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    El naufragio de la Segunda República

    El Frente Popular fue una efectiva coalición de las izquierdas para ganar las elecciones de febrero de 1936, pero se desintegró en los meses posteriores a causa de las divisiones internas. El proceso revolucionario desembocó en una oleada de huelgas obreras y en un aumento de la tensión política: mientras el PSOE se dividía en dos facciones, la radical de Largo Caballero y la más moderada de Indalecio Prieto, las fuerzas de la derecha aguardaban a que el general Mola y los militares iniciasen la sublevación.

    BNE (Acto de unidad del Frente Popular en Barcelona en febrero de 1936)
  • 2 de 40

    El detonante de la sublevación

    El 13 de julio, como represalia por el crimen del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo a manos de pistoleros falangistas, miembros de su unidad y policías de simpatías socialistas asesinaron al diputado monárquico José Calvo Sotelo. Desde febrero se habían registrado al menos tres decenas de muertos en “incidentes” políticos, pero el magnicidio hizo saltar todo por los aires. La tarde del 17 de julio, en Melilla, estalló la sublevación militar.

    Alfonso Sánchez Portela (Museo Reina Sofía)
  • 3 de 40

    De golpe militar a guerra civil

    El plan de los sublevados consistía en implantar una dictadura militar y luego una República de corte conservador. En cuatro días ya controlaban el Protectorado de Marruecos, una amplia zona del oeste y el centro peninsular y los archipiélagos. Sin embargo, la rebelión fue aplastada en el triángulo Madrid-Barcelona-Valencia y en la franja del norte. El golpe fallido condujo a España a una guerra civil de duración incierta.

    BNE (Asalto al Cuartel de la Montaña, Madrid, el 20 de julio de 1936)
  • 4 de 40

    España, partida en dos

    A finales de julio de 1936, se habían configurado, según explica Enrique Moradiellos en su ‘Historia mínima de la Guerra Civil’, “dos bandos enfrentados a muerte, empatados en recursos internos y que carecían del equipo militar suficiente para sostener un esfuerzo bélico de envergadura”. El territorio bajo control republicano representaba el 53,3% de toda la superficie nacional mientras que los sublevados controlaban el 46,5%.

    BNE (Escena del frente con milicianos apuntando al enemigo)
  • 5 de 40

    La ayuda extranjera

    En esta coyuntura, los líderes de ambos bandos se vieron obligados a recurrir al extranjero para pedir ayuda. José Giral, el presidente republicano, telegrafió a París, al socialista Léon Blum, solicitando aviones y armas; lo mismo que hizo Franco con Mussolini y Hitler, que enviaron varias decenas de aeronaves y municiones en las primeras semanas de la guerra. La ayuda militar soviética a la República no llegaría hasta octubre.

    BNE (Un partidario de Franco hace el saludo fascista a bombarderos alemanes)
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    Los pilares de la insurrección

    Como bien explica Enrique Moradiellos, el universo ideológico del movimiento sublevado se sustentaba en tres ideas sumarias: un nacionalismo español integrista e historicista, la fe en un catolicismo identificado con la idea de cruzada “por Dios y por España” y un virulento anticomunismo que también repudiaba a sus “cómplices” socialistas y anarquistas.

    El Cojo de Hermua (Requetés de Álava en el puerto de la Barrenilla)
  • 7 de 40

    El proceso revolucionario

    Desde el comienzo de la guerra, la estabilidad y la fragmentación dominaron el bando republicano, formado por las milicias de los sindicatos y partidos de izquierda y mandos leales del ejército. Parecía imposible hacer la revolución al mismo tiempo que triunfar en el plano militar. Y como decía Durruti, “hay que organizar un ejército, la guerra no la hacen los soldados”.

    BNE (Manifestación popular en Madrid tras estallar la guerra)
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    El Gobierno de Largo Caballero

    José Giral dimitió como presidente del Gobierno por dos factores: la firma del Acuerdo de No Intervención, que negaba a la República el apoyo de Francia y Gran Bretaña, y el desarrollo del fervor revolucionario. El 4 de septiembre de 1936, el socialista Largo Caballero tomó las riendas del Frente Popular con el apoyo de los comunistas. Era una unidad antifascista que implantó, entre otras cosas, el Ejército Popular de la República.

    BNE (Largo Caballero visitando un hospital del frente)
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    Franco, nombrado Generalísimo

    Sus compañeros de armas nombraron a Franco “Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire” y “Jefe del Gobierno del Estado Español” en una ceremonia celebrada en Burgos el 1 de octubre de 1936. De esta forma, la Junta de Defensa se convertía en una dictadura militar de carácter personal.

    BNE (Franco presenciando un desfile de tropas en Burgos)
  • 10 de 40

    La suerte del “Caudillo”

    Los acontecimientos de los primeros meses de guerra sonrieron a Franco, según él, por el favor de la Divina Providencia. El mito de “Caudillo”, líder supremo nacional, no se explica sin las muertes de los políticos Calvo Sotelo y Primo de Rivera (fusilado) y los generales Sanjurjo (muerto en accidente de avión) y Goded (fusilado), quienes podrían haberle discutido el mando. A Mola le superaba en jerarquía y a Queipo de Llano y Cabanellas en triunfos militares. Además, había conseguido el apoyo de Italia y Alemania.

    BNE (Cortejo fúnebre de Sanjurjo por Madrid)
  • 11 de 40

    El oro de Moscú

    La Unión Soviética se convirtió en el mayor apoyo de la causa republicana y el Gobierno de Largo Caballero tomó una controvertida decisión: enviar a Moscú tres cuartas partes (510 toneladas) de las reservas de oro de España. Sirvió esto para pagar los suministros bélicos ofrecidos por Stalin, con un valor estimado de unos 744 millones de dólares.

    BNE (Uno de los cazas Polikarpov I-15 que la URSS envió a España)
  • 12 de 40

    La mudanza del Prado

    En octubre de 1936, setenta y un camiones salieron del Museo del Prado cargados con las joyas del patrimonio artístico español. Ante el temor de los bombardeos de Franco, la Junta Central del Tesoro decidió trasladar las obras de Velázquez, Goya, Tiziano, Rubens, etc. a Valencia. Fue una de las decisiones más polémicas adoptadas por la República.

    Museo del Prado (Camión militar evacuando a Valencia 'La familia de Carlos IV', de Goya)
  • 13 de 40

    La ofensiva sobre Madrid

    El 6 de noviembre las tropas sublevadas tenían cercada la capital —llegando incluso a incrustarse por las calles del barrio de Argüelles— y el Gobierno republicano huía a Valencia. La utópica defensa de Madrid recayó en el general José Miaja, que solo dio una orden a esos obreros que sostenían un fusil por primera vez en sus vidas: antes el cementerio que ceder un metro de frente.

    BNE (El Hospital Clínico de Moncloa estaba en la línea del frente)
  • 14 de 40

    El bombardeo sistemático

    La ciudad resistió, milagrosamente, esa embestida y hasta el final de la guerra. Durante todo ese período, Madrid fue víctima de un urbicidio a consecuencia de los bombardeos masivos, aéreos y artilleros, realizados por la maquinaria de los sublevados; el campo de experimentos de la Legión Cóndor de Hitler y de la Aviazione Legionaria de Mussolini. En este mapa se puede consultar dónde cayó cada bomba de Franco.

    BNE (Un edificio en ruinas en la calle de Estudios)
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    La matanza de Paracuellos

    Con la defensa de Madrid en pleno apogeo, los revolucionarios desencadenaron toda su furia mortal: entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre, militantes de la Juventud Socialista Unificada, dirigida por Santiago Carrillo, y la Federación Local de CNT fusilaron a 2.400 prisioneros considerados “fascistas y peligrosos” en Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz. Las actas decían: “Ejecución inmediata. Cubriendo la responsabilidad”.

    BNE (Mandos republicanos delante de los ataúdes de los fusilados en Torrejón de Ardoz)
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    La represión en la retaguardia

    “Cualquiera que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado”. La frase de Mola refleja ese ánimo de los sublevados de eliminar físicamente a la “anti-España”. Según los cálculos de Paul Preston o Julián Casanova, los rebeldes asesinaron a unas 100.000 personas durante la guerra y a otras 30.000 durante la posguerra. En el bando republicano, la violencia estuvo a cargo de las milicias armadas socialistas, anarquistas y comunistas, que se cobrarían 55.000 víctimas mortales, según Preston o Stanley G. Payne.

  • 17 de 40

    Las Brigadas Internacionales

    Ante el pacto de 'No Intervención', voluntarios de todo el mundo decidieron desplazarse a España para defender al régimen democrático, la República. Llegaron de Estados Unidos, la URSS, Francia, Italia, Alemania… y la mayoría defendía postulados comunistas. Eran abanderados de la lucha contra el fascismo cuyas historias han quedado envueltas por un aura de idealismo. En la Guerra Civil participaron casi 60.000 brigadistas, de los que murieron unos 15.000, un número especialmente elevado.

    BNE (Llegada de voluntarios americanos de las Brigadas Internacionales a Barcelona)
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    La encarnizada lucha en Ciudad Universitaria

    “Toda la parte oeste de Madrid es un vasto cementerio, un inmenso pudriedero de seres y casas”. Así describe Manuel Chaves Nogales en 'Los secretos de la defensa de Madrid' el enfrentamiento registrado en la Ciudad Universitaria y el Parque del Oeste, iniciada en noviembre de 1936. Sin embargo, “los dos ejércitos se quedan al fin jadeantes y agotados uno frente a otro. De nada ha servido la carnicería. Ni los rebeldes han entrado en Madrid ni la República ha derrotado a los rebeldes. La guerra habrá de decidirse en otra parte”.

    Reina Sofía (Imagen tomada por Robert Capa de dos milicianos en CiU)
  • 19 de 40

    La batalla del Jarama

    El primer intento de Franco de tomar Madrid resultó infructuoso. Decidió entonces cambiar el ataque directo por enfrentamientos envolventes, primero en la carretera de La Coruña y luego, tras ocupar Málaga gracias a las tropas italianas, cortar las comunicaciones de la capital con Valencia en la zona del río del Jarama. El resultado solo fue un pequeño mordisco a la línea del frente favorable a los sublevados.

    BNE (Escena de guerra en el frente del Jarama)
  • 20 de 40

    El auge del comunismo

    A principios de 1937, el Partido Comunista se convirtió en una organización de masas: de 50.000 afiliados antes de la guerra pasaron a casi 250.000 un año después. El ascenso del comunismo también se registró en el plano político, dando lugar a posiciones enfrentadas con un PSOE cada vez más dividido y con los anarquistas. El Gobierno del Frente Popular continuaba desintegrándose.

    BNE (Dolores Ibárruri con simpatizantes comunistas)
  • 21 de 40

    El papel de la Iglesia

    Algunas corrientes aseguran que la Guerra Civil fue una lucha religiosa de los católicos contra los anticatólicos. Lo cierto es que la Iglesia fue la segunda fuerza institucional más importante, tras el ejército, de los sublevados. En agosto de 1936, el cardenal Isidro Gomá aseguraba que “estamos dispuestos a cuantos nuevos sacrificios sean precisos por la causa de la Religión y de la Patria”. De ahí ese espíritu de cruzada contra comunistas y anarquistas, “los hijos de Caín”, cuyas atrocidades se cebaron especialmente con los miembros de la Iglesia.

    Martín Gastañazatorre (Absolución tras las confesiones y misa de los requetés del Tercio de Borgoña en el fente de Cataluña)
  • 22 de 40

    La batalla de Guadalajara

    Fue la tercera intentona de Franco para rendir Madrid y se saldó con una derrota clamorosa de los sublevados, cuya ofensiva estuvo básicamente a cargo de un ejército de 35.000 italianos, muchos de los cuales acabaron prisioneros. Esto significó la primera gran victoria del bando republicano en campo abierto.

    BNE (Material de guerra incautado a los italianos en Guadalajara)
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    Idealistas bajo las balas

    Ernest Hemingway, John Dos Passos, Martha Gellhorn, Robert Capa, Virgina Cowles, Herbert Matthews, George Orwell, André Malraux, Kim Philby, Antoine de Saint-Euxpéry… La Guerra Civil atrajo a España a multitud de corresponsales y escritores de todo el mundo. Desempeñaron un periodismo partidista -la mayoría apoyó la causa de la República- y dejaron infinitas peripecias entre las paredes del Hotel Florida.

    Ernest Hemingway y Joris Ivens durante el rodaje de su documental sobre la Guerra Civil
  • 24 de 40

    Los sucesos de mayo

    El 3 de mayo de 1937 estalló en Barcelona, todavía lejos del frente, un levantamiento de anarquistas radicales, secundados por el POUM, que trataba de garantizar el poder revolucionario. Las calles de la capital catalana se tiñeron de sangre durante cuatro días (casi 400 muertos y un millar de heridos) y la rebelión se saldó con la derrota de los revolucionarios tras la intervención de las fuerzas armadas. La crisis provocó el fin del Gobierno de Largo Caballero.

    CDMH (Barricadas en Barcelona durante los sucesos de mayo de 1937)
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    El Gobierno de Negrín

    La figura de Negrín, que basó su acción de gobierno en el lema “resistir es vencer”, generaba consenso entre comunistas y socialistas prietistas. Su política consistía en prolongar la guerra hasta que estallase un conflicto mundial irreversible o, en el peor de los casos, aguantar en una relativa posición de fuerza para que la rendición estuviese acompañada de ciertas garantías.

    BNE (Azaña, Negrín y Miaja visitan el frente del centro en noviembre de 1937)
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    La ofensiva del norte

    La estrategia bélica de Franco mutó al constatar los fracasos continuos en la toma de Madrid. Asumiendo que la guerra iba a ser larga y de desgaste se volcó con el territorio republicano que resistía en el norte, rico en recursos. Entre abril y octubre de 1937 fueron cayendo Bilbao, Vizcaya, Santader y Asturias. En palabras del futuro dictador: “En una guerra civil, es preferible una ocupación sistemática de territorio, acompañada por una limpieza necesaria, a una rápida derrota de los ejércitos enemigos que dejen al país aún infestado de adversarios”.

    BNE (Desfile franquista celebrando la toma de Bilbao)
  • 27 de 40

    El bombardeo de Guernica

    El 26 de abril de 1937 y durante más de tres horas, los aviones de la Legión Condor bombardearon de forma sistemática el pueblo de Guernica, que quedó totalmente arrasado. Así describió la masacre, que inspiró el famoso cuadro de Picasso, el periodista australiano Noel Monks: “Aviones, bombas, balas, fuego. En veinticuatro horas Franco iba a tachar a aquella gente, hundidos en el horror y sin un lugar en el que guarecerse”. Los cálculos de las víctimas oscilan desde un centenar a más de mil. Fue una maniobra de experimento de los nazis de cara a la II Guerra Mundial.

    CDBG (El poblado de Guernica en ruinas tras el bombardeo)
  • 28 de 40

    La batalla de Brunete

    Tras la toma de Vizcaya por los rebeldes, el general Vicente Rojo, ya como jefe del Estado Mayor Central, organizó una contraofensiva en Brunete. Bajo temperaturas infernales, 80.000 republicanos se enfrentaron a un contingente de 60.000 soldados franquistas entre el 5 y el 26 de julio, en uno de los choques más sangrientos de la guerra. ¿Quién ganó? Ambos bandos declararon ser triunfadores...

    BNE (Trinchera en el frente de Brunete)
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    La batalla de Teruel

    El ejército republicano inició el 15 de diciembre de 1937 una de las operaciones más ambiciosas de la guerra para evitar que Franco volcase todas sus fuerzas sobre Madrid. Tras unos combates durísimos bajo temperaturas gélidas, Teruel cayó en manos de los republicanos el 8 de enero de 1938. La contraofensiva franquista recuperaría la ciudad el 22 de febrero. El Ejército Popular perdió a 60.000 hombres por los 40.000 de los rebeldes.

    Robert Capa / Museo Reina Sofía (Teruel, frente de Aragón, 3 enero 1938)
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    Las dificultades de abastecimiento de la República

    A partir del verano de 1937 los suministros de la URSS tropezaron con importantes obstáculos logísticos: por mar, el bloqueo de la flota franquista; y por tierra, que Francia abriese la frontera pirenaica. En palabras de Moradiellos, “la incertidumbre y la falta de regularidad en los envíos afectaron a la planificación militar republicana e impusieron una estrategia bélica defensiva que trataba de conjurar la lenta derrota mientras ofensivas por sorpresa encaminadas a aliviar la presión enemiga en otros frentes”.

    BNE (Milicianos republicanos en el frente de Aragón)
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    El segundo Gobierno de Negrín

    La ruptura de relaciones entre Prieto y Negrín provocó una crisis que hubo de ser resuelta con la constitución de un nuevo Gobierno republicano el 6 de abril de 1938. Ese segundo mandato de Negrín marcó el punto álgido de la influencia soviética en España: no los podía alejar del poder porque eran el único apoyo extranjero. Era eso o la rendición incondicional ante Franco

    BNE (Negrín, durante el discurso de despedida de las BI)
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    La zona republicana, partida en dos

    El 15 de abril, la ofensiva franquista sobre Aragón logró su objetivo. Las tropas rebeldes llegaron a la villa mediterránea de Vinaroz, aislando Cataluña de Madrid y Valencia. Los sublevados se tomaron un respiro ante el desgaste bélico y Negrín aprovechó para lograr un triunfo diplomático: que Francia abriese la frontera durante tres meses para el paso de armas y municiones.

    BNE (Llegada de las tropas sublevadas a la playa de Vinaroz)
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    La batalla del Ebro

    La batalla más dura y larga de la guerra comenzó el 25 de julio de 1938. El general Rojo había ideado una operación en la desembocadura del Ebro como contraofensiva al avance de Franco sobre Valencia. Al principio, los republicanos lograron un éxito inesperado al cruzar el río por varios puntos. Pero tras tres meses y medio de duros enfrentamientos, los rebeldes se volvieron a llevar el triunfo.

    BNE (Ofensiva republicana en el frente del Ebro)
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    La retirada de las Brigadas Internacionales

    En un movimiento político desesperado, Negrín decidió el 23 de septiembre de 1938 retirar a los integrantes de las Brigadas Nacionales que permanecían combatiendo por la causa de la República. El utópico objetivo era aumentar la presión sobre Alemania e Italia para que también retirasen sus tropas.

    BNE (Despedida de las Brigadas Internacionales en Tarragona)
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    La ofensiva sobre Cataluña

    La derrota en la batalla del Ebro fue el golpe de gracia para el bando republicano. Ante un enemigo desmoralizado, Franco puso en marcha la última gran operación militar de la guerra: la ofensiva sobre Cataluña, que arrancó el 23 de diciembre de 1938. Los sublevados, con las fuerzas reorganizadas, recibieron una crucial remesa de arsenal militar regalo de Hitler.

    BNE (Franco en el frente de Cataluña en el invierno de 1938)
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    El golpe de Segismundo Casado

    A media noche del 5 de marzo de 1939, la guerra estalló dentro del bando republicano. El coronel Segismundo Casado declaró la constitución del Consejo Nacional de Defensa rebelándose contra el Gobierno de Juan Negrín por considerarlo ilegítimo tras la dimisión de Azaña y con el apoyo de líderes republicanos, anarquistas y socialistas como Besteiro. Casado quería negociar “una paz sin crímenes” con Franco que no fue más que una efímera ilusión.

    El coronel Casado y el comunista Wenceslao Carrillo, tras exiliarse en Londres
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    La caída de Barcelona

    Las tropas de Franco avanzaron sin oposición hacia Barcelona. Tarragona cayó el 15 de enero de 1939, mientras que el Gobierno republicano ordenó el 22 la evacuación de la capital catalana. La derrota anunciada se certificó el día 26, cuando los sublevados entraron en la Ciudad Condal sin toparse con resistencia.

    BNE (El escuadrón de caballería de Franco en la Gran Vía de Barcelona)
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    El exilio

    En los primeros meses de invierno de 1939 casi medio millón de personas se vio obligado a abandonar de forma forzosa su tierra. Del total de exiliados, unos 300.000 permanecerían fuera de España hasta que el franquismo aflojó la persecución por delitos de la guerra en 1966 o para el resto de sus vidas. Francia, México, la Unión Soviética, Argentina, Venezuela y Gran Bretaña fueron los principales destinos. La figura de Antonio Machado, fallecido en Collioure, se revela en símbolo de ese exilio republicano.

    Robert Capa / MSR (Refugiados republicanos en Francia en marzo de 1939)
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    El 1 de abril, fin da la guerra

    El futuro dictador, ya victorioso, firmó el 1 de abril de 1939 el último parte de guerra, que decía así: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo, Franco”.

    BNE (Desfile de la victoria, 19 de mayo de 1939)
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    ¿Cuántos muertos hubo en total?

    El volumen global de víctimas oscila entre un mínimo de 651.000 y un máximo de 735.000, según los cálculos de Enrique Moradiellos: entre 150.000 y 200.000 muertos en acciones directas de guerra (batallas, bombardeos), 155.000 por la represión en la retaguardia y entre 346.000 y 380.000 por enfermedades, hambrunas o privaciones inducidas por la contienda. Es decir, entre el 2,63% y el 2,97% de los casi 25 millones de personas que habitantes registrados en España en 1936 murieron por la Guerra Civil.

    Robert Capa / MRS (Un soldado muerto en la batalla de Teruel)