El emperador emérito Akihito junto a su esposa, Michiko, en una imagen tomada en mayo de 2019.

El emperador emérito Akihito junto a su esposa, Michiko, en una imagen tomada en mayo de 2019. Gtres

Casas Reales BACHE DE SALUD

El emperador emérito Akihito, de 88 años, sufre una insuficiencia cardíaca

La Casa Imperial ha asegurado que el monarca está recibiendo tratamiento médico. El pasado domingo se sometió a un examen de corazón. 

26 julio, 2022 10:15

El emperador emérito de Japón, Akihito (88 años), se encuentra recuperándose tras ser diagnosticado de una insuficiencia cardíaca, según ha informado este martes 26 de julio de 2022 la agencia de la Casa Imperial, la cual ha aseverado que está recibiendo tratamiento médico.

Akihito, de 88 años, recibió el diagnóstico en el Hospital de la Universidad de Tokio este domingo tras someterse a un examen de corazón, aunque al tratarse de síntomas leves se descartó la hospitalización y "su situación está mejorando", según la misma fuente.

El emérito dejó de ser emperador de Japón el 30 de abril de 2019 debido a la preocupación por su avanzada edad y su deterioro de salud, y abdicó en favor de su hijo, Naruhito (62), que accedió al Trono del Crisantemo al día siguiente.

El emperador emérito de Japón, Akihito, muy sonriente en una imagen de archivo.

El emperador emérito de Japón, Akihito, muy sonriente en una imagen de archivo. Gtres

Akihito fue diagnosticado con una angina hace 10 años y se sometió a una operación coronaria de "bypass", y en 2003 a otra intervención quirúrgica por un cáncer de próstata.

En 2008, también sufrió una hemorragia estomacal, la misma enfermedad que en 1989 se cobró la vida a los 87 años de su padre, Hirohito, quien tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial en 1945 renunció al carácter divino que caracterizaba a su puesto.

Desde que cedió el trono, Akihito ha estado apartado de las actividades públicas, aunque ha aparecido en varias ocasiones junto a su hijo, el emperador Naruhito, por ejemplo, durante el tradicional saludo de Año Nuevo desde el balcón del palacio imperial celebrado en 2020, antes de suspenderse por la pandemia.

Su mujer, también delicada 

En diciembre de 2019, la maltrecha salud de su mujer, Michiko (88), también preocupó mucho, a juzgar por el comunicado que emitió la Agencia Imperial del país nipón, que hizo saltar las alarmas

[Preocupación por el estado de salud de Michiko de Japón]

En el documento, las fuentes reales afirmaban que la antigua emperatriz sufrió vómitos con sangre durante meses que preocuparon tanto a sus médicos como a su familia. 

Desde la Agencia Imperial añadieron también que este proceso remitió gracias a los medicamentos. Los médicos achacaron que esta dolencia se pudo deber al estrés al que se vio sometida en el último año, con la abdicación de su esposo Akihito. Sin embargo, su entorno se mostró preocupado porque estos problemas de salud se sumaban a su avanzada edad y a la notable pérdida de peso que experimentó

La princesa Michiko en la década de los 60.

La princesa Michiko en la década de los 60.

La primera noticia que hacía entrever que la salud de Michiko era delicada se produjo en junio de 2019, cuando la Casa Imperial japonesa anunció que a la emperatriz le habían ser diagnosticado una anomalía en la válvula de su corazón. En ese momento los médicos decretaron que debía hacer reposo y dejar descansar al corazón, para evitar el pulso irregular y el riesgo de sufrir un paro cardíaco. 

Entonces la esposa de Akihito optó por realizar terapias contra el estrés en su tiempo libre como tocar el piano, leer, recolectar la seda de los gusanos del palacio imperial o traducir poemas. 

Sólo unos meses después, en septiembre del citado año, se supo la emperatriz emérita de Japón tenía que someterse a una operación de cáncer de pecho. Los doctores afirmaron que la intervención había sido todo un éxito y que el tumor de un centímetro y medio había sido extirpado sin complicaciones.

Lo cierto es que desde que entró a formar parte de la Familia Real la salud de Michiko siempre ha sido delicada. El estrés y la depresión de una vida tan escrita y repleta de presión (ascendió al trono con una gran oposición por su origen plebeyo) no tardaron en pasarle factura.