"¡El Museo del Prado! ¡Dios mío! Yo tenía / pinares en los ojos y alta mar todavía / con un dolor de playas de amor en un costado, / cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado". Estos versos los escribió Rafael Alberti en su poemario 'A la pintura' y describen sus sentimientos al pisar la pinacoteca española por primera vez en 1917, cuando tenía 15 años. El niño que quería ser pintor terminó siendo poeta y desempeñaría, un par de décadas más tarde, un papel fundamental en uno de los acontecimientos de mayor envergadura en la historia del museo: la evacuación de las obras de arte durante la Guerra Civil; la salvación de los lienzos de las bombas de la aviación sublevada.

Fueron 'Las meninas' y 'Carlos V en la Batalla de Mühlberg', perfectamente embalados, los dos primeros cuadros que abandonaron Madrid con destino Valencia camuflados en la oscuridad de la noche. Al término de la contienda, las dos obras, junto con las demás trasladadas, volvían a colgarse en las paredes de la pinacoteca, donde hoy en día siguen fascinando a todos esos niños que, como Alberti, se topan con el arte en su máximo esplendor por primera vez en su vida. "Yo vengo aquí porque no veo, me doy cuenta de que no sé ver, de que de verdad pocas veces he visto algo", decía María Zambrano.

Doscientos años cumple el Museo del Prado en 2019 -exactamente el 19 de noviembre- y resulta imposible comprender su historia observando tan sólo las mejores pinturas que conserva. La pinacoteca no es simplemente el edificio que acoge el 'Tríptico del jardín de las delicias', de El Bosco, 'Los fusilamientos', de Goya, o el 'Cristo Crucificado' de Velázquez -"en realidad este Crucificado somos nosotros mismos", en palabras de Antonio Saura- sino que es una institución en la que se refleja la historia de España; un centro de creación que también acoge la memoria colectiva del país.

Pero el edificio que hoy alberga las mejores pinceladas de la historia del arte español no fue concebido en sus inicios como un museo. El rey Carlos III ordenó al arquitecto Juan de Villanueva la construcción, en el Paseo del Prado, del Gabinete de Ciencias Naturales; y este ejecutó el diseño en 1785. El monarca borbón fallecería tres años más tarde y, en estas circunstancias, la decisión final sobre qué hacer con el edificio recayó en la figura de Fernando VII, su nieto, que espoleado por su esposa, la reina María Isabel de Braganza, tomó la decisión de crear un Real Museo de Pinturas y Esculturas.

El Prado sale del museo: actividades del bicentenario

El Prado es mucho más que un museo y así se pone de manifiesto en la programación para conmemorar su bicentenario. Será un año de intenso ajetreo en el que se sucederán exposiciones y actividades por todo el territorio geográfico español. El pistoletazo de salida se dio el mismo día de su 199 aniversario con la inauguración de la muestra '1918-2019. Un lugar de memoria', un recorrido cronológico por el pasado de la pinacoteca y su relación con la sociedad española a lo largo de estos dos siglos. A esta se le sumarán en los próximos meses 'Prado 200', centrada en la creación del Real Museo de Pintura y Escultura y su evolución; y 'Efímera', una exposición virtual que trazará la historia de la representación gráfica del Museo.

En su empeño de conectar con el pueblo, y como principal institución cultural del país, el Museo del Prado también quiere hacer partícipe de su bicentenario a toda la sociedad a través de un programa de micromecenazgo, acercándose a los colectivos en riesgo de exclusión social y sacando las obras maestras a la calle para visualizar el compromiso nacional de la pinacoteca. Las obras de Velázquez, Rembrandt, Goya, Fra Agenlico o Lavinia Fontana, una de las mujeres más notables del arte occidental, viajarán por todas las Comunidades Autónomas gracias a 'De gira por España'.

Fuegos artificiales para celebrar el bicentenario del Museo del Prado. Fernando Villar/ EFE

Financiación y gestión del éxito, los retos

El 200 aniversario se produce en un momento de cambio para el museo, en medio de un proceso de modernización que conlleva varios retos. El primero es la salud económica del museo, que se autofinancia en gran medida con la venta de entradas y patrocinios externos. Desde la institución se lleva señalando desde hace tiempo el maltrato y la poca ayuda proveniente de las arcas del Estado. La segunda encrucijada consiste en saber gestionar la cada vez mayor cantidad de visitantes -casi 3 millones en 2017- y no masificar las visitas, como sucede en otros museos. En otras palabras, no morir de éxito y saber conjugar esa faceta turística con la tarea investigadora.

El Prado, que entra en el nuevo año pintado por fuera para tapar los andamios de las obras que envuelven el edificio, quiere que 2019 sea un año especial, el de la consolidación de la institución como un regalo para la sociedad española y para poner en valor su historia, la evolución de una colección nacida en el ámbito privado hasta consolidarse en uno de los museos más importantes del mundo. Desde EL ESPAÑOL también hemos querido rendirle nuestro pequeño homenaje contando las historias de sus mejores obras.

Lo que debes saber

Qué: bicentenario del Museo del Prado.

Quién: Museo del Prado.

Cómo: más de 100 actividades entre exposiciones fijas e itinerantes.

Cuándo: 19 de noviembre de 2019.

Dónde: por toda España.

Por qué: para dar a conocer su historia a toda la sociedad española.