Toledo

—Yo soy el rey godo Recaredo y Alfonso VI.

—Estos dos son mis guardias. Mi nombre es Don Rodrigo.

La escena acontece en Toledo, en una ciudad real y ficticia al mismo tiempo; todo es una mezcla de historia y espectáculo. A diez minutos en coche está la monumental Puerta de Bisagra, de origen musulmán y remozada durante los reinados del emperador Carlos V y su hijo Felipe II; o el Monasterio de San Juan de los Reyes, erigido por Isabel y Fernando. Aquí, en medio de la geografía castellana, los vestigios históricos y sus protagonistas se amalgaman, se funden en un único espacio, en un tiempo presente que los recorre todos.

Puy du Fou, el parque de espectáculos históricos

Bienvenidos a El Sueño de Toledo.

¿De qué estamos hablando? De algo que nunca se ha visto en España: un parque de espectáculos históricos, un viaje por la historia de España a lo largo de quince siglos, desde la época visigoda hasta la llegada del ferrocarril. Se trata de un concepto revolucionario de entretenimiento. El aterrizaje de la marca Puy du Fou en nuestro país.

Entrada a Puy du Fou, que transportará al espectador a un viaje de 1.500 años. Isabel Roso

No resulta un parque temático al uso, no hay atracciones ni montañas rusas. La sensación es la de vivir una película en directo, ser protagonista de la representación, teletransportarse a la batalla de las Navas de Tolosa o recorrer el Camino Español con los Tercios de Flandes.

"Puy du Fou es un viaje a través del tiempo que le queremos ofrecer al espectador, con grandes y espectaculares secuencias, poniendo en valor toda la historia de Toledo y de España", explica Erwan de la Villéon, consejero delegado de la empresa francesa, a este periódico. Habla desde una grada en la que caben 4.000 personas, dándole la espalda al gigantesco escenario de cinco hectáreas donde el próximo 30 de agosto se estrenará este primer gran espectáculo nocturno, que ultima a contrarreloj los últimos detalles.

Uno de los actores de Puy du Fou con el traje de obispo. Isabel Roso

El formato, inaugurado hace cuarenta años en Francia, al sureste de Nantes y tomando el nombre de las ruinas del castillo renacentista de Puy du Fou —traducido a algo así como 'La colina del loco' en francés antiguo—, se ha revelado en un éxito total: casi 2.4 millones de visitantes al año —solo superado en espectadores por Disneyland— y elegido en dos ocasiones como Mejor Parque del Mundo.

Ahora, la experiencia se internacionaliza con un primer complejo en España. "Hemos elegido este país porque es una maravilla, y Toledo porque es una joya, un relato de casi toda la historia de España que concentra todas las influencias (romana, visigoda, árabe, cristiana, judía). Todas las historias que han hecho lo que es hoy el pueblo español han pasado y dejado huella en Toledo", añade De la Villéon, cuando en el escenario comienzan a aparecer caballos a trote, a ultimarse los preparativos del ensayo diario. Son las 19 horas y las luces no se apagarán hasta bien entradas las dos de la madrugada.

El escenario de El Sueño de Toledo ultima sus detalles para el estreno el 30 de agosto. Isabel Roso

Concepto cinematográfico

El Sueño de Toledo es el bautizo de un proyecto mucho más ambicioso. "Esto es solo un aperitivo", dice Juan Sebastián, jefe de escenografía. El parque en su totalidad, que ocupará una superficie accidentada de treinta hectáreas y con otros cuatro espectáculos de día y tres pueblos —uno medieval, uno de artesanos y un campamento árabe—, abrirá sus puertas en Semana Santa de 2021.

Pero este avance ya promete ser asombroso. No hace falta más que fijarse en los números: 70 minutos de función, 185 actores, jinetes, bailarines, acróbatas y alguna sorpresa más que darán vida a más de 2.000 personajes —un mismo intérprete llega a alternar seis o siete papeles diferentes—, 1.200 trajes de época hechos a mano por el equipo de Puy du Fou, etcétera.

El espectáculo cuenta con un total de 185 actores y 1.200 trajes. Isabel Roso

"El espectáculo es de una complejidad técnica brutal", expone Sebastián. "Hay efectos especiales, drones, mapping, fuego... Hemos utilizado la última tecnología del mundo del espectáculo para crear un concepto cinematográfico. La acción tiene lugar en muchos puntos y el espectador va a tener una visión panorámica".

Como jefe de escenografía, se encarga de controlar todos los elementos que van a tener presencia en escena, desde el más mínimo, como los botecitos de cristal que relucen en el carro de los boticarios toledanos —algunos de ellos originales, de la misma forma que lo son otras piezas utilizadas durante la función—, hasta otros de sumo protagonismo, como la carroza que transportará a Carlos V y que se trata de una réplica de la que se conserva en el Museo de Lisboa.

La carroza del emperador Carlos V. Isabel Roso

"Ofrecemos una versión poetizada de la historia, pero al mismo tiempo queremos que todo se corresponda: los escudos, los carruajes, la vestimenta...", añade Juan Sebastián. Puy du Fou no es una clase de historia, sino una experiencia: "Queremos despertar el gusto por conocer las raíces", matiza Erwan de la Villéon. "Obviamente, no somos profesores de historia, pero sí nos hemos empapado de la gran historia factual y de la de cómo vivía la gente en España y en la mismísima Toledo. Estamos asesorados por muchos arqueólogos, historiadores, gestores culturales, especialistas en literatura de reconocido prestigio...", dice en relación a la ayuda prestada por la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, entre otras instituciones.

Como cualquier parque temático, Puy du Fou también cuenta con una zona gastronómica y de ocio, bautizada como El Arrabal. Es lo primero del complejo que verá el visitante, ese salto del siglo XXI a tiempos pasados. Se trata de un mercado medieval que recrea un barrio de las afueras de Toledo en el que los espectadores podrán degustar todo tipo de tapas o bien antes o al finalizar el espectáculo.

El actor que hace de alzacán. Isabel Roso

Los caballos

El argumento de El Sueño de Toledo arranca en un atardecer a orillas del Tajo, cuando una joven lavandera llamada María se encuentra con el viejo azacán de la ciudad. El aguador será el encargado de conducir a la chica por un viaje de 1.500 años que se inicia con los reyes godos y va enlazando distintos acontecimientos históricos: la conquista musulmana de la Península, el esplendor de Toledo durante el reinado de Al Mamún, la reconquista por las tropas cristianas de Alfonso VI en 1085, el descubrimiento de América a manos de Cristóbal Colón o la época dorada del Imperio español con Felipe II.

Toda esa historia de España no está más que guiada por guerras y batallas, por triunfos mitificados y derrotas contundentes. Las espadas, lanzas, estandartes, escudos de armas... de cada tiempo ya están listas para ser empuñadas por los actores españoles, reclutados en dos castings. Un puñado de ellos fueron enviados a Francia para ser testigos de lo que significa Puy du Fou, para vivir la experiencia, y entrenarse con sus homólogos. 

Algunas de las armas que serán usadas durante el espectáculo. Isabel Roso

En un espectáculo cargado de acción, que cubre desde la Edad Media hasta la revolución que supuso la invención del ferrocarril, la figura del caballo adquiere una relevancia capital. El Sueño de Toledo cuenta con un total de treinta caballos hispanos —nacen tordos y su piel va emblanqueciendo a lo largo de los años— que también fueron entrenados en Francia para acostumbrarlos al ruido y a los carruajes. "Ellos van a tener el papel principal", dice Santos Cedillo, encargado de estos animales.

Entrenan todos los días unos 45 minutos en una pista de geotextil y arena, para que los impactos con el suelo sean menos dañinos, haciendo ejercicios de trote; luego participan en el ensayo diario del espectáculo, como el que está a punto de empezar. Por el arco de entrada de una muralla surge un obispo con su bácula pastoral, seguido de unos nobles visigodos apurados. Todos van tomando posiciones hasta que empieza a sonar la música. Es entonces cuando se asoma Recaredo a galope, que unos minutos más tarde se convertirá en Alfonso VI. Es la primera escena de Puy du Fou, un sueño histórico que acaba de despegar.

Los jinetes de Puy du Fou, durante uno de los ensayos. Isabel Roso

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