Jorge Lago (Madrid, 1976) fue el editor que se subió a su coche a mover el mensaje de Podemos por los pueblos hace un año y medio, con la campaña de las Elecciones Europeas. Abandonó su tarea como editor de ensayo en Lengua de Trapo, se entregó al partido y descubrimos al miembro más rico del grupo recién creado. Desde las Europeas a la campaña del próximo 20D se ha dedicado a recoger, en el grupo de consejo ciudadano, las necesidades del sector cultural. Cerca de 300 personas participaron en el proceso de creación de aquel boceto de programa cultural que ahora parece emerger con datos concretos y medidas menos radicales de lo que se presuponía para acabar con una “situación catastrófica” de las industrias culturales.

¿Qué diferencia hay entre el programa de Podemos y el resto?

Están plagados de generalidades, no concretan absolutamente nada. Algunos de ellos, como el de Ciudadanos, desconocen los marcos legislativos europeos al plantear un IVA que la Unión Europea no permite. No hay referencias sectoriales tampoco, son programas genéricos. No hay nada sobre música, nada desarrollado sobre el estatuto del artista. Planteamos la posibilidad de prorratear a cuatro años el pago de impuestos porque no puedes pagar el primer año algo que vas a cobrar dentro de cuatro, eliminaremos las cuotas fijas de los autónomos. Se hará en función de los ingresos. Queremos reconocer la intermitencia de los artistas.

Usted ha formado parte del Consejo Ciudadano, que durante año y medio ha recogido las necesidades del sector cultural de primera mano. Había dudas de que el partido aceptara todas las propuestas y conclusiones de este trabajo. ¿Se han asumido?

Sí, todas. Nos hemos armonizado con Economía, porque queremos cambiar la manera de financiar la cultura con la creación de un fondo social. Esto implica modificar la ley general de tributación española, porque es finalista y no permite las recaudaciones parciales.

Cultura tendrá su casilla en el modelo 100 de la declaración, junto a la de la Iglesia y los fines sociales

¿Y cómo será la financiación de la cultura que propone Podemos?

Tiene tres patas: por un lado, crearemos el fondo social de la cultura, que se financia con una Ley de Mecenazgo que permite desgravaciones fiscales.

¿A cuánto dejarían el IRPF y el Impuesto de Sociedades?

No lo hemos especificado. Por otro lado, cultura tendrá su casilla en el modelo 100 de la declaración, como la de la Iglesia y los fines sociales. El 18% de lo recaudado por el Estado en la cultura irán al fondo social. En ese fondo social de la cultura habrá un observatorio ciudadano que analizará cómo es el retorno social de lo invertido en los proyectos. Además aplicaremos el 1,5% del gasto de Fomento, que en este momento no es un dinero que no está llegando a la rehabilitación del Patrimonio. Así generaremos una autonomía de la financiación de la cultura y no dependerá exclusivamente de las subvenciones.

¿Cuánto subirán el porcentaje de gasto destinado a Cultura en los Presupuestos Generales del Estado?

La manera de contabilizar los porcentajes cambiará, porque vamos a incorporar nuevos modelos de aportación. Por eso no tiene sentido calcularlo en los términos tradicionales. La subida efectiva va a tener que ver con todas estas opciones de financiación.

La cultura está subvencionando al Estado. En el caso del cine es más evidente, se recauda más de lo que se inviertey, sin embargo, la apreciación social es de un sector subvencionado

Pero podrá determinar una cantidad razonable.

El problema es que el gasto ahora mismo está destinado a una cantidad superflua, como ministerios. No es un problema tan cuantitativo como distributivo. Es electoralista decir que los vamos a subir hasta un 1,5%.

¿Pero serán capaces de aportar algo más que el 0,2% a la cultura?

Va a subir porque implantaremos capacidad de autofinanciación, pero no sabemos cuánto, porque debemos ver cómo se articulan todos estos mecanismos. Lo que es evidente es que teniendo un 0,2% de los Presupuestos y aportando más de un 3% al PIB hay un desajuste innegable. La cultura está subvencionando al Estado. En el caso del cine es más evidente, se recauda más de lo que se inviertey, sin embargo, la apreciación social es de un sector subvencionado… como si no lo fuera el del automóvil, el de la minería, el de las empresas tecnológicas o el de las empresas energéticas.

¿Qué ley de las aprobadas in extremis por el Gobierno derogarían o reformarían?

Hay que reformar varias leyes, hay que generar marcos regulativos para cada uno de los sectores. Leyes propias para las artes escénicas, la música, el videojuego. La Ley de Propiedad Intelectual hay que reformarla, aunque sólo sea porque los afectados no están de acuerdo con la ley. Generar leyes en contra del sector no parece ser lo más estable.

Parece que las industrias tecnológicas y de las telecomunicaciones no están tan descontentas. 

Las telecos están más a favor porque no tienen que pagar absolutamente nada. Y porque han empezado a generar contenido y no se benefician de la descarga ilegal, como hasta ahora, les interesa que haya más medidas de lucha contra la piratería y antes no tanto. De todas maneras, considerar a las telecos parte del sector de la Propiedad Intelectual es forzar un poco el argumento.

¿No lo son?

Sí, en tanto que generan canales de acceso y de conexión entre el productor y el usuario. Pero son leyes que hay que reformar. Lo que se ha hecho ahora con el cine es sangrante. Todos sabemos que se usaban las subvenciones, no sé si era un uso generalizado, pero hay un interés en utilizarlo para poder eliminar este tipo de ayudas.

Así ha actuado el PP, generando chivos expiatorios. Presentan a las descargas, que han hecho mucho daño, y los fraudes del cine también, como las únicas razones que explican el estado en el que se encuentra la cultura…

¿Quiere decir que han dado a conocer estas prácticas para legitimar la ley?

Básicamente. Todos sabíamos que esto se hacía y en el mismo momento en que sacas la ley lo haces público.

¿Quiere decir que ha habido filtración del Ministerio de Cultura?

No, ha habido una utilización interesada. Es una coincidencia muy sospechosa, con el silencio llamativo de la oposición. Han reducido a la mitad las subvenciones y no han reformado la ley de mecenazgo para contrarrestarlo y el problema son las descargas. Así ha actuado el PP, generando chivos expiatorios. Presentan a las descargas, que han hecho mucho daño, y los fraudes del cine también, como las únicas razones que explican el estado en el que se encuentra la cultura…

¿La piratería no tiene una relación directa con el cierre de salas o con la pérdida de venta de libros?

La piratería tiene una incidencia sobre la venta porque no se ha hecho nada para fomentar la descarga legal, no se han protegido plataformas como Filmin, que hacen pedagogía a favor. Es evidente que había muchos intereses detrás mientras se generaban pingües beneficios por las descargas ilegales y la proliferación del ancho de banda. Eso es lo que ha generado la piratería.

¿Podemos se plantea, para acabar con la piratería, la persecución del ciudadano?

No. Justamente lo contrario. Está claro que las descargas ilegales hacen daño al sector. La industria cultural ha perdido peso porque no tiene reconocimiento sobre lo legal y lo ilegal, lo moral y lo inmoral. Contra eso hay que luchar y combatirlo. Insisto en que la manera de acabar con esto es el fomento de la descarga legal y la pedagogía del uso de la red.

¿Pero cree que el sector del libro invertirá en desarrollo de oferta legal si antes no tiene garantizados la integridad de sus derechos?

Ahora mismo no están protegidos y hay una ley que es la que más criminaliza la descarga ilegal de toda Europa. Lo que hay no funciona. La Justicia debe actuar, y con rapidez, sin Comisiones políticas intermediarias. Debemos generar una ley que tenga consenso con el sector cultural, esto es básico. Debemos generar ayudas para fomentar la descarga legal. Debemos ver también esos miedos en qué están fundados.

Jorge Lago no cree en la persecución del ciudadano para acabar con la piratería. Olivier Peresse

¿Son miedos infundados?

No creo que sea infundado, pero no sé en qué se fundamenta. Cuando formaba parte del sector con una editorial independiente pequeña, tenía un índice de descarga ilegal pequeño que, además, generaba cierta publicidad del libro que retornaba en ventas. Pero hay que analizar qué es lo que está impidiendo el mercado digital editorial y si sólo es un problema de descarga ilegal, o uno de pedagogía o de una lucha decidida contra la piratería. 

¿Volverán a instaurar el modelo antiguo de la compensación por copia privada?

Sí. No podemos ir en contra de la ley europea e imputar la compensación a los españoles en vez de a las empresas. No lo está haciendo nadie salvo nosotros. En cualquier caso, es un problema de voluntad política.

¿Se plantean una reforma de las entidades de gestión de derechos de autor?

Debemos mantenerlas, pero en estos momentos no hay libre competencia entre ellas, no hay facilidades para generar nuevas entidades de gestión, debemos crear formas más democráticas de gestión de las entidades. Hay que implantar criterios de democratización y transparencia.

No hemos cambiado el discurso, hemos adquirido responsabilidad de Gobierno, cosa que hace año y medio con cinco eurodiputados no teníamos

Pero eso supuestamente es lo que ha hecho el Gobierno con su reforma de la ley.

Lassalle se ha adelantado a la directiva europea y ha incluido criterios de vigilancia desde la Secretaría. Pero nosotros no planteamos eso, no planteamos la vigilancia de la Secretaría sobre las entidades, sino el desarrollo de la democracia interna.

¿Ha variado el discurso de Podemos sobre la Propiedad Intelectual ahora en campaña electoral?

No, la filosofía es la misma: no podemos seguir enfrentando al creador con usuario, que es lo que se está haciendo. Se está desaprovechando algo histórico como es la difusión de la cultura. La tecnología ha permitido una expansión inédita de la cultura y eso hay que monetizarlo y regularlo. Que estamos en campaña electoral y hay que subrayar que no podemos seguir tolerando la descarga ilegal y que quizá antes no hacíamos tanto hincapié, claro. Ahora estamos en campaña y hay intereses económicos que hay que defender. Ahora tenemos posibilidad de Gobierno y antes no. Los sectores culturales nos dicen que se hunden si no les ayudamos. No hemos cambiado el discurso, hemos adquirido responsabilidad de Gobierno, cosa que hace año y medio con cinco eurodiputados no teníamos.

¿Por qué reivindican la vuelta del Ministerio de Cultura?

Planteamos un ministerio de Comunicación y Cultura. Que no haya un Ministerio de Cultura es una declaración de principios, que además permite a Lassalle decir que no puede negociar porque no está en el Consejo de Ministros. No es más costoso. Para nosotros es importante porque, sin marcos regulatorios, la inseguridad jurídica es mucho mayor. La posibilidad de desarrollar leyes específicas y una coordinación entre las estructuras del Estado -que no ha habido- reduce la incertidumbre.

¿Ha visto en Lassalle algo defendible?

Una de las pocas cosas en las que Lassalle tiene razón es que no es verdad que en España no haya gasto cultural, hay un enorme gasto cultural. El problema es que está tan solapado en instituciones, que al final no llega y eso sólo puedes transformarlo con marcos regulatorios y un ministerio que lo ampare. Hay una ausencia de modelo cultural, que sirve para mantener estructuras de poder. Han usado la cultura con fines de envoltorio. Tenemos que acabar con eso para generar autonomía en el sector cultural. Para ganar autonomía necesitas cuanto más leyes, mejor.

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