Santiago Abascal y Ramiro Ledesma.

Santiago Abascal y Ramiro Ledesma.

Historia La patria, los ricos y los pobres

Ramiro Ledesma Ramos, el falangista que recupera Santiago Abascal para responder a Rosalía

Se trata de uno de los ideólogos del falangismo español, que fue fusilado en octubre de 1936, en plena Guerra Civil, por milicianos republicanos.

16 noviembre, 2019 02:48

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"Solo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria". Esta es una de las frases que está más a la orden del día. La cuenta oficial de Twitter de Vox la ha empleado para contestar a las críticas de Rosalía hacia el partido de extrema derecha. Lo mismo ocurría con Santiago Abascal en el debate a cinco que tuvo lugar el 4 de noviembre, cuando el líder de la formación que ha obtenido 52 escaños citaba por primera vez en mucho tiempo la frase de un antiguo ensayista, filósofo y falangista español: Ramiro Ledesma Ramos.

Ramiro Ledesma, zamorano de nacimiento, fue una de las claves históricas del fascismo intelectual español. Durante las primeras décadas del siglo XX tanto movimientos marxistas como de extrema derecha conformaron las preocupaciones ideológicas de Europa. Ledesma, seguidor de Ortega y Gasset y del alemán Martin Heidegger, quien acabaría apoyando la causa nazi, llegó a escribir en La Gaceta Literaria, revista cultural en la que se expresaba la generación del 27. "A Ledesma Ramos se le reserva el verdadero carácter de fascista ortodoxo, fiel a los aspectos más rupturistas, románticos, modernistas, vanguardistas y revolucionarios de este proyecto", comentó el escritor e historiador Ferrán Gallego sobre una de las personalidades de la derecha española.

No sería hasta la década de los treinta cuando, a raíz de sus lecturas de filósofos alemanes, franceses e italianos, la mayoría con un mensaje reacio al status quo democrático del continente europeo, fundó junto a su compañero Onésimo Redondo las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS). Posteriormente, se acercó a Falange Española para dar vida a FE de las JONS aunque pronto tendría sus primeros encontronazos con José Antonio Primo de Rivera escribía Paul Preston que Primo de Rivera se burlaba de la escasa oratoria de Ramiro Ledesma por su incapacidad de pronunciar la erre correctamente—.

José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma.

José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma.

Sumido en su soledad tras haber sido expulsado de FE de las JONS en enero de 1935 por su oposición a la deriva burguesa, la Guerra Civil española comenzó el 18 de julio de 1936 cuando Ledesma se encontraba en territorio republicano. "Cualquiera de los dos bandos me fusilará", solía comentar a sus amigos. Al igual que muchos otros fascistas y falangistas fue detenido y finalmente fueron los republicanos quienes terminaron con la vida del pensador que había sido abandonado por los suyos. El que tuviera el carné número uno de FE de las JONS fue fusilado el 29 de octubre de 1936, junto con otro destacado intelectual que apoyó la sublevación: Ramiro de Maeztu.

El lujo de no tener patria

Para el zamorano, España llevaba "200 o más años ensayando el mejor modo de morir". Ramiro Ledesma no era católico, abrazaba el agnosticismo, pero defendía que la grandeza nacional del pasado español residían en la unidad, la fe y el imperio. En sus escritos y discursos el fundador de las JONS arremetía contra el marxismo y declaraba que había que "aniquilarlo en nombre de la patria amenazada".

La visión de Ledesma, que afirma que solo "los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria", contrasta completamente con la tesis marxista de que los obreros no tienen patria, pues "no se les puede arrebatar lo que no poseen". Frente a esta batalla dialéctica, Abascal adoptó a Ramiro Ledesma para conseguir el voto de "los españoles más humildes" en unas elecciones en las que ha recabado el apoyo de más de 3 millones de personas.

Y es que, tal y como narra Andrés Trapiello en Las armas y las letras (Destino), Ramiro Ledesma Ramos fue "uno de los falangistas que no ganó ni la guerra, ni la posguerra, ni la literatura". Sí se ganó, al parecer, la atención de Santiago Abascal y de Vox.