"No es casualidad que no haya en alemán ninguna palabra para referirse al placer: solo conocemos la lujuria y la alegría", dice la escritora Katharina Volckmer (Alemania, 1987) en una de sus duras y frías críticas a la sociedad alemana de su ópera prima La cita (Anagrama). "Creo que es un castigo de Dios por todos los crímenes que hemos cometido", continúa. 

El estreno de Katharina Volckmer en el universo de la literatura no podía haber sido más excitante. A sus 34 años, esta joven alemana ha cautivado a la crítica y a todo aquel que ha podido leer esta obra maestra de la incomodidad y la búsqueda de la identidad. 

En La cita habla del pene de Dios y del pene de Hitler, dos hombres que acumulan poder en una estructura patriarcal donde hay o "madres sagradas" o "putas". Pero también se habla sin tapujos sobre el complejo de la Alemania nazi y los vestigios de tiempos pasados que influyen en la vida y la forma de ser de los hermanos patrios. "Para alguien que se ha criado en Alemania una persona judía viva es una sensación, algo para lo que nadie nos había preparado. Nunca las habíamos visto más que muertas o desgraciadas, mirándonos fijamente desde incontables fotografías grises o desde algún lugar lejano del exilio, sin sonreír, sintiéndonos para siempre en deuda con ellas", escribe la autora. 

Portada del libro 'La cita' de Katharina Volckmer Anagrama

Nazis al infierno, judíos al cielo

Una joven alemana residente en Londres acude a la consulta de su médico, el doctor Seligman. Allí, comenzará un monólogo extenso en el que la protagonista vomitará todas sus reflexiones, preocupaciones y trauma, como si de una terapia se tratase. 

A medida que avanza el libro, el lector va descubriendo que el doctor Seligman es judío y que la narradora siente necesidad de sincerarse con él como alemana indignada con el pasado sus compatriotas. Un debut sin pelos en la lengua, que hace soltar una carcajada a la vez que incomoda por su tono vehemente y visceral. 

La protagonista imagina un infierno lleno de alemanes, nazis o no nazis, y en contraposición un cielo lleno de judíos. Katharina intenta desde el humor negro y macabro analizar la mente de Adolf Hitler, mientras tacha de "inaceptable" que exterminara a una civilización entera solo porque esa otra gente "personifica lo que odiaba de sí mismo". 

El pene de Hitler

En su debut, Katharina Volckmer ofrece un estilo salvaje, extremadamente cómico y absorbente. Incluso cuando la protagonista confiesa que se excita con fotografías de Adolf Hitler y divaga sobre su pene. Unas fantasías que escribe con tintes de un humor negro y subversivo que engancha al lector. 

Es muy interesante cómo la autora analiza el lenguaje para entender la historia y herencia de su país, y aunque utiliza la primera persona del plural al referirse a la sociedad alemana, a veces comenta esa identidad nacional compleja desde una perspectiva alejada, a distancia. 

La escritora Katharina Volckmer. Anagrama

Identidad sexual

En La cita también hay espacio para hablar de la diversidad sexual, de la transexualidad y de la evolución histórica de ambos aspectos. Unas reflexiones provocadoras, pero también tiernas, que se mezclan con el feminismo y los traumas infantiles en torno a las relaciones maternofiliales. 

"En aquellos tiempos nadie cantaba sobre qué se siente siendo un chico que está atrapado en el cuerpo de una chica y se quiere follar a otros chicos. Ni siquiera estoy segura de que alguien cante sobre eso hoy en día, porque en realidad la cultura pop no es tan subversiva, y a ser vendible en lugares en los que no hay libertad", se puede leer en alguna de sus páginas. 

Feminismo radical y crudo

Volckmer no se corta. Habla de la perfección que rodea y asfixia a la figura femenina, reflexiona sobre las masculinidades donde nunca hay espacio para la lágrima o "las manos pequeñas y delicadas". 

Un humor con perspectiva feminista que invita a reflexionar sobre la insistencia de los hombres en hablar cómo deberían de ser las mujeres y que analiza desde la propia experiencia de la autora y la protagonista cómo se vive siendo un "ser con vagina" en un mundo de "penes con poder". Como la protagonista relata durante su largo monologo en la consulta médica: "Hay que controlar a las personas sin polla para que las personas con polla no se sientan intimidadas".

Sin duda, La cita es un libro indispensable para aquellas personas que busquen una lectura fresca, atrevida, y sobre todo, diferente. Un primer paso de la escritora alemana afincada en Londres Katharina Volckmer que la convierte en toda una promesa y deja con ganas de más. 

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