El vidente Rappel y el cantante Carlos Marín en un montaje de EL ESPAÑOL.

El vidente Rappel y el cantante Carlos Marín en un montaje de EL ESPAÑOL. Gtres

Famosos UNA GRAN AMISTAD

Rappel, amigo y guía espiritual de Carlos Marín: "Creía en el más allá y visitó a chamanes y médiums"

EL ESPAÑOL ha contactado con el vidente, quien mantuvo una excelente relación con el vocalista de Il Divo y lo despidió en el Tanatorio de San Isidro. 

29 diciembre, 2021 16:18

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Este pasado martes 28 de diciembre los restos mortales del cantante Carlos Marín, la voz española del grupo Il Divo, han sido incinerados en el cementerio de La Almudena, en Madrid.

Tal y como pudo conocer en exclusiva EL ESPAÑOL, a la incineración acudieron un grupo reducido de 50 personas, entre las que se encontraban su exmujer, Geraldine Larrosa (43 años), y la madre del cantante. Carlos Marín descansará en el mismo nicho que su padre, que también se encuentra en el citado camposanto. 

El lunes tuvo lugar en el Tanatorio de San Isidro su velatorio, y familiares, amigos y seguidores tuvieron la ocasión de darle el último adiós. Pese a que no hay constancia gráfica de su visita, este periódico pudo conocer que el vidente Rappel (76) estuvo en la capilla ardiente, arropando a la familia y despidiéndose del que fue su gran amigo en vida. Ambos mantuvieron una excelente relación de amistad que sumaba varias décadas.

Tanto es así que Rappel se convirtió en el guía espiritual de Carlos Marín. Él era su mejor consejero y el cantante de Il Divo confiaba todos sus problemas en Rappel. Lo llamaba a deshoras para pedirle consejo. Marín creía en el más allá y en las "ciencias ocultas". Así lo explica el famoso vidente en conversación con este medio. "Le gustaba que le echara distintas cartas. Era bastante supersticioso y muy creyente con tema del más allá. Él había tenido algunas experiencias muy importantes", sostiene Rappel al otro de la línea.

El cantante en una imagen de archivo fechada en agosto de 2018.

El cantante en una imagen de archivo fechada en agosto de 2018. Gtres

Usted estuvo el lunes despidiendo a su amigo, Carlos Marín. ¿De dónde surgió su amistad? 

Claro, cómo no voy a estar. Es una persona a la que yo he querido muchísimo. Somos amigos del alma, una gran amistad. Uno de mis mejores amigos. Era una persona entrañable. Lo conocí cuando él estaba empezando a cantar zarzuela. Pues, imagínate: de toda la vida. Fui a primera hora de la mañana a la capilla ardiente. Cuando yo llegué, metí el coche en el parking. Fuera, en la puerta, había un montón de prensa. Pero yo no fui a ver a la prensa, yo fui a lo que iba. Estuve con Geraldine y con su madre. La pobrecita estaba destrozada, ¡cómo va a estar! Le mandé una corona de flores blancas. Porque a él le encantaban solo dos colores: el blanco y el dorado. Él siempre estará en nuestra memoria y en nuestros corazones. 

Fue su mayor consejero 

Él tenía muchísima confianza conmigo. Hemos hablado muchísimo. Cuando estaba en Madrid nos veíamos. Venía a mi casa, nos reímos mucho porque era un hombre muy divertido. Muy simpático. Cuando estaba por ahí, por los países, me llamaba con los cambios de horario... A lo mejor me llamaba a las cuatro de la mañana. Cuando me llamaba a esas horas yo decía 'ya está, el Carlitos'. Le decía '¿tú sabes la hora que es?'. Y me decía que no, que necesitaba hablar conmigo. 

Está muy impactado con su muerte 

Su muerte ha sido una de las que más me han impresionado. Lamentablemente han muerto amigos con esto de la pandemia, pero el caso de Carlos... estuvimos juntos en el mes de octubre, que estaba aquí cuando debutó en El Mago Pop. Estuvimos juntos y charlando. Le pregunté qué proyectos tenía para la Navidad. Me contó que iba a estar en una gira por Inglaterra, que luego iban a Nueva York. Que iba a hacer un disco con Geraldine de dúos de amor. Estaba muy ilusionado. 

Ellos tuvieron una intensa historia de amor 

Geraldine ha sido y será siempre su amor. Ellos tuvieron una relación fantástica, un amor enorme. Se separaron, pero luego después han vuelto a estar juntos. Se adoraban. Ella tuvo una hija con otra pareja, pero Carlos la adoraba como si fuera suya. Él era el 'papá Carlos' y la niña lo llamaba así. 

Le gustaba mucho que usted le echara las cartas, ¿no?

Siempre que estaba en Madrid y cuando me llamaba me decía 'tengo un problema, ¿me puedes coger las cartitas?'. Y yo le decía 'Carlos, ¿ahora?'. Y él me decía 'venga, hombre, hazlo por mí. Ya que te he despertado'. Cuando estaba en Madrid siempre venía a casa y le encantaba que yo le echara la cartas. Le hice también la carta astral y me decía 'me tienes que hacer otra'. Y yo le rebatía que para qué quería otra, si la carta astral te define cómo eres y es una vez en tu vida. 

"Iba a ver a una médium a la India"

El vidente Rappel en un evento público en 2017.

El vidente Rappel en un evento público en 2017. Gtres

¿Era supersticioso?

Le gustaba que le echara distintas cartas. Tengo muchos juegos de cartas; la baraja española, el tarot, el oráculo... Me decía 'échame las cartitas de los ángeles'. Le encantaba. Era bastante supersticioso y muy creyente con tema del más allá. Él había tenido algunas experiencias muy importantes. Había visitado a una médium. Le gustaban estos temas de las ciencias ocultas. Él me contaba 'he estado con un médium que ha contactado con un espíritu que me ha dicho esto o lo otro. ¿Tú qué crees?'. También visitaba brujas, en Argentina o donde fuera. También iba a una médium en la India. 

Confiaba mucho en usted, su padre espiritual, como lo llamaba  

También iba a los chamanes. Yo me reía un montón con él. Le decía que siempre volvía a Rappel. Él decía que yo era su guía, su padre espiritual. Me lo contaba todo y hablábamos de todo. Era muy temeroso con el mal de ojo, por ejemplo. Él tenía mucho miedo a esas cosas. Pero luego le encantaba meterse en todos los charcos y reuniones de chamanes. Le encantaba todo lo que le decían. Todo lo que tuviera que ver con la magia se lo ha recorrido todo en todo el mundo. Llamaba a gente para que le hicieran limpiezas en su casa. 

¿Con qué se queda de él?

Me quedo con lo que era él, con su sonrisa, con su energía. Con lo cariñoso que era. Era como un niño grande. ¡Sus abrazos! Él te abrazaba y no lo hacía de manera protocolaria. Te daba un abrazo con el alma. Cuando te quería, te quería de verdad. Yo me he sentido muy querido por él. Muy valorado. Es una persona que creo que no la voy a olvidar nunca. 

Usted debutó en el teatro gracias a él. Cuéntenos cómo fue 

Cuando yo debuté en el teatro, en 2017, en la Gran Vía, en el Rialto, fue gracias a él porque habló con la productora. Habló con el director de El Rey León y esta persona le comentó que había escrito una obra de teatro pensando en un adivino. Y entonces Carlos le dijo que hablara conmigo para que la protagonizara. Le dijo 'te lo hará muy bien. Tú habla con él'. Hice la obra y él como loco de contento. No pudo asistir porque estaba fuera de España. Ha sido la experiencia de mi vida y fue gracias a él, a Carlitos. 

Carlos Marín en una fotografía tomada en mayo de 2017.

Carlos Marín en una fotografía tomada en mayo de 2017. Gtres

"Siempre estaba de buen humor"

Allá donde esté, seguro que estará cantando

Seguro que estará cantando en el cielo. Él estará en el más allá. Yo sí creo que hay un más allá. En esa otra vida, él tiene que ser feliz y liarla. Donde esté, la lía. Hará que todo el mundo a su alrededor cante y baile. Tenía una gran vitalidad, ¡nunca estaba cansado! Siempre estaba de buen humor y positivo. Nunca en la vida lo he visto triste o negativo. Me decía 'pero cómo me voy a cansar, si hago lo que más me gusta en mi vida que es cantar'. 

Nació con ese don

Él nació con el don de la música y lo supo desarrollar. Donde era feliz era en un escenario. Cuando estábamos en su casa, que íbamos a merendar o a tomarnos una cerveza, se ponía en el piano a cantar. ¡Lo cantaba todo! Cantaba en francés, en inglés, en italiano... ¡Lo que le pidieras! Siempre se muere primero la buena gente. A veces he llegado a pensar que sería mejor ser un poco malo. Con tanta gente que va por la vida haciendo daño, creando envidias, creando mal rollo... y esos viven. ¡Esos no se mueren! 

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