Fernando Cervera en la camilla de la clínica.

Fernando Cervera en la camilla de la clínica.

Salud Investigación

Infiltrado en una clínica de pseudoterapias con la cámara en la mochila: "La quimio es matarratas"

El biólogo Fernando Cervera se infiltra en una clínica donde prometen curar el cáncer utilizando imanes y le desaconsejan que reciba quimioterapia.

31 marzo, 2022 00:33

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En las ciudades de España existen 18.000 centros clandestinos en los que se practican terapias pseudocientíficas para tratar enfermedades. En ellas, personas sin más experiencia que haber participado en el curso de un gurú aseguran que son capaces de curar males utilizando imanes o sus propias manos. Huelga decir que estas prácticas no cuentan con evidencia científica, pero tampoco son inofensivas por mucho que no produzcan daños por sí mismas: evitar que una persona reciba un tratamiento que ha demostrado eficacia tiene consecuencias fatales para la salud.

Que una imagen vale más que mil palabras es algo que el biólogo Fernando Cervera lleva a gala. Durante las Navidades pasadas, Cervera fue invitado al programa de Samanta Villar en la televisión catalana para participar en una charla sobre si la homeopatía era "ciencia o creencia". Por supuesto, este científico defendía la postura de que esta disciplina era una pseudociencia más y para hacerla valer se tomó frente a las cámaras varias decenas de sedantes homeopáticos. Si realmente funcionaban, en poco tiempo el experto debería estar dormido o, directamente, muerto. Sin embargo, nada de esto sucedió.

Ahora, este biólogo se ha propuesto enseñarnos desde dentro cómo es la experiencia de una persona que padece una enfermedad grave y que recurre a una de estas clínicas para curarse. En concreto, Cervera se hace pasar por un paciente recién diagnosticado con un cáncer de pulmón y finge sentirse interesado por las terapias que se ofrecen en uno de estos centros. Este científico —que es miembro de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP)— explica a EL ESPAÑOL que no es la primera vez que se infiltra en una de estas clínicas, aunque nunca había llevado una cámara consigo.

Contra la quimioterapia

"Otras veces lo he hecho para recabar información sobre el estado de las pseudociencias en diversas ciudades, pero ahora me pareció buena idea grabarlo con cámara oculta para mostrar lo que muchas veces no se ve", explica Cervera. "Cuando van los medios de comunicación y se presentan como periodistas, estos terapeutas hablan sabiendo que se van a exponer al público. Para entender bien lo que pasa hay que verlo como un paciente y, por eso, decidí hacerlo". Poco después de contactar por teléfono con la clínica, la voz al otro lado de la línea le recomienda que posponga su tratamiento con quimioterapia.

Según la mujer que atiende en esta clínica, la razón por la que el protagonista padece un cáncer de pulmón es porque no ha resuelto un conflicto que, en este caso, es el miedo a la muerte. Para ello, le propone dos tratamientos combinados: el biomagnetismo y la nueva medicina germánica. El primero pretende hacer remitir el cáncer usando imanes, o pares biomagnéticos, y la segunda, directamente, no tratar el cáncer porque, supuestamente, este es la manifestación de un trauma psicológico que hay que resolver para que la enfermedad remita. 

Cervera explica que estos movimientos no critican en público a la quimioterapia y se venden como complementarios a terapias basadas en la evidencia. Sin embargo, en conversación privada con los pacientes les recomiendan que pospongan la quimioterapia y las biopsias: la primera porque "es matarratas" y las segundas porque dejan cosas dentro de nosotros. "El creador del biomagnetismo dice que no se puede aplicar en personas que se están dando quimioterapia. Esto interviene en el tratamiento por mucho que lo llames terapia complementaria, es una estafa que sustituye a la quimioterapia. Esto es lo que se explica en las consultas y otra cosa es lo que dicen delante de las cámara", asegura Cervera.

Clínicas ilegales

La quimioterapia es un tratamiento usado frecuentemente en el tratamiento contra el cáncer y, si bien tiene fuertes efectos secundarios, sus buenos resultados están probados y, como recuerda Cervera en el documental, ha salvado un gran número de vidas. Sin embargo, la condena a este tratamiento es muy frecuente en este tipo de clínicas: el biólogo asegura que se produce en todas en las que ha estado y que la que aparece en el documental fue la primera que le apareció en una rápida búsqueda en Google, no tuvo que buscar demasiado para escuchar estas declaraciones.

El biólogo acude a su primera cita acompañado del periodista Javier Cavanilles, quien finge ser su pareja. Portan una cámara oculta y 70 euros para su primera sesión de 2 horas —las siguientes, que son más cortas, tienen un precio de 40 euros—. Lo primero que encuentran es que el domicilio en el que tienen lugar las terapias no tiene ninguna placa con el nombre o la descripción del negocio. "La normativa es bastante clara: la ley de centros y profesiones sanitarias dice que estos centros no pueden existir si no hay profesionales sanitarios al frente. Ahora bien, a la hora de aplicar la ley las autoridades competentes de sanidad no hacen su labor de revisión", dice Cervera.

Estos terapeutas reciben una formación en un curso de la pseudociencia que aplican, compran el material y montan sus negocios. El autor del documental explica a este periódico que en España hay cientos de centros repartidos por todas las provincias para recibir esta formación, aunque los más importantes se sitúan en Madrid y en Barcelona. La terapeuta que aparece en este documental también asegura haber participado en uno de estos cursos. 

Negacionismo en pandemia

Poco después de entrar en la clínica, la terapeuta —que se muestra risueña y amable— invita a los dos investigadores a quitarse la mascarilla. Según explica, el ozonificador está conectado y con eso es imposible contagiarse de coronavirus. Sin embargo, esta no es la única idea estrafalaria que esta mujer tiene de la infección más popular de estos dos últimos años: en el vídeo cuenta que la enfermedad realmente ha existido, pero que desde hace un tiempo ya no está presente y lo que anda circulando entre nosotros es otra cosa que pulverizan con aviones sobre las ciudades. 

La pandemia, precisamente, es uno de los eventos que nos ha hecho darnos cuenta de la cantidad de gente en España que empatiza con los mensajes negacionistas. Eso sí, Cervera explica que aunque "en un contexto de pandemia todas estas cosas se hacen más evidentes", el negacionismo y las pseudociencias que le acompañan "tienen un peso muy importante en nuestra sociedad". Y, de hecho, el experto señala que ahora es preocupante el surgimiento de una minoría de médicos negacionistas "que predican en contra de la medicina científica".

Durante el documental puede verse a esta terapeuta cargar con los tratamientos eficaces de la medicina oficial, achacar el supuesto cáncer de pulmón del protagonista a un accidente de montaña que padeció o, incluso, revisar al paciente la proporción de microorganismos que le acompañan tocándole los pies. Hasta ahora, Cervera ha publicado dos entregas de su documental y adelanta que en la próxima "vamos a ver cómo las creencias de la nueva medicina germánica o la bioneuroemoción tienden a separar a las personas de su familia". Una práctica que, desgraciadamente, es muy común en este tipo de entornos.