La docuserie de Rocío Carrasco (44 años) está sacando a la luz el desgarrador testimonio de una mujer que ha sufrido durante años y que tras 20 años de silencio ha dado el paso definitivo para narrar su verdad. Tras nueve episodios en los que ha desvelado la durísima convivencia con Antonio David Flores (46) y detallar qué ocurrió con su hija, Rocío Flores (24), aquel fatíco 27 de julio de 2012, este miércoles dará a conocer por qué se distanció de su hijo, David Flores (22).

El 12 de mayo se emitirá el episodio 10 de Rocío, contar la verdad para seguir viva en el que hablará por primera vez de la relación que mantenía y mantiene con su hijo, al que cariñosamente se refiere como "mi enano". El joven vive en Málaga con su padre y su hermana desde poco antes de cumplir la mayoría de edad.

Rocío Carrasco siempre estuvo muy pendiente de su hijo, y él sentía adoración por ella. Gtres

Este sábado por la noche se emitió en el Deluxe el tráiler de lo que se podrá el miércoles que viene. Rocío Carrasco hablará desde el sufrimiento que pasó durante años hasta el que sigue pasando a día de hoy: "David empieza a cambiar cuando su hermana no está en casa. El padre le iba a ver al colegio cuando me tocaba a mí y le decía cosas; que le iba a llevar a grabar un disco, que le iba a llevar a La Voz y que no tenía que estudiar. Veía que iba a terminar como lo otro. Un día llegó y me contó que estaba en el coche con su padre y con su hermana y que iban hablando de mí y él me defendió y le dijeron que si hablaba de mí bien, le bajaban del coche y se iba andando. Me di cuenta que había parido dos veces y no tenía ninguno de los dos".

Carrasco detalla que todo sufrió un giro de 180 grados en la actitud de su hijo David cuando Rocío Flores abandona la casa de su madre tras la fuerte agresión que le propinó en el verano de hace nueve años.

Fue precisamente en el anterior episodio, el emitido el 5 de mayo, en el que Rocío Carrasco Mohedano se derrumbó y se rompió al abordar qué pasó tras esa paliza de julio de 2012 que le dio su hija en su casa de Valdelagua. Explicó también cómo tuvo que acudir al cuartel a prestar declaración y todo lo que vino después. Su caída más dura, y es que ese fue el inicio de su depresión confesa.

Aquel trágico momento quedará grabado para siempre en su momeria: "Ella grita 'no me pegues' porque, según me pega, tiene el móvil abierto, que le ha dado su padre el día 11, el día de las Medidas Provisionales. Lo tenía abierto. ¿Quién estaba al otro lado del teléfono? No lo sé. Ella me gritaba 'no me pegues, no me pegues' y yo le decía, 'Rocío, yo no te estoy pegando', 'Rocío, tranquilízate, para'. Ella no paraba", narró Carrasco el pasado miércoles.

Rocío y David, dos víctimas

Si realmente hay dos víctimas en esta contienda, esté la verdad en las palabras de Rociíto o en las de su exmarido, son los dos hijos que comparten: Rocío y David Flores Carrasco. Con quienes sus padres, de un modo u otro, han hecho negocio desde el minuto en que nacieron, enfrentamiento tras enfrentamiento. Y, posiblemente, sin pensar en las consecuencias que este clima podía causarles.

"Es verdaderamente dañino para ellos", afirma Barbara Zorrilla, psicóloga forense y especializada en violencia de género, en declaraciones a EL ESPAÑOL. Según cuenta esta experta, que además participó en el debate del primer capítulo de la docuserie de Rocío Carrasco, dicho programa afecta "negativamente" a los vástagos principalmente porque ellos tienen construida una imagen sobre sus padres y ver estos episodios pueden dañarla. "Los esquemas mentales nos dan seguridad y verlos cambiados te genera cierta desconfianza. No obstante, lo que más les afecta es el conflicto de lealtades entre sus padres", sostiene.

Rocío y David siempre han estado muy unidos pese a la guerra de sus padres. Gtres

Un escenario en el que los dos hijos son protagonistas desde que tienen uso de razón, lo que acentúa todavía más las consecuencias psicólogicas a largo plazo. "Cuanto más pequeños sean, más graves son las secuelas. Con esos comportamientos ellos construyen su forma de apego. Es habitual que los menores puedan experimentar problemas para relacionarse con un grupo de iguales, que muestren agresividad, que se aíslen, que se sientan culpables, tengan baja autoestima... También es frecuente la sintomatología depresiva y ansiosa", apunta Zorrilla. Efectos que en el caso de una persona con discapacidad, dice esta psicóloga, como es el caso del hijo menor de Carrasco y Flores, pueden desembocar en una "vulnerabilidad mucho mayor". 

[Más información: "Mi hija también me agredió con un cuchillo", "Creo que no se arrepiente de nada": las 30 frases de Rocío]

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