Isabel Preysler en una fotografía tomada recientemente, con motivo de la publicación de su libro.

Isabel Preysler en una fotografía tomada recientemente, con motivo de la publicación de su libro. Gtres

Famosos 'MI VERDADERA HISTORIA'

De su reproche a Julio Iglesias como padre al día que llevó a Miguel Boyer a terapia: los otros 8 titulares de Isabel Preysler

Este pasado miércoles, día 22 de octubre, la filipina ha presentado su libro autobiográfico en el que repasa su intensa y apasionante vida.

Más información: Isabel Preysler publica las cartas que Vargas Llosa le enviaba: "Gracias a ti, he sido muy feliz, más que en el resto de la vida"

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Este pasado miércoles, 22 de octubre, la socialité filipina Isabel Preysler (74 años) ha presentado, al filo de la una de la tarde, en el majestuoso Hotel Mandarin Oriental Ritz su libro de memorias, Isabel Preysler: mi verdadera historia, editado por Espasa.

Ha sido, qué duda cabe, un día importantísimo en su vida, de esos que marcan un punto de inflexión. A su lado, arropándola, algunos miembros de su familia y buenísimos amigos de toda la vida, como la siempre discreta Nuria González (63).

Muy elegante, ataviada con un regio traje blanco, Isabel ha acudido a su encuentro con la prensa, en el Salón Felipe IV del mencionado hotel, acompañada de su hija Tamara Falcó (43), quien ha estado presente en la rueda de prensa.

Isabel Preysler, este pasado miércoles, en la presentación de su libro.

Isabel Preysler, este pasado miércoles, en la presentación de su libro. Gtres

La marquesa, vale la pena destacar, ha puesto la nota de humor a la jornada. EL ESPAÑOL ha estado presente en el evento.

Sostiene la reina de corazones que esta obra se ha creado con el único objetivo de que se conozca, por vez primera, su verdad; quién es, en realidad, María Isabel Preysler Arrastia, su nombre real.

Arguye Preysler que los titulares de la prensa, a lo largo de las últimas décadas, han difuminado su historia, también la han tergiversado y se ha dado un perfil de ella que nada tiene que ver con la realidad. Ahora, es su turno.

En la presentación, Isabel asegura que todos sus hijos han leído la parte del tomo que les concierne, y están conformes.

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Tamara, además, le ha dado las gracias por que la filipina haya compartido su vida con ellos, en forma de "legado". Entrando en mayores honduras, hay capítulos duros en las 334 páginas que componen la obra.

El más reciente -y también delicado-, su última historia de amor con Vargas Llosa. Hace públicas Preysler en el volumen de marras las ocho cartas que el Nobel de Literatura le escribió cuando su amor gozaba de una época de vinos y rosas.

Al ser preguntada este pasado miércoles sobre si teme alguna reacción legal por parte de los hijos de él, por aquello de la exposición de la intimidad, ella lo tiene claro.

La portada del libro 'Isabel Preysler: mi verdadera historia'.

La portada del libro 'Isabel Preysler: mi verdadera historia'.

"No. Tampoco he esperado a que él muriera. Estaba escribiendo el libro y él se murió mientras yo terminaba el libro. Creo que lo terminé antes de que se muriese. Las cartas son mías y yo puedo publicarlas", ha aseverado la socialité.

Añade al cabo: "Sólo he expresado lo que su entorno ha dicho de que él no era feliz. Yo quería demostrar que eso no era verdad. Era feliz y yo también lo era. He publicado las cartas para que se demostrara que él era feliz".

A continuación, EL ESPAÑOL repasa otros ocho pasajes que Isabel plasma en su libro, desde su infancia -con primer amor incluido para el enfado familiar-, hasta sus maridos y los episodios de celos que algunos de éstos sintieron en el seno de su relación.

1. Niña "traviesa" y amor 'playboy'

Isabel comienza el libro con su primera historia de amor en Manila. Ella contaba entonces con unos imberbes 18 años. El hombre que le cambió la vida a los 18 años se llamaba Junie Kalaw, y era un playboy.

Este joven "puso en marcha el resto de mi vida", como ella escribe. Cuenta Isabel cómo quedaba a escondidas con él para que sus padres no la descubrieran. Eran tiempos trepidantes.

"Junie pertenecía a la alta sociedad de Manila", apunta ella, pero tenía "un futuro incierto", y este extremo no les gustaba a los padres de Isabel.

Le enviaba Kalaw, a modo de cortejo, decenas de ramos de flores. Todo se torció de mala manera cuando se escaparon a Caliraya. Fue todo bien, pero al volver a casa, en coche, los padres de ella se enteraron del viaje secreto, y la reprimenda fue grande.

"Al día siguiente me comunicaron que habían decidido que me mudara a España para vivir con mi tío Miguel Pérez-Rubio y con tía Tessie". Creían sus padres que poniendo distancia física a su hija se le pasaría el enamoramiento.

La socialité filipina posando en un reportaje reciente.

La socialité filipina posando en un reportaje reciente.

Junie se resistió a dejarla ir, pero no pudo hacer nada. Al cabo de los años, cuenta Isabel, "nuestras vidas se cruzaron de nuevo. Yo ya estaba casada con Miguel Boyer".

"La voz de Junie sonaba algo más débil que la que recordaba. Me contó que su estado de salud era delicado, que deseaba viajar a Madrid y que le encantaría que nos viéramos. Fue un viaje muy bonito, cuenta Isabel. Días de amigos y emociones.

En 2001, Junie llamó para despedirse de Isabel: se estaba muriendo.

En lo referente a la infancia de Isabel, la protagonista de esta historia sostiene, tanto en el libro como en la presentación de este pasado miércoles, que fue maravillosa; una niña feliz y "privilegiada".

En un extracto del libro, desliza Isabel: "De niña me llamaban lagartija y fox terrier porque no paraba quieta y por mi delgadez".

Se define Isabel como una niña "traviesa" en aquellos años. En cuanto al amor, ese de los primeros años que es intensísimo: "Tuve muchos pretendientes, algo que se notaba por San Valentín, cuando los chicos tenían la tradición de enviar flores a casa de las chicas".

2. Muerte hermano

Hay un pasaje -por encima de otros tantos, igual de devastadores- que destaca Isabel por lo doloroso que fue en su casa: la muerte de su hermano Enrique a los 25 años, recién graduado en Business Administration.

"Mi hermano Enrique decidió pasar la noche del 20 de diciembre de 1971 en un hotel de la ciudad con una chica con la que había estado saliendo. (...) Se quedaron adormilados en la cama; con la mala suerte de que se produjo una fuga en el calentador de gas del agua caliente, ahora ya prohibidos, pero que en aquella época eran habituales. Estuvieron inhalando durante horas ese monóxido de carbono".

Isabel Preysler posando junto a su hija, Tamara, este pasado miércoles, 22.

Isabel Preysler posando junto a su hija, Tamara, este pasado miércoles, 22. Gtres

"A la una de la tarde, los empleados del hotel, extrañados porque no habían bajado a desayunar ni habían desalojado la habitación, decidieron subir a ver qué les pasaba y llamaron a la puerta con insistencia, pero solo les respondió un inquietante silencio".

"Al final, muy alarmados, abrieron la puerta de la habitación y hallaron una escena terrible: mi hermano yacía sin vida en la cama y la chica que lo acompañaba estaba inconsciente a su lado tras haber permanecido expuesta durante tantas horas al gas".

"La muerte de Enrique fue algo horrible, pero además tuvimos que soportar la publicación en varios medios de distintas hipótesis totalmente falsas sobre las circunstancias que rodearon su trágico final. Se dijo que en aquella habitación de hotel habían encontrado alcohol y restos de droga, algo absolutamente falso", concluye, este apartado, Isabel.

3. La adicción de su hermano Carlos

No fue aquella la única desgracia que afrontó la familia Preysler. En julio de 1989, a Beatriz, una de sus hermanas, le diagnosticaron su primer cáncer. "Tenía 30 años. (...) Le habían encontrado un tumor en el útero". En paralelo, narra Isabel que su madre tuvo otro gran sufrimiento.

"Llevaba ya unos años luchando en silencio contra el infierno de las drogas en el que había entrado mi hermano Carlos, el cuarto de sus hijos, esa horrible adicción que ha roto tantas familias y hecho añicos a tantos jóvenes en todo el mundo. Carlos tenía dieciséis años cuando comenzó a consumir".

"Su adicción fue una prueba durísima para el resto de la familia, pero sobre todo para mi madre".

Preysler, posando en un 'photocall'.

Preysler, posando en un 'photocall'.

4. Embarazo sorpresa

En el capítulo 6, titulado Un embarazo sorpresa, Isabel relata que se casó con Julio Iglesias (82) embarazada, aunque "no entraba en mis planes". "En aquella época no existía otra posibilidad que la de celebrar esa boda precipitada".

Isabel rememora, además, su historia de amor. "Me casé queriendo mucho a Julio, pero es cierto que, con el paso del tiempo, me enamoré locamente de él por sus muestras de cariño hacia mí y hacia mi familia".

5. Los celos de Julio

Todo iba bien hasta que llegó el divorcio. "Entre Julio y yo empezó a surgir una distancia insalvable que surgió poco a poco, casi sin darnos cuenta y que, cuando quisimos arreglarlo, era demasiado grande y demasiado tarde".

Los celos del cantante también supusieron un escollo profundo. "Su excesiva protección y vigilancia me aisló del mundo. (...) Recuerdo una ocasión en la que discutimos acaloradamente. Le pedí que asumiera que yo no le pertenecía".

Todo ello unido al carácter infiel de Julio acabó por hacer estallar aquel romance. Isabel ensalza la figura del padre de Julio, el doctor Julio Iglesias Puga.

Sostiene que ella se llevó bien con su suegro hasta después de la separación. Tanto que incluso Julio padre "conoció a Carlos Griñón y a Miguel Boyer".

"No ocurrió lo mismo con Charo, mi suegra. Tras la separación, descubrí que nos nos llevábamos bien".

6. Alejandro, su primer nieto

Si algo define a Isabel es su fortísima debilidad familiar. Como madre, pero también como abuela. Jamás olvidará Isabel el día en que nació su primer nieto, Alejandro.

"El 14 de enero de 2002 nació mi primer nieto, Alejandro, con menos de seis meses de gestación y con apenas 875 gramos de peso. Desde el primer día de su vida Alejandro ha sido un guerrero y ha superado muchas dificultades. (...) Es el ejemplo vivo de lo que fue un milagro: un bebé prematuro extremo que pudo salir adelante y tener una vida plena".

Enrique Iglesias durante uno de sus conciertos.

Enrique Iglesias durante uno de sus conciertos. Gtres

7. Julio Iglesias y su hijo Enrique

Cuenta Isabel en su libro que su hijo Enrique (50) siempre tuvo claro que lo suyo era la música. Un extremo que no gustó en demasía en casa.

"Enrique mantuvo muy en secreto su verdadera pasión. Ni tan si quiera a mí me contó absolutamente nada hasta que no le aceptaron su primera demo. Fue la seño la que le dejó un dinero para grabar la maqueta en un estudio profesional porque confiaba plenamente en él. Enrique siempre le estará eternamente agradecido".

"Cuando por fin me enteré de todo, como de que había estado componiendo canciones en secreto desde los trece años, no pude evitar preocuparme por su futuro. Le pedí que no dejara los estudios, que terminara su carrera y que después se dedicara de lleno a la canción, pero él tenía muy claro lo que quería".

En este punto del relato, la de Manila plasma en el papel cuál fue la reacción de Julio Iglesias a las inquietudes artísticas de Enrique: "Julio se disgustó muchísimo cuando Enrique le llamó para contárselo y se puso en contacto inmediatamente conmigo. Tuvimos una larga charla".

"Cada uno reaccionó de una manera diferente, pero quiero creer que a los dos nos movía la misma preocupación por el futuro de nuestro hijo".

Aquí Isabel madre revela y se sincera: "Y me veo obligada a decir, sintiéndolo mucho, que Julio, en aquel momento y más adelante, no se portó con Enrique como un padre debería haber hecho con su hijo. La actitud de Julio le dolió profundamente a Enrique y resultó ser, para mí, una fuente de disgustos y tristezas".

8. Los celos de Miguel y la terapia

La socialité en un acto público.

La socialité en un acto público. Gtres

Este capítulo está dedicado a Miguel Boyer y su historia de amor. "Miguel Boyer ha sido el gran amor de mi vida", ha asegurado Isabel este pasado miércoles, día 21, durante la rueda de prensa de presentación de su obra.

No fue fácil. Cómo iba a serlo, zarandeó los cimientos de la sociedad política y de crónica social: "Una mujer de derechas y habitual de las revistas del corazón con un amante socialista".

"(...) Los dos aspirábamos a vivir nuestra relación de la manera más discreta posible". Se casaron en el juzgado un 2 de enero de 1988, a las nueve de la mañana.

De aquel amor nació Ana Boyer (36). "Miguel y yo éramos totalmente diferentes, pero compartíamos muchas aficiones. (...)". Apostilla, al cabo, Isabel que a Boyer nunca le gustó salir en prensa.

"Miguel Boyer ha sido la historia de amor más importante de mi vida. Le amé profundamente y, aunque en alguna ocasión pensé en separarme, creo que no hubiera podido vivir sin él".

El matrimonio no fue todo "un camino de rosas", admite Preysler.

"Como pareja, Miguel y yo nos enfrentamos con un problema serio: sus celos. En una ocasión le rogué que acudiera al psiquiatra para solucionarlo. El no creía en este tipo de terapias, pero consintió que le pidiera hora. Sólo asistió a una sesión".

"Yo muchas veces tenía que llamar a nuestros amigos, con los que habíamos salido a cenar o a una fiesta, para pedirles perdón por las escenas que me montaba".

Un amor cargado de admiración y sacrificio. Isabel estuvo al lado del exministro socialista en su peor trance: cuando sufrió un ictus el 27 de febrero de 2012.

Este accidente cerebrovascular lo mantuvo hospitalizado casi dos meses y le dejó varias secuelas, entre ellas problemas de movilidad. La dedicación de Preysler fue abnegada y absoluta.