Este martes se cumple un mes desde que el duque de Edimburgo (99 años) fue ingresado en el King Edward VII como "medida preventiva". Desde el pasado 16 de febrero, el esposo de la reina Isabel II (94) permanece bajo cuidados y observación médica tras haber sorteado varios problemas de salud que lo han llevado a alcanzar su estancia hospitalaria más larga, generando así gran preocupación y expectación en todo el mundo. Sobre todo, por la poca información que se maneja al respecto.

No fue hasta el pasado 23 de febrero, una semana después de su ingreso, cuando el príncipe Eduardo (56) confirmó que su padre había recibido tratamiento por una "infección". Sus palabras coincidieron con la noticia emitida el mismo día por un portavoz de la casa real británica, que hasta entonces se había limitado a informar que el padre del príncipe Carlos (72) se había sentido indispuesto durante un breve periodo. "El duque de Edimburgo permanece en el hospital King Edward VII, donde recibe atención médica por una infección. Se siente cómodo y responde al tratamiento, pero no se espera que salga del hospital hasta dentro de varios días", explicaron una semana antes de que se complicara su estado de salud. 

El duque de Edimburgo siendo trasladado de hospital. Gtres

El 1 de marzo, los médicos decidieron trasladar de hospital al duque de Edimburgo para hacerle otras pruebas y detectar una afección cardíaca preexistente que, finalmente, le hizo someterse a una intervención dos días después. El procedimiento se llevó a cabo con éxito en el Hospital St Bartholomew, donde permaneció hasta el 5 de marzo cuando regresó al King Edward VII para continuar con su tratamiento "durante varios días". Desde ese momento no se han desvelado más detalles acerca del estado de salud del marido de Isabel II.

Y es que, durante los últimos 30 días, la información sobre el duque ha ido llegando a cuenta gotas. Su hijo, el príncipe Eduardo, su nieto, Guillermo de Inglaterra (38), o su nuera, Camilla Parker Bowles (73) son los únicos miembros de la familia real que han hablado públicamente de su ingreso. Las versiones de los tres han coincidido: "Se encuentra mejor", "tiene buen ánimo" o "mejora ligeramente" son los comentarios que han hecho en referencia al príncipe Felipe. Carlos de Inglaterra, por su parte, ha sido el único que ha visto a su progenitor en el hospital King Edward VII, ya que las visitas están restringidas debido a la crisis sanitaria por la Covid-19. De hecho, esta es la razón por la que la reina Isabel no ha tenido contacto cercano con su marido. 

El príncipe Carlos minutos antes de visitar a su padre en el hospital. Gtres

Su historial clínico

El duque de Edimburgo mantiene en zozobra a sus familiares y al resto del mundo, porque se trata de su estancia más larga en un centro hospitalario. Si bien es cierto que en los últimos años ha frecuentado el hospital, con los 100 años en el horizonte, siempre se ha caracterizado por tener una salud de hierro. De ahí que en la actualidad se haya convertido en el royal más longevo del mundo. En la lista le sigue su mujer, Isabel II, que celebrará su 95 cumpleaños el próximo mes de abril y quien ha sido un gran apoyo para su marido en sus momentos más difíciles. 

De joven, el abuelo de Harry (36) y Guillermo apenas tuvo alguna lesión provocada por la práctica del polo, un deporte que le podría haber generado la artritis severa que padece en una de sus muñecas, de la que ha sido intervenido en un par de ocasiones. Con el paso de los años, el príncipe Felipe también estuvo bajo observación médica, pero en ningún momento había permanecido ingresado más tiempo de lo pensado. A finales de los 80, el Duque fue intervenido de una hernia y, en 1996, de un bulto benigno en la nariz. También ha llegado al hospital por problemas del corazón que lo han llevado a pasar por quirófano, y por pequeños contratiempos, como sus operaciones de cadera y abdomen, planificadas previamente, y para las que solo necesitó estar 11 días ingresado.

La reina Isabel y el duque de Edimburgo en su aniversario de bodas en 2020. Gtres

Por otro lado, en 2019 salió ileso de un aparatoso accidente de tráfico cerca de Sandringham que lo obligó a entregar "voluntariamente" su carné de conducir. Un mes antes, según explicó el Palacio de Buckingham, el príncipe Felipe, "cegado por el sol", chocó el Land Rover que conducía contra un Kia en el que viajaban dos mujeres y un bebé. Aunque él no tuvo lesiones graves, las víctimas sufrieron fractura en la muñeca y la rodilla. Un día después de este altercado, el esposo de la monarca volvió a conducir sin cinturón de seguridad, lo que llevó a la Policía a emitir una advertencia al royal.

[Más información: El duque de Edimburgo, trasladado de nuevo de hospital tras ser operado del corazón]

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