La cantante Martirio en un acto público.

La cantante Martirio en un acto público. Gtres

Famosos ENTREVISTA

En la intimidad con Martirio, la mirada más revolucionaria del flamenco: " Yo he hecho lo que me han pedido mis tripas"

EL ESPAÑOL habla con la artista y descubre a Maribel, la mujer que se esconde tras las gafas más icónicas del folclore andaluz. 

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Dicen que Andalucía es la región donde el arte se convierte en vida. EL ESPAÑOL viaja a Sevilla para conocer a una de las mujeres más revolucionarias de la música, una mujer que en los años 80 se convirtió en una auténtica diva de la canción y que, a sus 71 años, sigue viviendo por y para el arte. Cuando se habla de revolución, se habla de Martirio.

La cantante ha formado parte de la nueva campaña publicitaria de Cruzcampo Patrimonio, una acción en la que la cerveza toma de nuevo el protagonismo y le da valor a los patrimonios más pequeños de Andalucía, los que hacen que la tierra del sur de España sea el territorio que es hoy en día.

MartirioCamarón Chiquito de la Calzada son los nombres principales de una acción que reivindica el arte. EL ESPAÑOL conversa con Martirio y, para ello, la artista se calza su "chándal y los tacones" para tener una conversación "arreglá, pero informal", como dirían los versos de una de sus sevillanas más conocidas. 

Martirio durante la campaña de Cruzcampo Patrimonio en Sevilla.

Martirio durante la campaña de Cruzcampo Patrimonio en Sevilla. Pepo Herrera

Así es Maribel, la auténtica identidad detrás de la mirada más icónica de España, protegida tras el cristal de unas gafas de sol con las que crea una personalidad única de folclórica moderna.

¿Cómo estás, Maribel?

Estoy muy feliz con esta historia. Estoy muy feliz porque es una cosa que va innata conmigo, es decir, toda la vida me ha gustado la cerveza y toda la vida me ha gustado la Cruzcampo. Entonces, para mí, es un honor estar al lado de Camarón o al lado de Chiquito y más en esas etiquetas tan bonitas.

¿Se considera patrimonio andaluz?

No, yo no me considero, a mí que me consideren. Yo bastante tengo con lo mío. Yo soy absolutamente andaluza, a todos los niveles: sintiendo, siendo y contagiando a toda la gente de Andalucía, donde quiera que voy. Nosotros seguimos siendo andaluces allá donde vayamos, contagio a la gente, no de fuera de Andalucía, sino a los propios de aquí.

Sin embargo, tiene la Medalla de Andalucía...

¡Ay! Sí. Mira que tengo muchas medallas, pero para mí la Medalla de Andalucía es fundamentalísima, como la de Huelva, que es mi tierra. Pero la de Andalucía es...

Cuando escucha hablar de los tópicos de los andaluces, ¿le remueve algo por dentro?

A mí me revientan esos tópicos, me revientan en general. Las personas somos únicas y cada uno es de una manera. Aquí hay una cosa importantísima que es el arte. Además, es que somos diferentes: en la manera de comer, en la manera de mirar, en la forma en la que hablamos con la gente, en la naturalidad, en las risas...

El humor te salva en muchas ocasiones y también la introspección; mirarte hacia dentro y quitarte caretas, amarres y ser capaz de llegar al fondo de las cosas. Así se sana el cuerpo y el alma.

La cantante Martirio en una foto de archivo.

La cantante Martirio en una foto de archivo. Europa Press

Hablando de tópicos, ¿duerme la siesta Martirio?

Escúchame, es que yo no soy nada sin mi siesta. (Entre risas). Yo, la siesta sí o sí. Yo empiezo el día dos veces, por la mañana y después de la siesta. Sí, sí, yo la siesta no la perdono.

Martirio fue una de las primeras mujeres en esconder su mirada tras unas gafas de sol y actualmente eso es tendencia. ¿Cómo ha llevado ser una revolucionaria en la industria musical?

Yo siempre trabajo con la intuición y, desde el principio, todo ha sido intuición. Nunca ha habido marketing, nunca hubo alguien que me dijera 'tienes que hacer esto', porque yo nunca les he dejado. Ni a nivel imagen ni a nivel música. Por ejemplo, siempre he querido trabajar con gente que sepa más que yo, pero siempre he manejado yo la cosa.

Para mí, la libertad siempre ha sido fundamental y esta libertad siempre ha estado ligada a la intuición. Yo he hecho lo que me han pedido mis tripas. Soy una mujer de este tiempo, estoy muy en el mundo, me afectan mucho las cosas y, sobre todo, escucho, leo y hablo con gente muy distinta. Eso después hace que tu obra esté impregnada de muchas cosas.

¿Se siente orgullosa de usted misma?

Yo tengo muchas escaleras aún por subir. Hay una espiral, y todavía quedan muchos escalones por ascender. Aún tengo muchas cosas que cumplir y que limpiar, para que, cuando me vaya, pueda irme ligera de equipaje, con el alma absolutamente limpia y llena de amor.

Con tantos años de profesión, habrá conocido a muchos personajes emblemáticos, ¿no?

Yo he tenido la suerte de conocer a muchísima gente que admiraba y de cantar con muchos ídolos. Por ejemplo, yo admiraba mucho a Chavela Vargas y pude cantar con ella, ser su amiga. O Marta Valdés, la compositora cubana, que hasta ahora que ha muerto, con 90 años, nos poníamos WhatsApps.

Tuve la suerte de conocer a Camarón en persona. Es que llevar tantos años en la profesión me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente que me ha enriquecido muchísimo.

¿Cómo fue compaginar su faceta artística con la de ser madre? En esa época, la conciliación familiar funcionaba de forma diferente.

Bueno, no ha sido fácil, pero he tenido la suerte de que nos llevamos 20 años. Mi hijo y yo hemos crecido juntos. Tengo también la suerte de que él también es un enamorado de la música, es un antropólogo genial y yo aprendo de él todo el tiempo. Me ha producido cinco discos. Yo lo admiro profundamente. He tenido momentos difíciles, pero realmente él se ha criado conmigo mamando la música y la gente con la que yo me rodeaba. Es lo más bonito que he hecho en mi vida, mi hijo.

Martirio y su hijo Raúl Rodríguez en una imagen de archivo.

Martirio y su hijo Raúl Rodríguez en una imagen de archivo. Europa Press

¿Qué le parece la España actual?

A mí me gustaría que hubiese mucho más diálogo, que hubiera más educación y más consenso. Todo esto en el terreno político y en la calle. La crispación es muy mala, la educación es buenísima y el diálogo es necesario. Dialogar con educación y ser capaz de escuchar al otro aunque piense distinto a ti. Antes se podía hacer un poco mejor. Hay que ahondar en ese tema y ser capaz de escuchar y ser capaz de argumentar, y que la verdad esté por encima de cualquier tipo de interés.

¿Le han llamado alguna vez de la Casa Real para invitarla a cantar?

Sí, yo he ido dos veces. Lo viví con sorpresa. Me llamaron personalmente en su momento, me trataron muy bien, pero lo que ha pasado -refiriéndose a Juan Carlos I (87)-no tiene nombre. Las cosas han cambiado mucho. Después, he conocido a Felipe (57) y Letizia (52) y también me han tratado muy bien. Yo creo que lo están haciendo bien y no lo tienen fácil. Lo tienen difícil y están haciéndolo lo mejor que pueden.

¿Qué le queda por hacer a Martirio a sus 71 años?

Me queda mucho por investigar, por leer... todo. Me queda ver crecer a mis nietas, ver cómo crecen rodeadas de amor y que se conviertan en dos pedazo de mujeres. Quiero ver a mi hijo triunfar.

Por último, ¿se considera una buena abuela?

Sí. Bueno, soy buena abuela porque me quieren. Porque cuando me ven, se les ilumina la cara de felicidad y yo las miro a los ojos y están vibrantes. Entonces, sí. Yo adoro a mis dos nietas.