Luis Tosar estrena Yucatán.

Luis Tosar estrena Yucatán. EFE

Cine Entrevista

Luis Tosar: “El Valle de los Caídos es un lugar risible y hay que poner solución ya”

El actor estrena 'Yucatán', una comedia de truhanes que funciona como metáfora de una España llena de ladrones y ganas de hacer dinero.

28 agosto, 2018 02:17

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España es como un barco. Un crucero que quiere aparentar ser de lujo pero que viaja por las costas más baratas. Un país que presume de haber salido de la crisis pero que aprieta a la clase obrera, que se las da de solidario mientras elige a qué inmigrantes acoge y a quiénes devuelve en caliente. Esta España viene de lejos, como poco de un 2008 que parece lejano pero que todos recordamos, aquel año en los que nadie creía que una crisis pudiera acabar con todo lo construido y desvelar las cloacas de un sistema que tapaba su corrupción a golpe de aeropuertos y auditorios.

En ese tiempo es donde desembarca el crucero en donde se desarrolla Yucatán, la nueva película de Daniel Monzón (Celda 211 y El niño), que regresa a la comedia para contar la historia de dos ladrones que encandilan a los ricachones que viajan en un barco de lujo. Monzón vuelve a confiar en Luis Tosar para dar vida al truhán que sirve también como una metáfora de nosotros mismos y del poder destructor del dinero. Un trasfondo que encanta al actor, que también se muestra feliz de volver a un género que hacía tiempo que no tocaba y en donde entra en las mejores manos, las de su amigo y director predilecto.

Es raro verle en comedia, pero ahora estrena Yucatán y después Ola de crímenes, dos seguidas… ¿es un giro en su carrera?

Que haya esos dos proyectos es una casualidad, no estaba premeditado… y lo de giro me da un poco de vértigo, no lo había pensado en esos términos. Es verdad que había encadenado antes dos thrillers y que a mí me han ofrecido poca comedia en estos años, pero con Daniel Monzón hay una relación muy estrecha y Yucatán es la consecuencia de habernos reído mucho durante mucho tiempo y de tocar ese territorio que él no transitaba desde El robo más grande jamás contado y yo desde… Inconscientes, de Joaquín Oristrell, que hace mucho tiempo de eso ya.

Escena de Yucatán en exclusiva para El Español

Y en esta se suma que también hay algo de musical, es un proyecto que es una rara avis en el cine español.

Es verdad que es especial porque transita por varios géneros. No es una comedia al uso, una sucesión de gags. Es una trama compleja, de estafadores, pero tiene trama y tiene una reflexión sobre el dinero y todo lo que provoca. También es un guiño a los tiempos convulsos que hemos vivido estos últimos años, pero sí, es un proyecto que viniendo de otro lugar hubiera sido más reticente. Y lo de cantar es porque te da confianza cuando hay alguien que te conoce, que sabe que cantas, que tocas el ukelele, y que es casi de la familia. Y te lo propone porque sabes de dónde vienes. Daniel me había visto tocar el ukelele, y si voy de su mano vas a cualquier lugar.

Yucatán trata muchos géneros, pero el hilo conductor es la comedia, que en España funcionan muyu bien. ¿Por qué cree que ocurre, por una necesidad catártica de reírnos?

Sí, creo que funcionan porque la gente tiene ganas de relajarse, de salir del drama diario. Estamos un país en el que hemos vivido unos tiempos muy, muy duros y todavía los estamos viviendo. Queremos pensar que no, pero la realidad es que la recuperación está siendo difícil, la crisis ha sido muy gorda, ha cambiado al estructura social del país y tardaremos años, si los dioses quieren, en estabilizarnos, y no sé si será posible porque eh cambiado todo tanto, y hemos ensanchado tanto la brecha social entre la gente que es muy difícil restaurarlo. Y tengo la sensación de que la gente no tiene ganas de que le cuenten historias duras, que ya tienen bastante tragedia en casa. A la gente le gusta variar con las historias, pero es cierto que las comedias están funcionando muy bien. Y es porque la gente quiere reírse, y reírse de sí mismos, porque estas historias tienen que ver con lo nuestro, que es muy desgraciado pero muy hilarante.

Estamos un país en el que hemos vivido unos tiempos muy, muy duros y todavía los estamos viviendo. Queremos pensar que no, pero la recuperación está siendo difícil

Es una época en la que triunfa la comedia, pero en la que, paradójicamente, vivimos un triunfo de lo políticamente correcto y en la que se habla todo el rato de los límites del humor.

Yo creo que nosotros jugamos en un terreno acotad,o muy ventajoso, y es que es una película y allí puedes hablar y te puedes reír de cualquier cosa porque es una ficción.

Bueno, mira lo que le ha pasado a Amenábar.

No sé lo que le ha pasado.

Que la Plataforma Millán Astray quería comprobar qué decían de él en la película que está rodando.

Bueno, pero eso ya es otra cosa, no es terreno del humor, es un terreno de un mundo reaccionario que vemos en España a diario. Pero en el humor creo que el mundo de las redes sociales es más delicado, porque ahí nadie sabe en qué terreno estás, si es ficción, si es un chiste, si es una burla, si es por hacer daño… y por eso se despiertan tantas sensibilidades. Son los riesgos de jugar en estos terrenos. Tú no avisas de que es un chiste, porque la clave es no avisar de que lo es.

¿Hay algo de lo que no se reiría en una película?

Creo que en al forma está la clave. Todo es risible, el lugar desde el que te dirijas a eso es lo importante. El ejemplo está en Campeones, era una zona vedada para cierto tipo de chistes, pero depende del lugar desde el que se haga y ellos han demostrado que se puede hacer.

El dinero provoca cosas muy malas. Es un invento de la humanidad para hacer intercambios y para que funcione el sistema social que nos hemos inventado en Occidente

Del Valle de los Caídos sería más complicado…

Bueno, el Valle de los Caídos es un lugar risible de por sí, y eso son problemas que tenemos que solucionar ya. España es un país extraño en ese sentido. Estamos en la vanguardia en muchas cosas y somos retrógrados en otras. Es muy risible las cosas que produce, que haya tanto turismo ahora allí es risible. Así somos. Un país de contrastes, a veces medio idiota y a veces medio listo. Tenemos todo. Es lo que mola también.

En la película se dice muchas veces que “el dinero es una puta mierda”

El dinero provoca cosas muy malas, eso no se puede negar. Es un invento de la humanidad para hacer intercambios y para que funcione el sistema social que nos hemos inventado en Occidente, pero ese dinero cuando crece desmesuradamente provoca cosas extrañas, y cuando llega por sorpresa produce cosas extrañas. Mira las herencias. Familias bien avenidas en las que aparece una herencia y empiezan a salir las miserias y las bajezas humanas. Y esto es por el dinero. La codicia es uno de los grandes problemas del ser humano.

¿Y la corrupción viene provocada por el dinero? Cuanto mejor iba a la economía, más corrupción hubo.

Porque somos muy codiciosos, cuando los de alrededor se están lucrando en este país tenemos la asunción colectiva de que, bueno, no será tan malo. Tenemos un resto de muchos años en los que la forma de funcionar era esta. El amigo, el sobrino de no sé quién… Y esto sigue por inercia, funciona así.

Y nosotros, Europa, Occidente, somos los receptores de toda la gente a los que hemos destrozado la vida durante generaciones

La gente piensa que los actores son millonarios. ¿Cómo lleva esa asunción un tío que toca el ukelele y que vuelve a Galicia cada vez que puede está forrado?

Bueno, es una herencia que tenemos de otros cines. La gente piensa wuer ganas el dinero de Brad Pitt, pero es cierto, la gente piensa eso, y las cifras que se manejan aquí están a años luz, y si tienes la suerte de trabajar de seguido sí, pero puedes estar parado durante meses. El año pasado trabajé durante cuatro meses, y el resto del año a verlas venir. Racionando tu dinero y planificando sin saber si vas a volver a trabajar pronto o no. Las películas se retrasan, se caen. Esto es un quilombo cuando vas a comprar cualquier cosa, porque piensan que puedes pagar el doble y tienes la sensación de que te pueden engañar en cualquier momento.

Ese barco es una metáfora de España. No sé si cree que somos un país de estafadores, de truhanes.

Somos una mezcla muy rara. Somos un poco piratillas, pero también somos muy vasallos. La autoridad es muy importante para nosotros. Le rendimos mucha pleitesía, somos un país monárquico. Y creo que todo está relacionado, al rendir tanta pleitesía a ciertos estamentos hace que te busques la vida bajo cuerda, y esto durante generaciones hace que seamos como somos y que cívicamente estemos poco evolucionados. Porque esa forma de funcionar no es la que tendríamos que tener. Pero siempre que se hace una perrería la gente dice buahh no pasa nada. Y sí pasa, hombre. Porque al final son muchas y hace que se toleren en una sociedad y no seamos tan avanzados como deberíamos ser.

Yucatán tiene dos momentos importantes temporales. 1956, la primera ola de emigrantes españoles, 2008, la gran crisis económica, y se estrena en 2018, donde se juntan esas dos temáticas. ¿Cómo sería ese barco de la película ahora?

Bueno… para historias de barcos estamos. Es que… en el mar siempre pasa lo mismo. Donde le quitas, te resta. La naturaleza es sabia. Si tu haces un dique enorme, un puerto artificial, probablemente esté barriendo una cala de otro lado. Y el mundo creo que funciona así, donde nosotros hemos ganado territorio muchas veces, al final ese territorio te acaba ganando. Y por eso creo que está pasando lo que está pasando ahora. Lo que tú no puedes es colonizar de manera descarada todo lo que quieres y que no pase nada. Y lo que ha pasado es que la gente tiene que buscarse la vida como puede, y si has destrozado los recursos que tienen en su país de origen pues van a ir a buscarse las habas en otro. Y nosotros, Europa, Occidente, somos los receptores de toda la gente a los que hemos destrozado la vida durante generaciones. Otra cosa es que no lo quieras ver, pero la realidad es esa.