El bypass gástrico es una de las técnicas de cirugía bariátrica más empleadas en todo el mundo para el tratamiento de la obesidad. Supone beneficios para el paciente a través de dos vías. Por un lado, reduce el tamaño del estómago, para que el operado se sienta saciado tras ingerir una cantidad de comida menor de lo normal. Por otro, puentea el intestino delgado, de modo que los alimentos pasan directamente desde el estómago hacia su parte más baja, reduciéndose así buena parte de su absorción.

Además, se trata también de un procedimiento de utilidad para otras patologías, ya que se ha comprobado que los pacientes operados mejoran también en otras afecciones, como la apnea del sueño o la hipertensión. Incluso se han dado casos en los que se han revertido todos los síntomas de la diabetes tipo 2.

Sin duda se trata de un tratamiento muy beneficioso, pero no deja de ser una intervención invasiva, con todos los posibles contratiempos que esto conlleva. Por eso, un equipo de investigadores del Brigham and Women’s Hospital, de Boston, ha desarrollado una nueva técnica que reúne todos los beneficios de esta intervención, en una sola píldora que el paciente podría tomar antes de las comidas.

Un material que recubre el intestino

La base de su estudio, que ha sido publicado en Nature Materials, ha sido el desarrollo de un material capaz de recubrir el intestino de forma reversible, de modo que se disminuya la absorción de los alimentos, de una forma similar a la que tendría lugar tras la cirugía.

Necesitaban un material que se adhiriera al intestino, pero que se disolviera pasado un tiempo, evitando posibles efectos adversos. Por eso, recurrieron al LuCI, un compuesto que ya había sido aprobado previamente por la FDA para el tratamiento de úlceras gastrointestinales. Al poder reducirse a polvo, puede introducirse fácilmente en una píldora, que debería ser ingerida por el paciente antes de comer.

Por el momento, los resultados en ratas han sido muy positivos, ya que una vez que el material se depositaba en el intestino delgado de los roedores generaba sobre él una fina capa que impedía el contacto de parte de los nutrientes de los alimentos y, además, reducía la respuesta a la glucosa en un 47%, por lo que reproduciría los resultados frente a la diabetes tipo 2 que ya se habían observado tras la cirugía.

Finalmente, pasadas tres horas, el compuesto se disolvía y el intestino recuperaba su funcionamiento normal.

Todavía queda mucho por investigar, pero estos investigadores creen que se encuentran en el buen camino y que, además, su descubrimiento también podría servir para administrar medicamentos en el intestino de forma muy específica.

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