La empresaria germano-danesa Corinna Larsen (58 años), la que fuera pareja del rey emérito Juan Carlos (85) desde el año 2004 hasta 2012, aproximadamente, ha tomado la determinación de deshacerse de una de sus propiedades.

Según desvela el diario británico The Times, Corinna no quiere tener nada que ver con Chyknell Hall, un palacete inglés que adquirió en el año 2015 por la cifra de 6,65 millones de libras.

Tal y como publica el citado medio, Larsen ya ha recibido varias ofertas. La más llamativa, la de 17 millones de libras, unos 15 millones de euros, lo que la haría doblar la cifra por la que la compró hace casi ocho años. 

[Los regalos que Corinna conserva de su relación con Juan Carlos I: 65 millones, joyas y varias propiedades]

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    Chyknell Hall

    Corinna Larsen ha puesto a la venta su palacete inglés, que recibe por nombre Chyknell Hall. Se trata del hogar en el que, según desveló ella misma, sufrió "intrusiones".

    Estas intrusiones, que la empresaria denunció en el caso que aún sigue abierto en Londres contra el rey emérito Juan Carlos I, se produjeron mientras ella estaba en otra de sus propiedades. 

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    Los jardines

    Chyknell Hall, ubicada en el condado de Shropshire, cerca de Birmingham, es una finca majestuosa de 80 hectáreas y que Corinna que compró en el año 2015 por 6,65 millones de libras.

    La mansión, que fue construida en 1814 y ampliada 1858, tiene dos plantas e impresionantes jardines con una gran piscina.

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    Uno de los tres salones

    En el interior de la vivienda hay once habitaciones, tres salones con columnas y chimenea, biblioteca, bodega y sala de billar, todo ello con una decoración de estilo victoriano y muebles clásicos.

    En su día también, la exprincesa también reveló que la adquisión de Chyknell Hall se trataba de una inversión para su hijo pequeño, Alexander, que figura como único beneficiario de la sociedad a través de la cual se realizó la compra. Nada para su otra hija, Anastasia Adkins, fruto de su primer matrimonio, con la que está enemistada.

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    Salón frambuesa

    Se trata de otro de los salones más especiales de la casa. Con las paredes pintadas en color frambuesa, destacan los sofás tapizados al estilo Laura Ashley en color beige y con pequeñas florecillas.

    El suelo es marrón, a juego con el sofá principal y dos de las mesas y, además, lleva cortinas en tono verde oliva, estampadas y chimenea de mármol. 

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    Sus increíbles vistas desde fuera

    En el exterior, establos y un campo de críquet además de una gran extensión de tierras agrícolas, cuya explotación está cedida, una zona de bosque de 23 hectáreas y un coto de caza, que también es explotado por personas ajenas a la propiedad; todo ello con el consiguiente beneficio económico para Corinna Larsen.

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    Piscina

    Corinna Larsen aseguró que se gastó una importante cantidad de dinero en reformarla, casi tanto como el precio por el que la adquirió, por lo que ha duplicado su valor de mercado. Según el diario británico The Times, la empresaria germano-danesa ya habría recibido una oferta de 17 millones de libras, unos 15 millones de euros.

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    Otro salón con chimenea

    La compra de Chyknell Hall está muy relacionada con su historia de amor con el Emérito, pues se produjo tres años después de la donación de 65 millones de euros que recibió del rey Juan Carlos supuestamente como una especie de compensación por todo lo que había sufrido. "Fue un regalo, una donación", expresó Corinna.

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    En el ojo de la justicia

    Así lo justificó Corinna Larsen en su pódcast Corinna y el Rey: "No fue un soborno para que guardara silencio". La fiscalía suiza investigó precisamente esta adquisición, Chyknell Hall, en su proceso legal contra el padre del rey Felipe VI para aclarar la procedencia de comisiones y donaciones, caso que finalmente fue archivado.

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    Más zona de jardín

    Más hectáreas y más zonado de ganado en Chyknell Hall. La espectacular finca de la que ahora Larsen quiere deshacerse cuenta también con más hectáreas de tierra agrícola, explotadas en cesión de derechos. Y con derechos de caza sobre un coto de más de 200 hectáreas, colindante con la mansión.

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    Una mansión con historia

    El palacete inglés, un ejemplo claro de arquitectura regency, típica británica de principios del siglo XVIII fue un encargo para sustituir la antiquísima casa familiar -de la que sólo queda el establo- de los Taylor-Farmer, herederos de una finca del siglo XIII en manos nobles y caballerescas en sus inicios: los Chekes.