Julio Iglesias en una imagen de archivo.

Julio Iglesias en una imagen de archivo. Getty Images

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Julio Iglesias cumple 80 años: manías, fobias, exigencias y adicciones del artista español más internacional

El cantante, que celebra este 23 de septiembre una nueva vuelta al sol, tiene un TOC y es adicto al sexo.

19 septiembre, 2023 02:05

En 1970, Julio Iglesias (79 años) batió su primer gran récord en la historia musical de nuestro país al actuar en 41 conciertos en 41 ciudades en solo 30 días. Tenía 27 años y estaba llamado a ser una de las grandes voces del siglo XX junto a su íntimo amigo Frank Sinatra, Bob Dylan (82) o Elvis Presley. A lo largo de seis décadas, nuestra estrella más internacional también es reconocido por unas manías, fobias, adicciones y exigencias que muy pocos pueden hacer cumplir.

En primer lugar, siempre le han gustado las mujeres jóvenes y guapas, llegando a considerarse él mismo como un adicto al sexo. "La primera vez que estuve en Punta del Este tenía 24 años y hacía el amor tres veces al día", dijo en una de sus entrevistas. En 2006, la revista Maxim hizo una encuesta sobre los famosos que más veces se habían acostado con mujeres y nuestro artista quedó en tercer lugar con una envidiable cifra de 3.000 féminas, solo superado por el actor Charlie Sheen (58) con 5.000 y el músico Gene Simmons (74) con otras 4.600.

Obviamente, la mayoría de sus ligues han sido personas ordinarias, pero entre el largo listado de amantes figuran otras bien conocidas como la modelo venezolana Virgia Sipl 'la Flaca' (71) y la actriz argentina Graciela Alfano (70) -al parecer las simultaneó durante su matrimonio con Isabel Preysler (72)-; la exmodelo Yolanda Hadid (58), madre de las top Gigi y Bella; la actriz tahitiana Vaitiare (59), la intérprete y productora costarricense Giannina Facio (68) o la actriz ítaloamericana Sydne Rome (72). Ya dejó constancia de ello su mánager más importante, Alfredo Fraile: "Si son modelos o azafatas, mejor".

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Julio Iglesias con Raquel Welch en New York.

Julio Iglesias con Raquel Welch en New York. Getty Images

Una de sus manías con la prensa es que detesta y prohíbe que se le tomen imágenes de su perfil izquierdo porque a raíz de una operación de estética se le quedó una pequeña hendidura en el rostro. Obviamente, si está en un concierto en alguna recepción importante como con los Reyes de España no puede controlar a los profesionales de los medios de comunicación. Unas horas antes de conceder una entrevista a Europa Press con motivo de una de sus actuaciones en el Festival de Cap Roig exigió que el cámara de televisión se pusiera a unos veinte metros de distancia, se vio obligado a subirse en una pequeña tarima y a hacer un plano contrapicado. El cantante revisó en todo momento el montaje. Para colmo había una brisilla que hacía que se le moviera el pelo y él se movía ligeramente para que no se notara cierta calvicie.

Tiene un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) por tenerlo todo en orden y bajo control. Aunque no llega a los niveles de David Beckham (48) que en más de una ocasión ha dicho que espera a que su familia se vaya a dormir para que él pueda clasificar las prendas de ropa o alinear las tazas, Julio cuenta con un equipo encargado de seguir a pide de la letra todas sus instrucciones. Si hay algo que no le gusta coge unos cabreos descomunales e incluso llega a poner de patitas en la calle a algunos de sus colaboradores más cercanos.

La persona que mejor le ha conocido ha sido Alfredo Fraile, fallecido hace dos años a causa de la Covid. Convivió con el cantante durante 15 intensos años ejerciendo las labores de manager y confidente lo que propició que publicara la biografía titulada Secretos confesables en la que destaca que cuando Julio conoció a la Preysler le dijo "necesito una boda urgente y secreta" y después de varios años de matrimonio le puso un detective para saber si estaba con otro. En sus páginas desveló que el cantante es hipocondríaco, tiene una complicada relación con sus hijos mayores, envió un millón de dólares para pagar el secuestro de su progenitor.

Julio Iglesias junto a Isabel Preysler y su hijo, Julio.

Julio Iglesias junto a Isabel Preysler y su hijo, Julio. Getty Images

Durante la gira Calor actuó en el verano de 1992 en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Quien escribe estas líneas tenía veintiún años, se estaba familiarizando con los famosos y en ningún momento le avisaron de la prohibición. Tras tomar un sinfín de imágenes de repente dejó de tocar con los pies en el suelo, durante un milisegundo se preguntó qué pasaba, e inmediatamente sintió que dos guardaespaldas le levantaban para echarle fuera del escenario. De hecho, cuando Isabel Preysler acudió a El Hormiguero en 2015 pidió que se le cambiara la silla de sitio para mostrar su lado adecuado porque tal y como confesó "cuando me separé de Julio Iglesias descubrí mi perfil bueno. Él siempre se colocaba de su lado bueno en las fotos y a mí siempre me colocaba de mi lado malo. En todas las fotos que veía yo de esa época veía que estaba pepona". Por este antojo ha llegado a despedir a algunos miembros de su personal.

También resulta llamativo que cierre a menudo los ojos mientras canta. Al parecer esto se debe a raíz del accidente de coche ocurrido en 1962 mientras era portero canterano del Real Madrid y que propició que se convirtiera en cantante. Su sistema nervioso funciona menos de lo debido por lo que si los abre puede perder fácilmente la concentración al cantar.

Uno de sus caprichos más caros desde un punto de vista culinario es el vino. En cierta ocasión no le importó desembolsar un millón de dólares por dos cajas de Romanée Conti del 85. En Madrid uno de sus restaurantes favoritos era Zalacaín, donde Custodio López Zamarra era el maestro sumiller. Siempre estuvo a disposición del intérprete de Hey (1980) y al mismo tiempo sufriendo sus indicaciones. Custodio, ya jubilado, confesó que los Vega Sicilia son la gran pasión del cantante y siempre tenía que tocar la botella para constatar que estuviera con la temperatura ideal. Este profesional en la catadura de caldos afirmó a ¡HOLA! que "Don Julio Iglesias me pidió un Viña Tondonia del año 54 y cuando le traje la botella de la bodega lo primero que hizo fue abrazarla entre sus manos para comprobar la temperatura del vino".

El artista cierra los ojos mientras canta para concentrarse con la letra.

El artista cierra los ojos mientras canta para concentrarse con la letra. Getty Images

Y cuando está en Barcelona le encanta acudir a Casa Castro, una sibarita marisquería que paradójicamente se ubica en el humilde barrio de La Guineueta. Durante unas horas se aleja del oropel para saborear unas gambas y bogavantes recién traídas de su adorada Galicia. El local también lo frecuentan Julia Otero (64) y la relaciones públicas Sandra Araquistain.

Tiene una especial manía por salvaguardar su seguridad y la de su familia. No en vano, sus mansiones en Punta Cana, Bahamas y Florida tienen uno de los sistemas de protección más eficaces del momento, tienen vigilantes armados y decenas de guardaespaldas que vigilan constantemente a sus seres queridos.

En su vasta trayectoria ha conseguido metas prácticamente imposibles de batir. En 1983 recibió el disco de Diamante del Libro Guinness tras vender más de 100 millones de álbumes en el mundo y en 2013 volvió a inscribir su nombre entre sus páginas porque se había convertido en el artista latino más exitoso de todos los tiempos con más de 300 millones de discos vendidos en 16 idiomas. En 1984 obtuvo su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, tiene 2.600 discos de platino y oro cuando en aquella época las ventas por cada premio eran hasta diez veces más alta que en la actualidad, ha cantado ante más de 60 millones de espectadores de todo el planeta y tiene 80 álbumes publicados.