Melania y Donald Trump, salen del Despacho Oval en la Casa Blanca para una ceremonia de firma de la ley 'Take It Down' en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca, en Washington DC, el lunes 19 de mayo de 2025. GTRES
Donald y Melania Trump, de obras en la Casa Blanca: transforman el jardín de rosas diseñado por Jackie Kennedy
El Presidente de Estados Unidos y su mujer han rehabilitado uno de los rincones más especiales de su residencia oficial, cuyo origen se remonta a 1913.
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Desde que empezó su segunda legislatura, el pasado 20 de enero de 2025, Donald Trump (79 años) parece empeñado en aplicar reformas profundas. Estas no solo afectan a asuntos como la política comercial, los aranceles, la inmigración o los recortes de impuestos y el gasto social. El presidente de los Estados Unidos y su mujer, Melania Trump (49) han decidido aplicar cambios también a su vivienda.
El mandatario y la Primera Dama se han puesto manos a la obra y han dado un nuevo aire a una de las zonas más emblemáticas de la Casa Blanca: el jardín de rosas. Este lugar, situado junto al Ala Oeste y frente al Despacho Oval y conocido por ser escenario de discursos, ceremonias oficiales y recepciones de Estado, ha sido rehabilitado por completo.
El frondoso césped que ha cubierto este espacio durante décadas ha sido reemplazado por una superficie pavimentada. Las obras comenzaron a principios del pasado mes de junio y no han dejado indiferente a nadie.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha reformado el jardín sur de la Casa Blanca. GTRES
El jardín, de forma rectangular, mide entre 38 y 40 metros de largo por unos 18 a 20 metros de ancho. Su diseño ha estado estructurado hasta ahora con parterres florales a ambos lados, caminos de piedra perfectamente trazados y una zona central que tradicionalmente ha estado cubierta de césped.
Entre sus especies florales destacaban más de medio centenar de variedades de rosas, acompañadas de lirios, zinnias, impatiens y arbustos decorativos, configurando una composición formal y simétrica.
Un diseño con historia
Sus orígenes se remontan a 1913, cuando Ellen Wilson, esposa del presidente Woodrow Wilson, propuso la creación de un jardín en esa ubicación. Sin embargo, la versión actual, con su estética clásica y refinada, se consolidó en 1962 bajo la presidencia de John F. Kennedy.
Jackie Kennedy fue la Primera Dama que reformó el Jardín de Rosas de la Casa Blanca, en 1962. GTRES
Fue Jackie Kennedy quien diseñó el primer gran cambio del rosal. Inspirada en los jardines europeos, rediseñó el espacio como un recinto que aunara funcionalidad y elegancia.
Jackie encargó los trabajos a la paisajista Rachel Lambert “Bunny” Mellon, quien realizó un rediseño completo del espacio junto al Despacho Oval. Su propósito era crear un jardín formal y clásico que también sirviera para recepciones oficiales y estuviera a la altura de la dignidad presidencial.
Un jardín afrancesado
La Primera Dama organizó el espacio con un césped central ancho y parterres florales a ambos lados, utilizando mayoritariamente rosas y plantas nativas estadounidenses, en un diseño simétrico que evocaba los jardines franceses.
Para tal fin, Mellon introdujo árboles ornamentales (como manzanos silvestres y magnolias), rosas de distintas variedades y setos bajos de tomillo y boj, ofreciendo un resultado refinado, colorido e igualmente adecuado para eventos privados como de Estado.
![Donald y Melania Trump, cuando todavía no estaban casados](["https:\/\/s3.elespanol.com\/2017\/02\/03\/actualidad\/190992326_27982163_320x180.jpg"])
Melania y Donald Trump, en la Casa Blanca, el pasado mes de abril. GTRES
Pero ahora, el colorido jardín de rosas, símbolo del equilibrio entre belleza paisajística y poder político en la Casa Blanca, ya no es el que era. Y es que Trump y su esposa han impulsado cambios tan drásticos como controvertidos.
Entre las medidas más llamativas figura la pavimentación de una parte de los terrenos. La superficie de césped ha sido reemplazada por un enlosado de piedra.
Similitudes con su mansión de Florida
Su objetivo consiste en facilitar la celebración de grandes eventos y banquetes al aire libre, al estilo de la propiedad que tienen en Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida.
Donald Trump y su mujer, Melania, en una imagen tomada el pasado 4 de julio en la Casa Blanca. GTRES
Con una extensión de entre 684 y 800 metros cuadrados, la también llamada Rosaleda ha sido durante décadas un icono de la mansión presidencial y un espacio asociado a la diplomacia y la solemnidad del poder.
Primera reforma en 2017
No es la primera vez que los Trump realizan reformas en la Casa Blanca. Durante el primer mandato, de Donald Trump, en 2017, Melania llevó a cabo una intervención paisajística en el jardín.
El rediseño eliminó parte de la vegetación original y los tonos florales intensos en favor de una paleta de colores más suaves y flores de bajo mantenimiento.
Melania Trump hizo la primera rehabilitación de los jardines de la Casa Blanca en 2017. GTRES
Los Trump también han añadido elementos decorativos más ostentosos, como grandes banderas estadounidenses. Estas incorporaciones rompen con el estilo sobrio y armonioso que caracterizaba el diseño original.
Dos mástiles y un salón de baile
En cuanto al presupuesto, no se han publicado cifras oficiales específicas para la reforma del jardín de rosas como obra aislada. Sin embargo, se sabe que Trump ha financiado personalmente la instalación de los dos mástiles monumentales de 30 metros para las banderas de Estados Unidos.
"Es un regalo de mi parte de algo que siempre faltó en este magnífico lugar", dijo entonces, destacando que el dinero salió de su bolsillo.
Por su parte, el proyecto de construir un futuro salón de baile en la Casa Blanca se ha valorado en unos 100 millones de dólares.
El origen del jardín de rosas de la Casa Blanca se remonta a 1913, cuando Ellen Wilson, esposa del presidente Woodrow Wilson, creó un jardín en esa ubicación. GTRES
Como suele suceder en estos casos, los cambios han generado una fuerte polémica mediática y un amplio debate sobre la preservación del patrimonio. Algunos han criticado la "banalización" de un legado paisajístico, alterando el carácter de un lugar clave en la vida de los líderes norteamericanos.
"Nuevas realidades"
Los reproches más severos proceden de los grupos ecologistas. Estos ya pusieron el grito en el cielo tras la polémica tala del histórico magnolio, del siglo XIX, conocido como el “Jackson Magnolia”.
El árbol, plantado originalmente hacia 1830 por el presidente Andrew Jackson en honor a su esposa fallecida, llevaba casi dos siglos adornando los jardines presidenciales. El líder decidió su derribo el pasado mes de abril debido a su deteriorado estado y al riesgo que representaba para la seguridad del personal y visitantes.
En apenas unos meses, la residencia presidencial cuenta con un insigne árbol menos. Y con menos superficie de césped. No es una cuestión que le preocupe. Donald Trump ha minimizado las críticas patrimoniales y ecológicas argumentando que la Casa Blanca “necesita adaptarse a nuevas realidades”. Dicho y hecho.
