador del Nástic y haber marcado a Leo Messi en aquel partido. "Recuerdo estar sentado en el vestuario, ver la pizarra y ver que ponía Messi y al lado Ribelles. No te lo crees hasta que sales al campo", dice con nostalgia.

Ribelles celebra un gol con el Alcorcón.

Ribelles celebra un gol con el Alcorcón. AD ALCORCÓN

En aquel encuentro Ribelles se convirtió en la sombra de Messi sobre el césped y no se despegó de él en ningún momento. El argentino, ante tal marcaje, le soltó un "¿Qué haces, boludo?" en mitad del partido tratando de que le diera algo de aire, un momento que Ribelles recuerda entre risas. "Jugar contra él ha sido una barbaridad", dice.

Ahora ya no volverá a vivir esa sensación de tener que marcar a un rival tan intensamente sobre el terreno de juego porque su labor está en otro lugar bien distinto. Su decisión y su trayectoria, sin embargo, dejan una moraleja: "Tengo muchos compañeros que dejaron los estudios o no los empezaron. He visto a muchos que se estancaron o dejaron el fútbol y no tenían estudios. Creo que hay que tener un plan B porque te da tranquilidad", finaliza el ya exfutbolista de 31 años.