La ciática puede que sea uno de los dolores más molestos que existen. Y quien lo sufrió, lo sabe. Seguramente no sean pocas las personas que lo hayan sufrido alguna vez, porque el 40-50% de la población experimentará este dolor en, al menos, una ocasión a lo largo de su vida. La ciática produce en ocasiones un dolor que llega a ser muy incapacitante; de hecho, es una de las primeras causas de absentismo laboral en nuestro país. Para tratar el dolor ciático, existen diversos tratamientos que variarán dependiendo de su gravedad e intensidad. Veamos qué opciones tenemos. 

"La ciática es el nombre que vulgarmente utilizamos para referirnos a un dolor de espalda que irradia por las piernas. Cualquier cosa que irrita el nervio ciático puede causar dolor, que puede ir desde un dolor leve a uno más severo. La ciática generalmente, es causada por un nervio comprimido en la columna lumbar, que es la parte inferior de la espalda", explica a EL ESPAÑOL Juan Pérez Cajaraville, director de la Unidad de Dolor de HM Hospitales y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española del Dolor (SED). 

En ocasiones, la ciática se suele confundir con un dolor de espalda cualquiera, pero esto no es en absoluto así: la ciática no se limita sólo a la espalda. El nervio ciático es el nervio más largo y ancho del cuerpo humano, explica el doctor, se extiende desde la zona baja de la espalda, a través de nalgas y baja por las piernas, terminando debajo de la rodilla o en los  pies. La ciática se debe, por tanto, a algo que presiona o que daña el nervio ciático. 

¿Por qué suele aparecer la ciática? 

Es importante tener en cuenta que la ciática no es una enfermedad como tal, sino un síntoma muy común de otras y muy variadas afecciones médicas. 

Sin embargo, y tal y como explica Pérez Cajaraville, en un 90% de los casos, la ciática se debe, muy posiblemente, a alguna de estas tres afecciones: a una lesión del disco intervertebral, como por ejemplo una hernia, que es la causa más común; a una estenosis espinal (estrechamiento de la parte de la columna por donde pasan los nervios) o a una espondilolistesis (condición en la que un disco se desliza hacia adelante sobre la vértebra debajo de él). 

Otras causas, aunque mucho menos frecuentes que las anteriores, son: tumores dentro de la columna que pueden comprimir la raíz del nervio ciático; infecciones; lesiones de la columna vertebral como fracturas o quistes y el síndrome de la cola de caballo, que es una condición rara pero grave que afecta los nervios en la parte inferior de la médula espinal.

Dependiendo de la causa y del daño, la evolución de la ciática será de una manera u otra. "Las molestias y limitaciones que provoca pueden ser muy incapacitantes, pero es raro que se mantengan en el tiempo", asegura Pérez Cajaraville. Por ello, explica que "tras una fase aguda en la que el dolor es muy intenso, la mayoría de las personas mejoran por sí mismas en unos días, sin requerir tratamiento médico alguno. El reposo sólo está recomendado en esta primera fase de menos de tres días de evolución. Después recomendamos evitarlo  todo lo posible". 

Después de esto, y una vez reducido el brote de dolor, lo más recomendable y efectivo es "ir retomando poco a poco la actividad normal, evitando, eso sí, realizar grandes esfuerzos o sobreesfuerzos", añade el experto. Por lo general, para la evolución posterior de la ciática, es importante prestar atención a dos aspectos fundamentales: a reforzar la musculatura de la espalda, -para ello, basta por ejemplo con practicar ejercicio físico y deporte- y a proteger la espalda no elevando objetos pesados ni agachando la espalda. 

Por último, y en el caso de que aparezcan dolores ciáticos cada vez más frecuentes o que no mejoren espontáneamente, será recomendable acudir al médico de familia. "Él derivará a un traumatólogo, a un neurocirujano o a una unidad de dolor, donde realizarán y aplicarán técnicas mínimamente invasivas, con el fin de intentar no tener que llegar a una cirugía", apunta el experto.  

Una de las malas noticias es que la ciática es difícil de prevenir, porque "todo lo que sea prevención debe centrarse en el cuidado de la columna y zona lumbosacra, que siempre la estamos forzando", afirma el experto. Es cierto que sí se podrá la ciática en algunos casos con ejercicio regular y con una adecuada postura postural, tanto de pie como sentado, como a la hora de coger y levantar peso y objetos". 

La ciática es más frecuente en la década de los 30, por tanto éste será uno de los mayores factores de riesgo para tener o sufrir una ciática. Otros factores de riesgo son los profesionales o trabajos que requieren levantar cargas pesadas durante largos períodos; un estilo de vida sedentario; el sobrepeso y el tabaco. 

"Las personas que se sientan por largos períodos y están físicamente inactivas tienen más probabilidades de desarrollar ciática, en comparación con las personas activas", afirma el experto. 

¿Qué hacer para que se pase la ciática?

Para tratar la ciática, habría que diferenciar también según el dolor. En este caso, existen dos tipos de ciática: ciática aguda, que suele responder bien a los tratamientos; y ciática crónica en la que habrá que seguir una combinación de medidas de autocuidado con tratamiento médico.

En el caso de la ciática aguda, según explica Pérez Cajaraville, la mayoría de los casos responden bien a las medidas de autocuidado. Estas medidas son fundamentales: reposo de máximo dos ó tres días; tomar analgésicos comunes como paracetamol o ibuprofeno durante un corto periodo de tiempo, como máximo una semana (es importante consultar con el médico cuáles son los mejores y más recomendables); y hacer ejercicio o actividad física, como caminar o realizar estiramientos ligeros. 

"Los pacientes con lumbalgia aguda deben estar activos y continuar con su actividad habitual, dentro de los límites permitidos por el dolor", afirma el médico. 

Por otra parte, para tratar la ciática crónica no basta solo con autocuidados sino que es importante sumar también un tratamiento médico adecuado, dependiendo del caso. "Si el dolor agudo no cede, seguramente necesitemos realizar pruebas de imagen o electrofisiológicas para ayudar a identificar qué está comprimiendo el nervio ciático y causando los síntomas", explica el experto. 

Además y simultáneamente, añade, "en las unidades de dolor propondrán distintos tratamientos que van desde medicación con diferentes principios activos a la realización de técnicas como infiltraciones periféricas, epidurales o aplicando radiofrecuencia contra el dolor. Todo ello irá acompañado de una posible terapia física y/o psicológica, si es necesario". En cualquier caso, "te recomendamos que agotes todos los tratamientos no quirúrgicos antes de valorar con tu médico la posibilidad de abordar tus problemas de dolor mediante una cirugía. De todos los pacientes que presentan dolor lumbar, solamente una minoría son candidatos al tratamiento quirúrgico", concluye Pérez Cajaraville. 

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