Esta crema de calabaza que vamos a preparar hoy consigue lo imposible: puro sabor esquivando dos enemigos del bienestar: la sal y exceso de grasa. Nos ayudarán varios ingredientes que aromatizan y potencian el sabor, como el curry, el jengibre y la naranja. Todo ello sin enmascarar a la absoluta protagonista: la calabaza. Una hortaliza que, por cierto, es de lo más sano que puedes echarte a la boca. Se habla poco y se valora menos, pero es una fuente de salud absoluta y da mucho juego en la cocina.

Ingredientes

  • Calabaza, 800 g
  • Zanahorias, 3
  • Cebolletas, 2
  • Setas de cardo, 150 g
  • Jengibre, 5-10 g
  • Curry en polvo, 5 g
  • Piel de naranja
  • Caldo de ave, 1,5 l
  • Queso crema, 40 g
  • Chocolate blanco, 50 g
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta

Cómo hacer crema de calabaza asada, curry y jengibre

01: Cortamos la calabaza y la zanahoria y las salteamos

Cortamos la calabaza en cilindros, para contar con una base de apoyo que nos ayude, y la pelamos posada sobre la tabla. La cortamos en trozos grandes. Pelamos las zanahorias y las cortamos también en rodajas gruesas.

En una cazuela con un un par de cucharadas de aceite, salteamos la zanahoria y la calabaza a fuego fuerte. El objetivo es que dore ligeramente y, para ello, que suelte gran parte de su agua la calabaza. Sofreímos durante 15-20 minutos, o hasta que la verdura deje de soltar su agua y se empiece a rustir.

02: Asamos la calabaza y la zanahoria

En ese momento, cuando la zanahoria y calabaza comiencen a coger color, añadimos el curry y unas gotas de agua. Metemos al horno durante una hora a 180º C (si no pudiésemos introducir la cazuela en el horno, pasaríamos previamente la verdura a un recipiente apto).

Vigilamos la cocción de vez en cuando y añadimos un poco de agua si se nos seca demasiado el fondo.

03: Marchamos el sofrito

En una olla, sofreímos las dos cebolletas muy picadas, hasta que quede traslúcida.

Con la ayuda de una cucharilla de café, raspamos el jengibre y lo pelamos. Lo picamos y lo añadimos a la cebolla.

Con un pelador, sacamos una piel de naranja, eliminando la parte blanca. Un buen truco es pelar en zig zag, lo que nos ayudará a que no se nos rompa la piel y así conseguir una peladura larga. Este método de utilizar el pelador moviéndolo en zig zag es muy útil también para pelar tomates sin necesidad de escaldarlos previamente.

La añadimos al sofrito y dejamos cocinar a fuego lento 10-15 minutos más.

04: Juntamos todo y cocemos el conjunto

Una vez asada y deshidratada la verdura y cocinado el sofrito, añadimos la calabaza y la zanahoria a la olla de la cebolla y el jengibre. Añadimos también el caldo y cocemos unos 20 minutos.

05: Preparamos la guarnición

A mí me suele gustar dejar de lado los típicos costrones de pan y optar por otro tipo de guarniciones para mis cremas. La que más me gusta sin duda son las setas o champiñones en dados. Da, y más a esta crema de calabaza, un aporte crujiente en la boca y mucho sabor e intensidad.

Cortamos la seta, hongo o champiñón (en este caso seta de cardo) en dados, ni muy pequeños ni muy grandes. Salpimentamos y salteamos a fuego medio-fuerte, hasta que los dados estén cocinados pero sigan al dente.

06: Trituramos y servimos

Con la crema ya cocinada, vamos a triturarla. Antes de ello, retiraremos la piel de naranja. Lo ideal es servirse de una batidora de vaso, que nos ayudará a que las cremas nos queden mucho más cremosas y finas. De no tener un vaso americano, usaremos la batidora de brazo y colaremos por un chino fino.

Al triturar la crema, añadimos el queso crema y el chocolate blanco, lo que terminará por dar un toque untuoso a nuestra crema.

Nótese que aún no hemos añadido nada de sal a nuestra crema de calabaza. Es el momento de probar y rectificar tanto de sal como de pimienta, pero es muy probable que no necesites añadir nada de sal. ¡El milagro de las especias ha surtido su efecto!

Servimos la crema con las setas como tropiezo y un chorrito de aceite de oliva virgen extra crudo por encima, detalle que no puede faltar en casi cualquier preparación.

Resultado final

Esta crema de calabaza es una perdición. Sin patata, prácticamente sin grasa (aunque le hayamos añadido el plus del chocolate blanco, que sí que resulta poco saludable, pero es una pequeña cantidad, opcional y está riquísima sin él también) y con nada o casi nada de sal. Además, si prescindimos del queso crema (podemos añadir un chorrito de aceite en su lugar para ayudar a que emulsione) tenemos una receta totalmente vegetariana.

Y créeme, cuando pruebes esta crema de calabaza asada no sentirás el hastío que te viene a la mente al comer algo sin grasas, sin sal y con ingredientes vegetales, sino todo lo contrario. Hazte aliado de las especias, son fundamentales para enriquecer tu dieta y sentirte más a gusto haciendo nuestra dieta más alegre, sana y feliz.

El toque del horno y el carácter otoñal que le da nuestra guarnición, redondean esta crema tan diferente y reconfortante. Sólo te queda probarla, no volverás a prepararla de otra manera.