Gervasio Deferr, en lo más alto del podio en Sydney 2000

Gervasio Deferr, en lo más alto del podio en Sydney 2000

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Gervasio Deferr, 25 años de su coronación en Sydney 2000: el inicio del mito que las lesiones y la mala vida hicieron caer

Un repaso a la carrera del gimnasta que cambió la historia del deporte español y cuya vida fuera del tapiz quedó marcada por excesos y polémicas.

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El 25 de septiembre de 2000, el nombre de Gervasio Deferr quedó inscrito en letras doradas en la historia del deporte español.

Aquel día, con solo 19 años, conquistó el oro olímpico en salto de potro en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, inaugurando una nueva era para la gimnasia nacional.

Su irrupción supuso la primera medalla para un gimnasta español en unos Juegos Olímpicos y abrió una senda inédita.

Sin embargo, el brillo de aquel hito y otros que vendrían después conviviría con una trayectoria personal marcada por lesiones, adicciones y controversias que empañaron su legado.

Nacido en Premiá de Mar el 7 de noviembre de 1980, hijo de inmigrantes argentinos que escapaban de la dictadura militar, Gervasio mostró desde niño una energía desbordante.

El exgimnasta Gervasio Deferr durante su entrevista en Lo de Évole.

El exgimnasta Gervasio Deferr durante su entrevista en Lo de Évole.

Sus padres, buscando encauzarla, lo apuntaron a gimnasia con apenas cinco años. A los 12 ingresó en el CAR de Sant Cugat, donde empezó a destacar en suelo y salto, dos aparatos que terminarían definiendo su carrera.

En 1996 conquistó el Campeonato de España júnior y un año después debutó en la élite.

Su gran aviso internacional llegó en 1999, con la plata mundial en Tianjin en suelo, solo superado por Alexei Némov (ganador de 12 medallas olímpicas).

Ese resultado anticipaba que España tenía en sus filas a un gimnasta de talla mundial.

El oro que cambió todo

En Sydney 2000, Deferr partía con opciones en suelo, pero un error en la clasificatoria lo dejó fuera de la final.

Convertido en 'tapado', centró toda su energía en el salto de potro. Con notas de 9,800 y 9,625, sumó 9,712 y se proclamó campeón olímpico. Fue un triunfo histórico que sorprendió incluso a la delegación española.

El joven, que reconocería años después que durante aquellos Juegos Olímpicos se escapaba de la Villa Olímpica para salir de fiesta, demostró en el tapiz una madurez que contrastaba con su carácter impulsivo fuera de la competición.

Lesiones y caídas personales

El camino tras Sydney no fue sencillo. En 2001 y 2002 pasó por quirófano por problemas en los hombros, lo que coincidió con el inicio de sus problemas con las drogas.

Ese año, en Debrecen, logró una plata mundial en suelo, pero dio positivo por cannabis. La Federación Internacional de Gimnasia (FIG) lo sancionó y anuló su medalla, además de dejarlo sin patrocinios.

"Ahí es cuando se me cayó todo. Mi padre me colgó el teléfono y estuvo un tiempo sin hablarme", recordaría después.

Aquel positivo fue un punto de inflexión: Deferr comenzaba a convivir con un estigma del que nunca se liberaría del todo.

Resurrección en Atenas

Contra todo pronóstico, cuatro años después volvió a lo más alto. En Atenas 2004, logró su segundo oro olímpico en salto con 9,737 puntos.

La gesta estuvo rodeada de una anécdota que resume su dualidad: lo consiguió tras una noche de borrachera.

Gervasio Deferr en unos Juegos Olímpicos.

Gervasio Deferr en unos Juegos Olímpicos.

Un día antes, tras fallar en suelo, se marchó a beber cerveza sin freno. Aun así, la mañana de la final se subió al potro y volvió a brillar.

Ese contraste entre talento descomunal y vida desordenada lo acompañaría siempre.

Atenas confirmaba que Deferr era un genio único, capaz de sobreponerse a todo en el tapiz, pero también un deportista con un entorno que no lograba contener sus excesos.

La última gran función

En los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, Deferr firmó su despedida olímpica con otra medalla: plata en suelo con 15,775 puntos.

Solo el chino Zou Kai lo superó. Fue su tercera presea y lo consolidó como el gimnasta español más laureado. Sin embargo, aquella plata también anticipaba el final de su carrera.

En enero de 2011, con 30 años, anunció su retirada. "Si no he perdido nunca, no me puedo retirar perdiendo", dijo entonces. Su palmarés lo situaba ya en el Olimpo del deporte nacional.

Descenso a los infiernos

La retirada supuso un abismo. Sin la presión del alto rendimiento, Deferr se sumió en una espiral de alcohol y drogas.

Reconoció que durante años bebía a diario: "Hubo un momento que me di cuenta que llevaba seis años bebiendo todos los días. Seis o siete medianas y dos o tres cubatas".

Él mismo definió esa etapa como "el infierno". Sin controles antidopaje ni rutinas, se entregó a la autodestrucción.

Vivía de noche, se levantaba con heridas sin recordar su origen y perdía el control de su vida.

Gervasio Deferr en 'Código 10'.

Gervasio Deferr en 'Código 10'.

Intento de reconstrucción

En 2017 ingresó en una clínica de desintoxicación casi un año. Con el apoyo de su familia y del presidente del COE, Alejandro Blanco, logró salir de la espiral.

Después, se volcó en entrenar a jóvenes en el barrio de La Mina, tratando de transmitir su experiencia como ejemplo de superación.

En 2022 publicó su libro "El gran salto", donde narró sin tapujos tanto su gloria como sus adicciones.

La obra pretendía ser un ejercicio de catarsis y, al mismo tiempo, una advertencia sobre los riesgos que acechan a los deportistas tras la retirada.

En 2024, su figura volvió a estar en el foco mediático por acusaciones de abuso sexual contra menores durante su etapa en el CAR.

Aunque los delitos habían prescrito y no se presentó denuncia formal, el escándalo llevó a aplazar la serie sobre su vida, que acabaría publicándose meses más tarde.

Deferr negó de forma categórica las acusaciones: "No puedo asumir y reconocer algo que no es cierto".

Gervasio Deferr junto a Óscar Casas, protagonista de la serie que cuenta la vida del gimnasta

Gervasio Deferr junto a Óscar Casas, protagonista de la serie que cuenta la vida del gimnasta

Un legado con luces y sombras

A nivel deportivo, Deferr permanece como uno de los grandes mitos del olimpismo español. Sus dos oros y una plata lo colocan junto a los más laureados.

Fue pionero en demostrar que España podía competir con las potencias tradicionales de la gimnasia.

Pero su historia también es un recordatorio de lo frágil que puede ser la vida del deportista de élite.

Lesiones, presiones, adicciones y entornos complicados se combinaron para transformar a un héroe en un personaje controvertido.

A los 25 años de su coronación en Sydney, su figura sigue generando debate: genio indomable, víctima de sí mismo o ambas cosas.

Lo cierto es que Gervasio Deferr representa, como pocos, la delgada línea entre la gloria y el abismo.