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    No te fijes en la grasa

    Tanto para el desayuno como para la merienda, para el postre de la comida o de la cena, el yogur es un alimento que entra a, prácticamente, cualquier hora. Por esta razón, este lácteo nunca falla en la lista de la compra semanal en España. Es fácil perderse en el pasillo de los yogures del supermercado; sus estanterías están repletas de productos y productos con reclamos diferentes. Por eso, ¿cómo podemos distinguir cuál es el mejor?

    La información más interesante que podemos consultar en estos productos es la que viene en letra pequeña y en la parte trasera. La parte frontal, normalmente, está dedicada a anunciar reclamos tales como "0% materia grasa" o "con bífidus". Sin embargo, estos rasgos no son tan importantes como el hecho de que lleven pocos ingredientes y, preferiblemente, sólo dos: leche —fresca, en polvo o ambas— y fermentos lácticos.

    El ‘boom’ de los yogures desnatados en los últimos años ha provocado que la grasa de los yogures adquiera una fama inmerecida. A pesar de que la grasa de la leche está formada en su mayoría por ácidos grasos saturados, no se relacionan con problemas para la salud. De hecho, vienen acompañadas de minerales y de vitaminas que los desnatados suelen perder. Esto hace que los yogures con más grasa no sean siempre los peores.

    A continuación, cuatro yogures del supermercado de más a menos contenido de grasas.

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    El yogur griego

    Hace unos años nos resultaba imposible pensar que se puede perder peso y llevar una dieta saludable comiendo yogur griego. Su textura densa gusta levanta pasiones, pero su mayor contenido de grasa pone en alerta a muchos consumidores. En concreto, los yogures griegos contienen cerca de un 10% de grasas.

    De todas formas, no todos los yogures griegos valen. Ni los de sabores ni los de trozos de chocolate o de fruta son saludables porque llevan demasiado azúcar añadido. Los de sabor natural, por el contrario, sí que son recomendables: sólo tienen leche, fermentos lácticos y nata. Además, los yogures griegos suelen tener algo más de proteínas que el resto.

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    El yogur natural

    Aunque puede parecernos el yogur menos atractivo del supermercado, no lo deberíamos despreciar. Puede que este lácteo no tenga sabores ni trozos, pero todos los nutricionistas coinciden en que es el que deberíamos comprar. Si bien la composición de este yogur es sencilla, es uno de los que más grasa tiene: cerca de un 3%.

    Eso sí, el yogur natural es un alimento saludable. Comer un yogur natural al día de manera habitual reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico. Si su sabor resulta demasiado agrio se puede endulzar añadiendo nosotros mismos trozos de fruta.

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    El yogur de sabores

    Sin duda, estos son los yogures más populares del supermercado: son una versión dulce y afrutada del yogur natural de toda la vida. Ahora bien, mientras que el natural se considera como un alimento saludable, estos no lo son. Mientras que el yogur natural está formado casi al completo por leche fresca, en estos aparece el temido azúcar añadido.

    Estos yogures son el ejemplo perfecto de que simplemente por el hecho de tener menos grasas no tienen por qué ser más saludables. Los yogures de sabores tienen menos de un 2% de grasas, pero casi el triple de azúcares: concretamente, contienen un 12% de azúcares, frente a casi el 4% que tiene un yogur natural.

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    El yogur 0%

    Uno de los alimentos de dieta más emblemáticos —junto al refresco light o las insípidas tortitas de maíz— son los yogures 0% materia grasa. Estos yogures, además, suelen venir reforzados con otros microorganismos saludables como el bífidus. Aunque parezcan los mejores del súper, sigue siendo más recomendable un yogur natural.

    Si bien es cierto que tienen muy poca grasa —un 0,4%—, su diferencia de calorías no es demasiado amplia: un yogur natural supone 67 kilocalorías y uno 0%, 50. Al quitarles grasa láctea, con ella también desaparecen algunas vitaminas y minerales. Además, contienen un 5% de azúcares, algo más que un yogur natural.