Stéphane Courtois (Dreux, Francia, 1947), historiador polémico y autor de El libro negro del comunismo, obra en la que relataba los crímenes y atrocidades que los distintos gobiernos comunistas y socialistas han firmado a lo largo de la historia –según sus estimaciones–, vuelve a la carga. El director honorario del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), azote de una ideología que rechaza abiertamente, dedica su nuevo libro Vladímir Ilich Uliánov, conocido mundialmente como Lenin.

En Lenin. El inventor del totalitarismo (La Esfera de los Libros), el autor francés pretende desmitificar la figura del hombre que lideró la Revolución rusa. Pese a haber fallecido el 21 de enero de 1924, Courtois señala en su obra que la huella del dictador comunista pervive en la actual sociedad europea y en los movimientos izquierdistas.

El historiador resalta cómo la capital gala tiene avenidas, calles y plazas que conectan con el legado de Lenin y arremete contra esta idolatría que entiende que es incompatible con la democracia. En una entrevista con EL ESPAÑOL a través de correo electrónico –con la colaboración de la traductora del libro Julia Escobar–, Courtois asegura que Lenin es sinónimo de "inhumanidad".

A lo largo de la historia ha habido muchas dictaduras. También ahora. ¿Por qué es Lenin tan especial? ¿Por qué le considera el inventor del totalitarismo?

Desde la Antigüedad, la historia está jalonada de dictaduras violentas y crueles. Calígula y Nerón tuvieron, sólo en Europa –"del Atlántico a los Urales", como decía de Gaulle– muchos sucesores: Pedro el Cruel, Vlad el Empalador, Iván el Terrible… Pero lo que caracteriza a Lenin y su "dictadura del proletariado" fue su voluntad de controlar totalmente al mismo tiempo el poder, la sociedad y, por último, al propio individuo. Con esa voluntad de crear "al hombre nuevo", tema recurrente de todos los regímenes totalitarios, y esa idea de que la naturaleza humana no existe y que, como decía Mao, el Partido podía escribir sobre "una página en blanco". Para realizar dicho proyecto, Lenin inventó un "partido de revolucionarios profesionales" cuyos intereses específicos –"el dominio total" como lo define Hannah Arendt– son lo opuesto al interés general de los hombres que aspiran a la libertad de pensamiento y de acción.

¿Cómo describiría a Lenin en una sola frase?

Al inventar el primer régimen totalitario de la historia, Lenin dio al siglo XX sus características de fanatismo ideológico, de propaganda mentirosa y de crueldad exterminadora. En una palabra, de inhumanidad.

Es paradójico ver que grandes revolucionarios que condenan a los ricos vivan como rentistas

Según explica en su libro, durante su juventud, Lenin vivió gracias al dinero de su madre. Pasó lo mismo con Marx, que al principio vivió de su padre y después de Engels. Parece algo contradictorio con la ideología que defendieron, ¿no cree?

Sí, es paradójico ver que grandes revolucionarios que condenan a los ricos vivan como rentistas, sin ganarse el pan, dependiendo de su familia y amigos y, en el caso de Lenin, del dinero del partido que ha fundado. Partido que, además, se financió hasta 1917 con donaciones de simpatizantes, pero también con atracos y desvíos de una herencia importante. Después del 7 de noviembre, el Partido bolchevique se apoderó de todas las riquezas de Rusia aunque Lenin viviera modestamente… La nomenklatura se transformó en cleptocracia.

¿Considera usted fascismo y comunismo dos sistemas similares o cree que son antagónicos?

Creo que hay que dejar de hablar de fascismo en general. Desde el punto de vista histórico hay que distinguir entre el fascismo italiano, el nazismo alemán y el comunismo bolchevique. Había también otras corrientes comunistas, por ejemplo entre los anarquistas.

En cuanto al comunismo y el nazismo, yo no diría que son similares sino comparables. Todos sabemos que la ideología nazi era pangermanista y racista –en particular antisemita–, mientras que la ideología comunista era fundamentalmente marxista e internacionalista. Por tanto, en ese sentido, ambas corrientes eran antagónicas y eso ha explicado en parte su confrontación inicial, desde 1922-1923, y después su conflicto radical, de 1941 y 1945.

En cambio, en materia de práctica política, empleaban los mismos principios en que se basan los regímenes totalitarios: monopolio del poder en beneficio de un partido único que se ha apoderado del Estado y dirigido por un líder carismático; monopolio del pensamiento a través del control total de la prensa y los medios de comunicación, la enseñanza, etc.; monopolio más o menos riguroso (total bajo el comunismo) de todos los medios de producción y distribución de los bienes materiales (alimentación, vivienda, empleo, etc.); y, sobre todo, utilización del terror de masas como método de gobierno. En este sentido, ambos regímenes son muy similares (censura general, planificación económica, policía política y secreta, campos de concentración, exterminio masivo de grupos de población, etc.).

"Esta biografía de Lenin, que es también la primera biografía no autorizada del totalitarismo, no puede resultar más actual, más necesaria y, al mismo tiempo, más triste, si observamos lo que sucede en todo el mundo y muy especialmente en España", escribe Federico Jiménez Losantos en el prólogo de su libro. ¿Ve usted en el Gobierno español esos elementos comunistas?

Francia ha sido el país democrático, fuera de los países comunistas, más impregnado de comunismo y el que más vinculado ha estado con la tradición de la Revolución francesa, en particular con su fase jacobina. En 1947, el PCF estaba en su apogeo (tenía más del 28% de los votos) y su jefe, Maurice Thorez, estuvo a punto de convertirse legalmente en primer ministro. También tuvimos ministros comunistas en un gobierno socialista entre 1997 y 2002. Recordemos que la segunda potencia mundial, China, está dirigida por un "pequeñísimo" partido comunista de 85 millones de miembros y que su jefe, Xi Jinping, es todopoderoso como se puede comprobar en Hong Kong, en el mar de la China o a propósito de los uigures. Sin mencionar al terrible régimen de Corea del Norte.

No soy especialista en la situación española, pero está claro que Podemos se inspira en los métodos leninistas del uso de la democracia parlamentaria para tener peso en un gobierno socialista con la intención de controlar paulatinamente el poder, como ha sucedido en las "democracias populares" de Europa del Este después de 1945.

¿Qué mensaje político daría usted a los españoles y, sobre todo, a las nuevas generaciones?

Yo sólo soy un historiador y no participo en la batalla política excepto si pensamos que promocionar verdades históricas, largo tiempo ocultas, forma parte también del combate en el que debe participar un ciudadano en un país democrático. Lo que en este momento me asombra, en lo que se refiere a las jóvenes generaciones, es la forma en que algunos intelectuales y medios de comunicación los arrastran hacia falsos problemas pseudo políticos que proceden directamente de las universidades americanas –los problemas de género y transexualidad, descodificación, el veganismo, la lucha contra la cría de animales y su asimilación con los humanos, el ecologismo radical que lleva a una absurda "colapsología" que anuncia el fin del planeta en el plazo de un siglo, etc.– 

Portada de 'Lenin. El inventor del totalitarismo' (La Esfera de los Libros).

En realidad los verdaderos problemas políticos son los que se vendrán los próximos veinte años, empezando con el incremento de la potencia de la dictadura china que se infiltra por todas partes y anuncia urbi et orbi su voluntad de dominar el mundo en 2049. Es la persistencia de la potencia revolucionaria y terrorista del Islam radical apoyado en Irán y en Al Qaeda y otros grupos de ese tipo (por ejemplo en África occidental, donde Francia mantiene tropas de combate). Es Rusia y Putin que ha bloqueado el proceso democrático inaugurado tras la caída del régimen soviético en 1991 el que rechaza las consecuencias legítimas de la implosión de la URSS imperialista (la creación de numerosos Estados independientes, como Ucrania, los estados bálticos, etc.). Es la lucha contra el tráfico de drogas, gangrena de la juventud que crea el poder económico paralelo de las redes mafiosas. Son los cibercrímenes que mediante los ataques destructores y el racket, amenazan nuestro sistema productivo, económico y sanitario hiperinformatizado.

¿La conclusión?

Por tanto, es absolutamente indispensable luchar para que el espacio europeo siga siendo un espacio democrático, donde el debate público se desarrolle sin estar parasitado por los dictados del grupo GAFA y donde las elecciones libres puedan celebrarse en el marco de las instituciones, sin que pequeños grupos de activistas secuestren a los principales partidos. Pero no voy a dar lecciones a una España que ha conseguido instaurar una democracia parlamentaria en 1975 y sofocar la actividad terrorista de ETA.

En este sentido, está claro que si los activistas catalanes hubieran logrado su operación independentista de hace tres años, por contagio de Bélgica o de Europa central, toda la construcción europea habría podido estallar con consecuencias antidemocráticas incalculables, para regocijo de todos sus enemigos rusos, turcos, chinos e islamistas… No olvidemos que la crítica radical de la democracia parlamentaria nunca está demasiado lejos de la desaparición pura y simple de la libertad, como muy bien lo demostró Lenin en 1917.

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