Máximo Huerta, en Roma. Foto publicada en su perfil de Instagram.

Máximo Huerta, en Roma. Foto publicada en su perfil de Instagram.

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Máximo Huerta, en el Cónclave: su hoja de ruta por Roma y el Vaticano cuando no hay noticias sobre el nuevo Papa

Es uno de los reporteros que está cubriendo la actualidad sobre la elección del nuevo Pontífice. En una suerte de diario cuenta los entresijos.

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Tercera fumata negra en la Capilla Sixtina. Al término de este artículo, no hay Papa. La tensión se mantiene. Los ciudadanos aguardan noticias y los periodistas esperan comunicarlas. Desde este pasado miércoles, 7 de mayo, son miles los reporteros que se congregan en el Vaticano y sus alrededores para informar sobre la última hora del nuevo Pontífice. Entre los españoles se encuentra Máximo Huerta (54 años), como enviado de El Programa de Ana Rosa.

Para el periodista no es una experiencia nueva, pues hace 12 años cubrió el Cónclave en el que se eligió al Papa Francisco. Hace unas semanas, además, también estuvo como reportero de El Programa de Ana Rosa, informando sobre el último adiós al Pontífice argentino.

Durante esta nueva travesía, Máximo Huerta también está aprovechando para recorrer algunos de los rincones más míticos de Roma, llevar a cabo los planes -sobre todo gastronómicos- que ofrece la cità eterna y reencontrarse con compañeros. Así lo relata en un extenso post publicado en su cuenta de Facebook, un espacio que ha recuperado para compartir sus resúmenes diarios.

"Desde el aeropuerto, con el retraso acumulado, la barriga llena con el chai tea latte y la mirada perdida, empiezo este texto. El tedio de la espera es un poco menos de vida, porque mientras pasan los minutos me pierdo otros en otro lugar: Roma". Así comenzaba Máximo Huerta su relato, publicado este pasado miércoles.

"Vuelvo al Vaticano a cubrirlo como ya hice en 2013", rememoraba el escritor. "¡Cuántas cosas han pasado desde entonces! Podría enumerarlas, las importantes, y sería un buen guion", confesaba.

Máximo Huerta continuaba el texto instantes antes de su subirse al avión: "En este momento suena la megafonía, justo cuando un avión ha atravesado el horizonte. Corto, cambio (de lugar) y corro hacia la puerta 7 donde indica mi destino. Escribo ya desde el asiento, con la presión del despegue regalándome un zumbido y a la espera del servicio bar (...). En este caso cae la Fanta de naranja y unos pretzel. Cosas que jamás pediría en el bar de costumbre, pero la vida en los aires tiene mucho de cabeza volada, de ligereza y de novedad. Por muchos aviones que cojas, siempre parece que será diferente, que bajarás como nuevo, con otro espíritu. A lo mejor es la cercanía del cielo, pienso".

El escritor habría llegado a la capital italiana al final de la tarde del pasado martes, día 6, pues en el texto puntualiza cómo anochecía y cómo amanecía Roma.

Una de las imágenes compartidas por Máximo Huerta en sus redes sociales.

Una de las imágenes compartidas por Máximo Huerta en sus redes sociales. Instagram

Máximo Huerta también contaba su experiencia dentro de la Sala Sttampa del Vaticano, la oficina de prensa de la Santa Sede. Allí estuvo con alrededor de 5.000 periodistas. "El día será intenso porque cuando empieza este gran show, que es la elección de un Papa todos andamos picando imágenes como en un buffet libre. Periodistas como pollo sin cabeza que van y vienen y que necesitan/necesitamos sentirnos únicos en la información que manejamos", relató el escritor, dejando al descubierto cómo se viven estas jornadas desde el punto de vista informativo.

"Ninguno sabe más que nadie, pero la expectación genera un aluvión de nombres y de datos que parecen engordarse o amojamarse según con quien hables. No es información de contrabando, pero lo parece", añade.

El ambiente es de la siguiente manera: "La via Conziliazioni ya está vigilada por decenas de policías, hay vallas, carteles de entrada y salida y cintas de prohibido el paso. Apenas hay turistas, somos una legión de cámaras y plumillas que, con diferente acento, buscamos una mirada cómplice. También un café, en el bar de San Pietro, colapsado como el resto". Y añadía: "La foto de Francisco todavía preside las salas, le quedan días. No sabemos cuántos".

Máximo Huerta también dejaba los nombres de algunos de los favoritos a ocupar la Santa Sede. También una reflexión sobre el tiempo "complicado en el mundo". Según el comunicador, "un mundo en ebullición y conflictos, extraño, difícil y hostil".

Cuando no hay noticia ni Papa, Máximo disfruta de la ciudad: "En este momento, con un café entre pecho y espalda y la música de la misa de fondo, apunto detalles para decirlos en la crónica. Nunca sabes qué interesará, uno se deja llevar por las emociones". El ambiente es fascinante y así lo confirmaba Máximo en el final de su texto: "En este lugar, el Vaticano, donde todo es arte, donde todo es llamativo, histórico y bello, es fácil embobarse. Uno se queda absorto con la liturgia, las campanas o los cánticos, los colores, las razas y las palabras. No es cuestión de fe, es cuestión de los cinco sentidos".

A la espera de que se elija el nuevo Papa, Máximo Huerta se deleita con la oferta gastronómica de Roma. También con las historias que esconden sus calles.

"Tras la comida, el tiramisú y el café. Otro café. Paseo por la Roma que me gusta, la callejera, la de las fachadas gastadas, rotas, desconchadas; la Roma de heladerías y terrazas en las que la gente habla en voz alta, la Roma que te regala un monumento a la vuelta de la esquina y una fuente con el nasone por el que sale agua disparada. Ahora que los cardenales descansan antes del juramento y del extra omnes, busco un helado. Esa es otra elección. ¿Qué sabor escojo?", terminaba el escritor su crónica de Facebook.