Karol G junto a Hunter Schafer y Dua Lipa en el desfile de Schiaparelli. Instagram
'Celebrities' urbanas en los 'front row', ¿sí o no? Abrimos debate tras la asistencia de Karol G a la Semana de la Alta Costura
La cantante acudió como invitada al desfile de Schiaparelli, sentándose en primera fila con Hunter Schafer, Dua Lipa y Cardi B.
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Karol G (34 años) se ha convertido en un fenómeno que trasciende la industria de la música. La colombiana ha desafiado todos los estereotipos, triunfando en un género dominado por los hombres -el reguetón- y construyendo una marca personal que genera interés, incluso en las más altas esferas.
Así quedó demostrado el pasado lunes, 7 de julio, cuando acudió a la Semana de la Alta Costura en París. Karol G fue invitada por Schiaparelli, ocupando un prestigioso lugar en el front row. La Bichota, como se hace llamar, se sentó junto a la modelo Hunter Schafer (26) y las cantantes Dua Lipa (29) y Cardi B (32). Un sitio VIP que si bien podría catalogarse como un hito en la carrera de la colombiana, ha desatado la polémica.
Su asistencia al desfile de Daniel Roseberry, director creativo de la firma, parece haber incomodado a algunos. La revista especializada Dazed, de hecho, ignoró la presencia de Karol G, al no mencionarla en la imagen que protagonizaba con Hunter Schafer, Dua Lipa y Cardi B. Un gesto que ha desatado la polémica y a la que ha llegado a reaccionar hasta Ricky Martin (53).
"Perdona, pero, ¿quiénes son las damas sentadas al lado de Karol G?", comentó el cantante puertorriqueño en la publicación de Dazed. Un mensaje que suma más de 70.000 likes y que, indiscutiblemente, aviva un debate al que EL ESPAÑOL busca dar respuesta.
Este periódico ha consultado con expertos en moda, quienes responden a la pregunta: "'Celebrities' urbanas en los 'front row', ¿sí o no?"
Jesús Reyes, periodista experto en moda, estilista y CEO de CoolHunting Madrid Comunicación, considera que "esta polémica no solo es injusta, sino que refleja una visión aún arcaica y elitista del sistema de la moda, especialmente en espacios tan cerrados como la Haute Couture parisina",
En su opinión, "negar la legitimidad de Karol G en un desfile de Alta Costura es desconocer por completo cómo ha evolucionado la industria del lujo en los últimos años". Jesús Reyes asegura que "hoy, el lujo también habla en español, en urbano, en diversidad y en autenticidad".
Reyes es "defensor de la moda plural" y siguiendo esta línea, apuesta "por una Alta Costura más permeable, donde la creatividad conviva con la cultura pop sin prejuicios". Con esta visión, recuerda que "las casas de moda ya no pueden seguir hablando solo para una élite europea o anglosajona, sino que deben conectar con audiencias globales, donde figuras como Karol G tienen un peso masivo".
Respecto a por qué se ha puesto el foco en la colombiana, cuando ha compartido con otras dos artistas que hacen carrera en la música y no en la moda, Jesús Reyes asegura que "el problema no es la celebrity, es el prejuicio que aún arrastra parte de la crítica de moda".
Foto mítica del 'front row' hecha por Chiara Ferragni, también invitada al desfile. Instagram
A día de hoy, y así lo explica el periodista, sigue existiendo un "sesgo evidente cuando se trata de artistas latinas o de perfiles no normativos en cuanto a estilo o presencia escénica".
Sobre aquellos argumentos que critican la presencia de celebrities en prestigiosos desfiles por banalizar la experiencia de Alta Costura, Reyes es contundente: "No hay mayor validación que el interés cultural. Si una figura como Karol G logra movilizar a su comunidad hacia el arte de la moda, lo que se está generando es una democratización de lo aspiracional, no su degradación".
Y añade: "La moda se hace relevante cuando se vive fuera de los salones cerrados. Una celebrity como Karol G, con millones de seguidores y número uno en listas musicales, no solo comunica un vestido: lo convierte en fenómeno".
Los valores de Schiaparelli
Al debate también se ha sumado Paloma Herce, periodista experta en moda, quien confirma a este medio que "no es un asunto fácil porque la industria ha cambiado mucho desde los primeros desfiles de los años 50 a los que solo acudían clientas y ni siquiera la prensa tenía acceso".
En su opinión, con una visión "vintage" y si cabe, "romántica" de la industria, "que se haya democratizado la moda le resta algo de magia al sector". Sin embargo, asegura que "es normal que las cosas cambien". Respecto a la presencia de Karol G en el front row de Schiaparelli, recuerda que la cantante "puede reencarnar muchos de los valores de Elsa Schiaparelli", creadora de la firma.
Paloma Herce también pone el foco en la ubicación de la cantante de Tropicoqueta -junto a Dua Lipa y Cardi B-. Así, asegura que Karol G "tiene el mismo mérito que las dos cantantes que estaban a ambos lados, que son mujeres revolucionarias que han roto moldes, como la diseñadora".
"¿Quién sabe que Elsa tuvo relación con Salvador Dalí y que su influencia siempre ha estado ahí? O con otros artistas de la época. O que fue un icono de modernidad, la reina del surrealismo. ¿Sabe el público que lee los artículos del front row o ve alguna imagen en redes sociales de qué iba al desfile? ¿O conocen el nombre de Daniel Roseberry?", se pregunta Herce.
A su vez, reflexiona en torno a la polémica que se ha desatado por la presencia de Karol G: "Creo que ante estas situaciones el espectáculo ha dejado de ser el desfile y ahora es lo que ocurre alrededor". La periodista experta en moda, personalmente, echa en falta "a iconos de estilo que tengan conocimientos en moda, más prensa especializada o profesionales que le den el valor necesario a este arte. Porque precisamente Schiaparelli fue la que elevó esta industria a una categoría superior".
Relevancia mediática
María Verardini, consultora experta en comunicación de moda, presta atención al alcance que puede tener una figura como Karol G en este tipo de eventos. Así, ha comentado: "El front row dejó de ser un espacio puramente reservado a editores, compradores y conocedores del sector hace mucho tiempo. Hoy es, sobre todo, un escaparate estratégico de visibilidad y deseo".
Y añade: "Las casas de moda, incluso las de Alta Costura, necesitan relevancia mediática y viralidad, y las celebridades -sin importar su background- son vehículos fundamentales para ello".
En cuanto al desplante que sufrió la artista colombiana, a diferencia de Dua Lipa o Cardi B, quienes también provienen de la música pop y urbana, "evidencia algo clave: la moda aún tiene prejuicios arraigados sobre quién 'pertenece' y quién no a ciertos círculos".
Verardini sostiene que el perfil de Karol G, "más ligado al reguetón y al mainstream latino, choca con el imaginario 'exclusivo' y eurocéntrico que aún define a la Alta Costura". En su opinión, se deberían plantear dos preguntas: "¿Tiene conocimiento de moda? ¿Debería de ser esa la única métrica?"
Kaorl G en uno de sus conciertos en Madrid. Gtres
Y es que la artista latina, como comenta, "tiene influencia, alcance global, una narrativa de empoderamiento femenino y autenticidad. Además, un público joven, diverso y comprometido ¿No es eso precisamente lo que muchas marcas están buscando?"
La otra interrogante que debería plantearse, en su opinión, es "si la Alta Costura quiere dirigirse a un público tan amplio o quiere seguir siendo tan exclusivo como para solo dirigirse a unos pocos". Así, en su opinión,"se debería replantear si busca ser un universo cerrado o abrirse -sin perder su esencia- a nuevas narrativas".
En esta línea, explica que "lo esencial es que las marcas sean estratégicas y coherentes con el público al que se dirigen -o al que aspiran llegar-". Verardini sostiene que "no todo vale" y que si bien "invitar a celebridades con gran visibilidad mediática puede generar impacto inmediato", hay que preguntarse: "¿Cuánto de ese público realmente entiende, desea o puede acceder a la Alta Costura?"
En el caso de Karol G, "una figura de enorme poder cultural y conexión emocional con millones de personas, cabe preguntarse: '¿Cuánto de su audiencia conoce el valor artesanal, histórico y simbólico que representa la Alta Costura? ¿Y cuánto de ese alcance se traduce en valor real para la firma?"
"La popularidad no siempre implica pertinencia. Por eso, más allá del número de seguidores o titulares generados, cada marca debe preguntarse si esa figura encarna su universo estético y sus valores de forma auténtica, y si su presencia construye o diluye el relato de marca", asevera.