Mendilibar, tras recibir la medalla de campeón de la Europa League.

Mendilibar, tras recibir la medalla de campeón de la Europa League. EFE

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Mendilibar, el triunfo de un hombre normal: del descenso del Eibar a la Europa League del Sevilla

El técnico vasco le dio su séptimo título europeo al conjunto hispalense y firmó el mayor hito de una carrera longeva.

1 junio, 2023 02:15

El Sevilla se ha ganado en los últimos años por méritos propios un nombre entre los grandes ya no sólo del fútbol español, sino también del europeo. Hace tiempo que dejó de ser aquel equipo ascensor que iba y venía de Primera a Segunda División para poder presumir ahora de un palmarés notable a nivel continental.

Sin embargo, esta temporada reaparecieron todos esos fantasmas de antaño por Nervión. Contra todo pronóstico, el Sevilla cuajó un pésimo inicio de campaña con un Julen Lopetegui al que se le había agotado el ciclo ya seguramente el curso pasado y un Sampaoli que no supo revertir ni de lejos la situación.

El Sevilla cayó eliminado a las primeras de cambio de la Champions League y en paralelo se iba metiendo cada vez en un lío mayor en La Liga. Parecía que nadie se lo quería creer, pero por momentos el conjunto hispalense se convirtió en un claro candidato al descenso a Segunda División porque parecía un equipo incapaz de darle la vuelta a la depresión en la que estaba sumido.

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A la desesperada, con una guerra institucional terrible y con un Monchi más cuestionado que nunca, en Nervión decidieron llamar a José Luis Mendilibar. Fue una elección que en un primer momento se acogió con escepticismo. El vasco era un técnico experimentado, acostumbrado a este tipo de batallas seguramente con peores plantillas, pero este parecía uno de los mayores retos de toda su carrera deportiva. 

Sin embargo, su llegada cayó como agua de mayo en el Sevilla. Debutó con victoria y desde entonces todo fue rodado. Una frase suya seguramente resuma todo lo que ha vivido el entrenador desde su fichaje: "Con tanto piropo me siento gilipollas. 20 años en Primera y parece que no me conocía nadie". Mendilibar en estado puro.

Una dilatada trayectoria

José Luis Mendilibar es uno de los técnicos españoles más experimentados de los últimos tiempos. No es un hombre que haya acaparado grandes portadas, tampoco que haya estado al frente de equipos punteros, pero conoce el fútbol nacional como pocos después de sus cientos de batallas vividas.

En su etapa como jugador vistió los colores del filial del Athletic de Bilbao, del desaparecido CD Logroñés, el Sestao Sport o el Lemona. Fútbol de barro por aquella época en estado puro, porque no tuvo la oportunidad de debutar en Primera División. 

José Luis Mendilibar le da indicaciones a sus jugadores

José Luis Mendilibar le da indicaciones a sus jugadores EFE

El fútbol era su pasión, así que una vez que colgó las botas decidió reciclarse como entrenador. Se fogueó en las categorías inferiores del fútbol vasco hasta que dio el salto al Lanzarote, con el que compitió por el ascenso a Segunda División. Aquello le hizo ganarse un nombre en el fútbol nacional así que el Eibar, uno de los clubes de su vida, le llamó para liderar el proyecto en 2004. 

Lo hizo tan bien, que a la temporada siguiente cumplió su sueño y se puso al frente de todo un Athletic Club. Sin embargo, aquella aventura fue demasiado breve porque el año no empezó como se esperaba, así que fue destituido a las primeras de cambio. 

Fue entonces cuando apareció en escena el Real Valladolid. Los pucelanos no dudaron en contratar sus servicios en 2006 y Mendilibar respondió desde el banquillo porque llevó al equipo blanquivioleta a Primera División. Dos años mantuvo a los pucelanos en la élite hasta que al tercero fue destituido, diciendo así adiós al segundo equipo que más partidos ha dirigido.

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Su paso por Osasuna también fue fructífero, aunque no tanto el del Levante, donde duró apenas unas jornadas en el cargo. Fue ahí cuando de nuevo su comunión con el Eibar entró en escena. Desde 2015 hasta 2021 Mendilibar encabezó una época gloriosa del equipo armero, aunque todo terminó con el descenso hace dos años del Eibar a Segunda.

Antes de recalar en el Sevilla tampoco tuvo demasiada suerte en el Deportivo Alavés. Con el conjunto vitoriano aguantó doce jornadas en el cargo hasta que, cuando parecía fuera del mapa, llegó la llamada de Nervión para coger un proyecto en crisis. 

La resurrección

El pasado 21 de marzo el Sevilla tomó la decisión de cambiar por segunda vez en la temporada de entrenador. Sampaoli no había hecho el efecto deseado así que los hispalenses necesitaban un nuevo golpe. La situación en La Liga era crítica, con el equipo haciendo aguas en defensa y a tan sólo dos puntos del descenso a Segunda División.

Se le empezaban a ver las orejas al lobo, así que Mendilibar descolgó el teléfono y aceptó el reto. Debutó ante el Cádiz con victoria y a partir de ahí se produjo una conexión mágica que desembocó en la reciente consecución de la Europa League. 'Mendi' le cambió la cara al equipo, le imprimió garra, carácter, solidez, y le dio confianza. Parecía un grupo completamente diferente cuando era el mismo que semanas atrás era un flan. 

José Luis Mendilibar, entrenador del Sevilla, es manteado por los jugadores tras ganar la Europa League.

José Luis Mendilibar, entrenador del Sevilla, es manteado por los jugadores tras ganar la Europa League. REUTERS

Las victorias comenzaron a llegar en La Liga una tras otra, y en Europa el plan milagroso se puso en marcha aunque no sin sufrimiento. El Sevilla eliminó al United y a la Juventus en su camino hacia la final, dos nombres poderosos que, puestos en la perspectiva de la Europa League, seguramente no asusten tanto ante el auténtico rey de esta competición. 

Se suele decir que en el fútbol la adaptación es importante y que para ello se necesita un periodo más o menos amplio. Sin embargo, esto para Mendilibar parece un mito porque en poco más de diez semanas ha resucitado a un equipo que estaba completamente muerto. De ir camino de Segunda División, a ser de nuevo un equipo ganador. 

Es el mérito y el milagro de un hombre sencillo y sin alardes. De un auténtico trabajador del fútbol que nunca se ha querido colgar una medalla de más, pero que ya tiene al cuello la suya que le acredita como campeón de la Europa League.