Activistas de Just Stop Oil vandalizando un Van Gogh con sopa de tomate.

Activistas de Just Stop Oil vandalizando un Van Gogh con sopa de tomate.

Nutrición Activismo

Tres alimentos que no sólo arrasan un Van Gogh: así daña también el puré de patatas tu salud

Defender el clima arrojando comida a obras de arte ha dado protagonismo también a tres alimentos que son perjudiciales para la dieta diaria.

25 octubre, 2022 03:10

Los girasoles de Van Gogh, Los almiares de Monet y la figura de Carlos III de Inglaterra en Madame Tussauds han recibido en las últimas semanas una merienda inesperada. Ciertas asociaciones de activistas contra el cambio climático —como Just Stop Oil, que se hizo popular en España hace tan sólo una semana— han puesto de moda vandalizar obras de arte para protestar contra la falta de acción para evitar el cambio climático. Lo diferente es cómo lo hacen: lanzando comida contra estas piezas.

"Millones de familias hambrientas y con frío no pueden permitirse pagar el precio al que se encuentra el combustible. Ni siquiera pueden darse el lujo de calentar una lata de sopa", gritó la activista que derramó una sopa de tomate contra el Van Gogh por toda justificación. La performance se dispuso después de que Liz Truss, primera ministra del Reino Unido durante 45 días, levantase la prohibición del fracking, una técnica para potenciar la extracción de gas y petróleo que puede contaminar el agua y la atmósfera.

De todas formas, esta manera de protestar no ha convencido a muchos que se preguntan qué tiene que ver el arte en todo esto y temen por el legado de estos artistas. Los ataques a las obras han continuado y para atacar otras se han elegido otras armas políticas tales como un puré de patatas y una tarta de chocolate. Probablemente hayan sido elegidos por su capacidad para pringar el objeto sobre el que caen, pero también comparten una característica común: son tan dañinos para las obras de arte como para tu salud.

'Tartazo' al 'rey'

Empecemos por el último tentempié que le han rebozado por la cara al clon inanimado de Carlos de Inglaterra, una tarta de chocolate. Este es, sin duda, el alimento utilizado que más fácilmente identificamos como peligroso para nuestra salud. Es evidente que, a pesar de ser uno de nuestros placeres favoritos, estos productos se basan en un altísimo porcentaje en harinas refinadas y, directamente, en azúcares. Es decir, son alimentos que tienen un valor energético demasiado alto y, por eso, es fácil superar la cantidad diaria recomendada de calorías.

Pero además de ese riesgo evidente de que aumente nuestro peso corporal, las tartas de chocolate tienen un altísimo índice glucémico. Esto es la capacidad de un alimento de elevar la proporción de glucosa en sangre poco después de comer; en este sentido, cuanto más alto es este índice, más rápido y más pronunciado es este aumento en el torrente sanguíneo. Los alimentos que comparten estas características se asocian a un mayor riesgo de padecer diabetes ya que fuerzan la segregación de insulina por el páncreas.

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Comernos una porción de tarta de Pascuas a Ramos no nos hará un grave daño a nuestra salud si la inmensa parte de nuestra dieta es saludable. Ahora bien, aunque ninguna tarta puede considerarse saludable, siempre es mejor elaborarlas en casa porque controlamos los ingredientes. La tarta que Just Stop Oil ha estampado a la figura de cera, además, es una tarta prefabricada, probablemente de supermercado. Claro, si el objetivo es usarla de arma arrojadiza no es importante dedicarle tiempo a su elaboración. Si vamos a comerla, sí; los ultraprocesados —lo que son estas tartas— se relacionan con un mayor riesgo de mortalidad.

Salpicaduras procesadas

Apenas 24 horas antes del tartazo en el Madame Tussauds de Londres se produjo otro ataque a una pintura famosa en el Museo Barberini de Potsdam, muy cerca de Berlín. En este caso, fueron Los almiares de Monet el que se llevó una gran salpicadura de puré de patatas. Los purés de patatas más famosos también son productos ultraprocesados que se compran en el supermercado y suelen venir formato de copos que hay que reconstituir en con leche. Estos no son los purés de patatas más recomendables.

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Pero tampoco los que podemos hacer nosotros en casa. La patata es un alimento que está lleno de almidones, unos carbohidratos que con mucha facilidad se convierten en azúcares simples. Además, no tienen demasiada fibra, un componente que normalmente ayuda a que el azúcar entre más despacio en la sangre. Si encima machacamos las patatas hasta que llegan a la textura de un puré, rompemos sus estructuras y el azúcar se libera. Por eso, comerlas en esta receta aumenta considerablemente su índice glucémico.

Y, por último, la sopa de tomate que con la que bañaron Los girasoles de Van Gogh en la National Gallery de Londres y empezó toda esta vorágine. La sopa de tomate es una conserva de lata a la que no estamos demasiado acostumbrados en España: no es un gazpacho, ni tomate triturado, ni frito. En concreto, la sopa de tomate que arrojaron estos activistas era de la marca Heinz. Si observamos sus ingredientes en internet observamos "tomate (84%), agua, aceite de colza, harina de maíz modificada, sal, leche en polvo, proteínas de la leche, crema de leche, extracto de especias, extracto de hierbas, ácido cítrico".

Es decir, se trata de otro alimento ultraprocesado a pesar de que su componente mayoritario sea el tomate. Existen alternativas mucho mejores a este producto y, sobre todo, en nuestro país. El salmorejo es una de ellas y, además, en muchos casos pueden encontrarse algunos envasados del supermercado que son considerados como saludables por los expertos.